El dictador que quiere ser rey
Presidente de Gambia desde 1994, Yahya Jammeh. / Foto: AFP
Acaba de cumplir veinte a?os en el poder, pero como no le parece suficiente ahora coquetea tambi¨¦n con la idea ser rey. Yahya Jammeh, presidente de Gambia, militar que gobierna con mano de hierro este peque?o pa¨ªs africano tras dar un golpe de estado en 1994, jefe de Estado que persigue con id¨¦ntico ah¨ªnco a periodistas d¨ªscolos, opositores, homosexuales y, en general, a todo aquel que ose llevarle la contraria, fiel seguidor de la brujer¨ªa que se cree investido de poderes m¨¢gicos para, por ejemplo, curar el SIDA, y, en fin, un dictador salido de la vieja escuela de Obiang, Mugabe o los ya fallecidos Idi Am¨ªn o Mobutu Sese Seko, se acaba de convertir por obra y gracia de un decreto presidencial en Babili Mansa, lo que traducido de la lengua manden viene a significar algo as¨ª como el Rey que Desaf¨ªa a los R¨ªos. Al mismo tiempo, un diputado de la mayor¨ªa presidencial ha planteado en el Parlamento la conversi¨®n de esta rep¨²blica en una ¡°monarqu¨ªa constitucional¡±. Y en Gambia nada pasa por casualidad.
Esta historia comienza hace cuatro a?os. A mediados de julio de 2010, el presidente Jammeh inauguraba a bombo y platillo el puente Sankulay Kunda en la ciudad de Janjangbureh, una infraestructura largo tiempo demandada por los ciudadanos. Esta obra hab¨ªa vivido numerosos problemas y retrasos, debidos, seg¨²n la creencia popular, a la presencia de genios y esp¨ªritus en el r¨ªo que trataban de frenar la construcci¨®n del puente, algo que incluso fue puesto de manifiesto por el propio Jammeh durante la inauguraci¨®n del mismo. En pleno fervor de adoraci¨®n al l¨ªder, el secretario general de Servicio Civil, Njogu Bah, tom¨® la palabra para calificar esta obra de ¡°algo que parec¨ªa imposible¡± e inst¨® a todos los gambianos no solo a votar en las elecciones del a?o siguiente por el presidente, sino a asegurarse de que no votaban por nadie m¨¢s en futuros comicios. Fue entonces, en medio de discursos laudatorios, que el nombre de Babili Mansa comenz¨® a forjarse.
V¨ªdeo de la canci¨®n Babili Mansa cantada por Abou y Fafa.
Pocos meses despu¨¦s, el cantante guineano y griot personal del l¨ªder gambiano, Sakouba Bambino Diabat¨¦, editaba un disco ensalzando la figura de Jammeh poni¨¦ndole por t¨ªtulo precisamente ese, Babili Mansa. Durante la presentaci¨®n, a la que acudieron ambos, el jefe de Estado no escatim¨® en elogios a su artista de cabecera e hizo incluso alguna revelaci¨®n respecto a sus gustos musicales cuando asegur¨® que ¡°estamos muy orgullosos de Bambino porque vemos a otros m¨²sicos que comienzan su carrera y luego cambian a ritmos occidentales, como el hip hop. La m¨²sica africana no se puede mezclar con la occidental. Pero ¨¦l no, ¨¦l sigue ligado a la cultura africana¡±.
As¨ª, poco a poco, gracias a los miles de seguidores incondicionales del presidente, cuya figura se idolatra en p¨²blico en todos los rincones del pa¨ªs (y se critica muy en secreto), y a la m¨²sica de Sakouba Bambino, el apelativo de Babili Mansa se fue extendiendo. Y la idea de convertir a Jammeh oficialmente en rey comenz¨® a surgir. ¡°?Para qu¨¦ vamos a estar haciendo costosos comicios cada cinco a?os? No vale la pena, le entronizamos y ya est¨¢¡±, comentaban algunos jefes tradicionales. Despu¨¦s de las elecciones de 2011, que el presidente gan¨® con el 72% de los votos, un periodista se lo pregunt¨® directamente. ¡°Si eso es lo que quiere el pueblo gambiano, yo estar¨¦ de acuerdo¡±, fue la respuesta del l¨ªder. Y a buen entendedor¡
Mapa de Gambia, un pa¨ªs dentro de Senegal atravesado por el r¨ªo Gambia.
El proceso, sin embargo, no es sencillo. Seg¨²n la Constituci¨®n gambiana para llevar a cabo un cambio de r¨¦gimen de la rep¨²blica a la monarqu¨ªa habr¨ªa que organizar un refer¨¦ndum en el que hubiera una participaci¨®n de al menos el 60%, todo ello despu¨¦s de la aprobaci¨®n de una proposici¨®n de ley en la Asamblea Nacional. Precisamente en esta sede parlamentaria, Abdoulie Saine, diputado y miembro del partido Alianza para la Reorientaci¨®n y Construcci¨®n Patri¨®tica, creado en 1996 por el presidente para blanquear su golpe de estado y concurrir a las elecciones, acaba de abrir oficialmente la caja de Pandora al plantear esta opci¨®n. ¡°Podemos coronarle (a Jammeh) a nuestra manera. Deber¨ªamos tener una monarqu¨ªa constitucional¡±, dijo el diputado.
Con el debate en la calle y las elecciones dentro de un a?o y medio, el propio Jammeh no ha dudado en dar otro paso en esta direcci¨®n. El pasado mes de agosto, pocas semanas despu¨¦s de cumplir 20 a?os en el poder, un decreto firmado por el propio presidente a?ad¨ªa el t¨¦rmino Babili Mansa a su ya largo nombre oficial, que quedaba como sigue: Su Excelencia Sheikh Profesor Alhaji Doctor Yahya Abdul-Aziz Jamus Junkung Jammeh Nasirul Deen Babili Mansa. De hecho, los rumores sobre una posible coronaci¨®n coincidiendo con su pr¨®ximo cumplea?os, el 25 de mayo de 2015, se han extendido como la p¨®lvora en Gambia.
Yahya Jammeh, con sus atributos de poder, en la capital gambiana. / Foto: AFP
La idea cuenta con detractores, desde luego. Tanto en la oposici¨®n extraparlamentaria, la ¨²nica posible, como en el seno del partido en el poder, aunque siempre en voz muy baja debido al miedo a contradecir al l¨ªder que impera en este pa¨ªs. Seg¨²n la activista gambiana Aisha Dabo, residente en Dakar, ¡°ser¨¢ dif¨ªcil que lleve a cabo esta idea, pero no cabe duda de que entra dentro de la l¨®gica del presidente, la misma l¨®gica de otros dictadores africanos que se ven a s¨ª mismos como elegidos de Dios, grandes l¨ªderes tradicionales, continuadores de la historia de imperios y reyes de este continente¡±, asegura. Sin embargo, al Consejo Isl¨¢mico de Gambia no parece disgustarle la iniciativa, con el argumento de que ser¨ªa seguir el camino marcado por una gran naci¨®n musulmana como es Arabia Saud¨ª.
Gambia es un peque?o pa¨ªs, apenas 11.300 kil¨®metros cuadrados y 1,8 millones de habitantes, pero es un infierno gigante para los Derechos Humanos. Un informe de Reporteros sin Fronteras describ¨ªa hace unos a?os al exc¨¦ntrico Jammeh de la siguiente manera: ¡°Curandero, m¨¦dico que asegura haber descubierto el misterio del SIDA, de la obesidad y la erecci¨®n, Yahya Jammeh es un dictador delirante, imprevisible y violento. Ha prometido cortar la cabeza a los homosexuales para limpiar la sociedad gambiana. Paranoico, asegura estar dispuesto a matar a quien quiera desestabilizar el pa¨ªs, en primer lugar, a los defensores de los Derechos Humanos y a los periodistas¡±. En los ¨²ltimos a?os no es nada extra?o encontrar a cientos de j¨®venes gambianos que huyen de su pa¨ªs en las rutas de la emigraci¨®n clandestina, en Mal¨ª, N¨ªger, Argelia o Libia, tratando de llegar a Europa. Su presencia no pasa desapercibida, algo que llama mucho la atenci¨®n teniendo tan pocos habitantes, y que viene a alimentar la creciente di¨¢spora.
Panor¨¢mica de una playa en Gambia.
Y es que las cifras de crecimiento econ¨®mico gambianas de los ¨²ltimos a?os, de hasta el 5 por ciento, sustentadas en la actividad comercial con su vecino Senegal y en una discreta pero s¨®lida oferta tur¨ªstica, que en buena medida esconde un ya consolidado turismo sexual, son s¨®lo una cara de la moneda. La otra cara es que casi el 60% de los gambianos vive bajo el umbral de la pobreza y la falta de horizontes y el paro son males end¨¦micos. No es casual que al frente de todo est¨¦ un dictador de la vieja escuela capaz de aprovechar la fiesta de la Korit¨¦, la fiesta del perd¨®n entre los musulmanes, para anunciar la ejecuci¨®n en pocos meses de 47 condenados a muerte, entre ellos un pu?ado de militares acusados de un intento de golpe de Estado. Al final cumpli¨® su promesa con nueve de ellos, pero las enormes presiones internacionales parece que le hicieron reflexionar y dio marcha atr¨¢s. Hace tan solo unas semanas, el Parlamento aprobaba un endurecimiento con penas de hasta cadena perpetua para los homosexuales, a los que el propio jefe de Estado llama "alima?as" y contra quienes tiene una especial y paranoica fijaci¨®n. Otro ejemplo m¨¢s de c¨®mo se las gasta Babili Mansa, el hijo de campesinos diolas que sue?a con emular al mism¨ªsimo Napole¨®n.
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