Acapulco
Desde hace un tiempo es el patio de juegos del narco desatado
?Qu¨¦ saben de Acapulco? Lo mismo que yo, supongo: clavadistas, mansiones, playas. Desde hace un tiempo, adem¨¢s, es el patio de juegos del narco desatado. Estuve hace dos semanas en su feria del libro. Las playas y el hotel en el que me qued¨¦ estaban vac¨ªos. De los 185 cruceros que sol¨ªan llegar, ahora s¨®lo llegan ocho. El 26 de septiembre desaparecieron en Iguala, a 200 kil¨®metros de all¨ª, 43 estudiantes. La trama es turbia: al parecer, la polic¨ªa los detuvo y los entreg¨® a los narcos que, a su vez, ten¨ªan trato con el alcalde. El 17 de octubre, padres, compa?eros y profesores de los desaparecidos encabezaron una marcha hacia Acapulco. La Subsecretar¨ªa de Protecci¨®n Civil en Guerrero recomend¨® a los ciudadanos no acercarse a la movilizaci¨®n, no permanecer cerca de las ventanas, proteger los inmuebles, revisar extintores y salidas de emergencia. Llegaron a la ciudad 1500 polic¨ªas antimotines, las actividades de la feria del libro se suspendieron, los centros comerciales se vallaron. La se?ora que limpiaba mi cuarto estaba aterrorizada porque su hija trabaja en un mall y tem¨ªa que ¡°esa gente¡± saqueara todo. Un conserje, indignado, me dijo: ¡°?Por qu¨¦ no se van a protestar a Iguala? Acapulco no tiene nada que ver¡±. No soy naif, s¨¦ que incluso las marchas m¨¢s justas no nuclean s¨®lo a seres angelicales pero ?el gobierno le estaba diciendo a unos ciudadanos que tuvieran p¨¢nico de otros, tan perjudicados como ellos por el narco y la corrupci¨®n pol¨ªtica? La marcha, por cierto, fue pac¨ªfica. El 26 de octubre hubo otra, esta vez hacia el aeropuerto de Acapulco, controlada por 500 polic¨ªas y 300 taxistas voluntarios: 300 taxistas. ?Puede un gobierno combatir al narco cuando no puede, siquiera, identificar al enemigo? ?Cuando decide -y convence a sus ciudadanos- de que el peor enemigo son las v¨ªctimas?
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