Basta ya de corrupci¨®n
Claman desde los medios de comunicaci¨®n el hartazgo e indignaci¨®n de la ciudadan¨ªa ante la nauseabunda situaci¨®n pol¨ªtico-corrupta espa?ola. ?Es real esa indignaci¨®n? ?O solamente de barra de bar? ?Qu¨¦ hacemos los ciudadanos para evitarlo? Corruptos de diferentes niveles permanecen en sus cargos gracias al ¡°indignado¡± voto ciudadano. Las fidelidades y fanatismos pol¨ªticos de cualquier signo ¡ªque no gane el otro¡ª se han convertido en carta de legitimidad para todo tipo de desmanes. Los ciudadanos tenemos una grave responsabilidad que asumir. ?Continuaremos siendo c¨®mplices de aquello que afirmamos nos indigna?¡ª Jos¨¦ Manuel Foyo Marcos. Oviedo.
El uso y abuso de tarjetas en Bankia ha causado gran alarma y repugnancia, pero seamos claros: qu¨¦ se puede esperar si ellos mismos se aprueban sus sueldos, acuerdan sus propias dietas e incluso blindan sus contratos con indemnizaciones millonarias horas antes de que los ¡°despidan¡±.
Esta alarma y repugnancia ha surgido tambi¨¦n entre la clase pol¨ªtica, pero sigamos siendo claros: cu¨¢ndo va a causar alarma y repugnancia que cobren dietas cuando tienen piso propio en Madrid; o que sigan cobrando la llamada ¡°cesant¨ªa¡± cuando ya tienen otro trabajo (bastante bien remunerado, por cierto); o que alcancen la m¨¢xima pensi¨®n con un corto periodo de cotizaci¨®n. Es legal, dicen, pero las leyes pueden cambiarse. ?Ups, vaya! Que las deben cambiar ellos.¡ª Francisco Javier L¨¢zaro Vicente. Sevilla.
¡°Todos los pol¨ªticos son corruptos¡±. Puede parecer una afirmaci¨®n atrevida, pero es una expresi¨®n muy extendida a pie de calle. La avalancha de casos de corrupci¨®n aparecidos en los medios de comunicaci¨®n propicia esta creencia generalizada entre la poblaci¨®n. La ¨²ltima noticia aparecida sobre el tema ha sido la detenci¨®n del ex secretario general del PP madrile?o y antiguo n¨²mero dos de Esperanza Aguirre en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, durante la Operaci¨®n P¨²nica. Lamentablemente, el enriquecimiento il¨ªcito por parte de algunos personajes pol¨ªticos ha dejado de sorprendernos.
Podemos decir que la excepci¨®n ha sustituido a la norma. Esto aumenta la apat¨ªa pol¨ªtica y la pasividad de la ciudadan¨ªa a causa del aforamiento de la clase pol¨ªtica. Resulta desesperante la aparente impunidad de estos personajes presuntamente corruptos que tienen la suficiente picard¨ªa para meter la mano en las arcas p¨²blicas, pero que no tienen el valor de reconocer sus errores ni la verg¨¹enza para devolver el bot¨ªn saqueado.¡ª Maria Teresa Flores Blanco. Barga, Barcelona.
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