¡°Ni?os con un AK-47 y chicas vendidas por hacerse con la dote¡±
Cuarta entrega del diario de la misi¨®n de respuesta r¨¢pida de Unicef en una aldea remota del pa¨ªs africano
D¨ªa cuatro
Esta tarde estaba en el centro de registro civil hablando con James, un empleado de la?Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), aliada de Unicef en Sud¨¢n del Sur, que me est¨¢ ayudando con las traducciones, cuando he visto a una mujer a lo lejos que corr¨ªa tras sus hijos para ocultarlos entre los campos. Yo no ten¨ªa ni idea de qu¨¦ estaba sucediendo.
Luego, vi que James mirada en direcci¨®n contraria y que su eterna sonrisa se desvanec¨ªa. Dos hombres armados se acercaban por el otro lado de la ciudad. Un poco m¨¢s tarde, desde la otra direcci¨®n, vi a otros dos que tambi¨¦n ven¨ªan con armas. Se sucedieron una serie de disparos. Vi a personas gesticular de manera violenta. Est¨¢bamos atrapados en el centro de registro civil, en medio de toda la situaci¨®n.
Sud¨¢n del Sur est¨¢ en guerra. Los rivales pol¨ªticos y sus partidarios est¨¢n enzarzados en un conflicto de poder y control que lleva activo desde diciembre de 2013. Todos los que formamos parte de esta Misi¨®n de Respuesta R¨¢pida de Unicef en Kiech Kuon, ubicada en territorio rebelde. Ya lo sab¨ªamos, pero el conflicto parec¨ªa irreal y lejano.
De repente, en una despejada y c¨¢lida tarde, lo vimos acercarse muy de cerca.
Tras unos minutos de tensi¨®n, la situaci¨®n se calm¨® y se intercept¨® y habl¨® con los hombres, quienes posteriormente se dieron la vuelta y abandonaron el lugar.
Parece ser que alguien se hab¨ªa escapado con una mujer joven que deb¨ªa contraer matrimonio. Los familiares de ambos hombres hab¨ªan discutido, corrieron hacia sus hogares para coger sus pistolas y parec¨ªan peligrosamente preparados para zanjar el desacuerdo.
Este episodio me abri¨® los ojos y me llev¨® a darme cuenta de lo inseguro que puede ser este entorno para los ni?os. Al menos uno de los que cargaban con un AK-47 era un ni?o, un chico que apenas tendr¨ªa 14 a?os. Los otros eran algo mayores o quiz¨¢s no. Se env¨ªan informes de manera repetida sobre ni?os que son reclutados para formar parte de grupos armados que combaten en el conflicto de Sud¨¢n del Sur. Desde que estoy aqu¨ª, ya me han contado dos historias de adolescentes que deber¨ªan ir a la escuela en lugar de estar ingresados en hospitales recuper¨¢ndose de heridas de bala.
Y luego reflexiono sobre el resto de la historia, de la joven mujer que se escap¨® con su novio. No s¨¦ todos los detalles pero no me extra?ar¨ªa que estuviera en edad escolar y su familia quisiera obligarla a contraer matrimonio con un hombre con el que no quer¨ªa estar. Actualmente esta es una pr¨¢ctica muy com¨²n en Kiech Kuon, seg¨²n Geoffrey Kayonde, director del programa de la ADRA en Sud¨¢n del Sur, que se encarga de la secci¨®n de protecci¨®n infantil durante nuestra misi¨®n. ¡°Pens¨¦ que encontrar¨ªamos a muchos ni?os combatientes o hijos separados de sus familias por el conflicto¡±, declara.
¡°De hecho, no sucede all¨ª o al menos no lo hemos visto. Por el contrario, hay muchas chicas, algunas de 14 a?os, que se ven forzadas a contraer matrimonio. Y eso me dej¨® de piedra¡±.
Cuando las familias con problemas relacionados con la pobreza se enfrentan a la conmoci¨®n del conflicto que arruina cosechas o ven sus posesiones saqueadas y sufren robos en el ganado, buscan recursos donde pueden. En algunos casos, usan a sus hijas para recibir el pago de la dote por parte de la familia del marido.
Las chicas que se casan muy pronto normalmente no llegan a completar sus estudios primarios y se ven expuestas al peligro de quedarse embarazadas muy j¨®venes, adem¨¢s de ver c¨®mo les niegan la capacidad de elegir c¨®mo quieren que sea su futuro. M¨¢s tarde, habl¨¦ con seis chicas de entre 13 y 15 a?os, que no recib¨ªan educaci¨®n porque su escuela hab¨ªa cerrado. Una de ellas, Nyapith Roaw, de 14 a?os, que quer¨ªa ser m¨¦dico, dijo que estaba preocupada con la idea de casarse demasiado pronto.
¡°Si te casas aqu¨ª, tu vida diaria consistir¨¢ en recorrer largas distancias para buscar agua o ir a por sorgo al mercado situado a varios d¨ªas de aqu¨ª¡±, me contaba. ¡°Pero es dif¨ªcil desatender las necesidades de tu familia que se pueden solucionar con un matrimonio¡±.
Unicef y sus aliados, incluyendo el ADRA, est¨¢n dedicando tiempo al mayor n¨²mero de padres posible que vienen a solicitar los servicios que podemos ofrecerle con esta misi¨®n (enlace a la tercera entrada del diario), aconsej¨¢ndoles sobre los beneficios de permitir a sus hijas que esperen para contraer matrimonio y mantener a sus hijos lejos de los grupos armados. A menudo resulta muy tentador priorizar la alimentaci¨®n y salud de los ni?os (insertar enlace a la segunda entrada del diario), pero est¨¢ claro que tambi¨¦n es muy importante protegerlos contra los posibles da?os de un entorno hostil como en el que viven.
Este diario se escribi¨® a finales de verano y hasta octubre se han completado 26 misiones conjuntas de respuesta r¨¢pida, todas ellas en los estados donde el conflicto se ha extendido y la gente huye. Las misiones han alcanzado a m¨¢s de 550.000 personas, incluyendo 116.000 ni?os menores de cinco a?os. Cuatro misiones est¨¢n a punto de terminar.
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