Olghina, el amor adolescente del rey Juan Carlos
La serie de Telecinco ha devuelto a la actualidad a la condesa Di Robilant, que con 22 a?os vivi¨® un flechazo con Juanito, hijo mayor de los condes de Barcelona. Hoy le recuerda con nostalgia
Era jovenc¨ªsimo y ya ten¨ªa un cuerpo atl¨¦tico y unos movimientos muy h¨¢biles. Juanito acerc¨® su mejilla a la m¨ªa. Estaba ardiendo. Sus labios se detuvieron en mi oreja y yo me ech¨¦ un poco hacia atr¨¢s. ¡®Guapa¡¯, susurr¨®¡±.
La condesa Olghina di Robilant narra en su libro Sangre Azul (1991) el encuentro con su Juanito en una noche veraniega de 1956. ?l ten¨ªa 18 a?os, ella, 22. Ahora la serie de Telecinco El Rey trae a colaci¨®n aquel primer amor del que ser¨ªa Juan Carlos I, rey de Espa?a.
¡°Surgi¨® un flechazo entre compa?eros de mesa. Me enamor¨¦ como una colegiala. Era una relaci¨®n alegre, simp¨¢tica, sin pretensiones, sin compromisos, as¨ª que no ¨¦ramos fieles¡±, ha recordado ahora la condesa en conversaci¨®n con EL PA?S, apunto de cumplir los 80 a?os.
¡°Yo no conoc¨ª al Rey. Conoc¨ª a un muchacho, que los amigos llam¨¢bamos Juanito. Era bromista, alegre y juvenil. Su padre, don Juan de Borb¨®n, y el entonces caudillo Franco le hab¨ªan prohibido que se casara con una chica que no fuera de la familia real. Fundamentalmente, ¨¦l estaba unido con la mujer m¨¢s guapa de las casas reales europeas, Mar¨ªa Gabriela de Saboya, pero luego tambi¨¦n se lo prohibieron¡±.
Lo de las bodas reales siempre es un problema; por eso, dos a?os antes del flechazo Olghina-Juanito, en 1954, la reina Federica de Grecia flet¨® el barco del amor, el Agamemnon. Eran tiempos duros para las monarqu¨ªas europeas entre exilios y falta de recursos para viajes y fastos. Gracias al dispendio de los reyes de Grecia y del armador griego Eugene Eugenides casi un centenar de miembros de las casas reales europeas con v¨¢stagos en edad de merecer se fueron 11 d¨ªas de crucero. ¡°Estas cabezas coronadas ¡ª actuales, jubiladas y aspirantes¡ª¡±, dir¨ªa The New York Times, ¡°pr¨ªncipes y princesas; duques y duquesas y numerosos nobles de las p¨¢ginas del almanaque del Gotha, han decidido, l¨®gicamente, que en estos tiempos democr¨¢ticos, ellos y sus familias tienen el mismo derecho a unas vacaciones que el hombre com¨²n¡±.
¡°No fue un gran fusil, y menos yo. Debe haber mejorado para cazar elefantes¡±.
A Juanito le pill¨® el crucero en plena efervescencia (16 a?os) y le supo a poco. ¡°Siempre ten¨ªamos a los padres encima¡±, cuentan las cr¨®nicas de Associated Press. ¡°Me hubiera gustado que hubiera durado un mes¡±, declar¨® el rey Pablo de Grecia, el anfitri¨®n. ¡°Pero no pod¨ªa imaginar que esto fuera tan terriblemente caro¡±. La reina Federica iba a lo suyo: ¡°Solo Dios sabe qu¨¦ ocurrir¨¢, pero yo espero que algo surja¡±.
A Juan Carlos le dio tiempo de hacerle ojitos a Sof¨ªa, una chica griega de su misma edad, primog¨¦nita de los paganos del crucero, y a Mar¨ªa Gabriela de Saboya. La semillita qued¨® plantada. A los seis meses, dos de los viajeros, Mar¨ªa P¨ªa de Saboya y Alejandro de Yugoslavia, contra¨ªan matrimonio. Sof¨ªa y Juan Carlos tardaron ocho a?os.
Cuando se bajaron del barco, los que reinaban, como los griegos, se fueron a sus pa¨ªses, y el resto para Portugal. En los a?os cincuenta se daba una patada en Estoril y brotaba un exrey o un exaspirante: los Saboya de Italia, los condes de Par¨ªs, Miguel de Ruman¨ªa, Sime¨®n de Bulgaria, los Braganza de Portugal, los Karadjordjevic yugoslavos, los archiduques de Austria, m¨¢s los Borbones de Espa?a.... Y a su alrededor la corte, como Olghina di Rubilant, que hab¨ªa acabado sus estudios de Bellas Artes en Venecia.
En una cena de todos ellos en la cercana playa del Guincho coincidieron Juanito y Olghina. Era el verano del 56. Cada vez que intentaba llevarse el tenedor a los labios, Juanito le daba con el codo. Bailaron y algo m¨¢s.
Poco despu¨¦s Juanito se fue a la mili. ¡°Me envi¨® fotos de uniforme¡±, escribi¨® en su blog Olgopinions, en junio, coincidiendo con el d¨ªa de su abdicaci¨®n. ¡°Me escrib¨ªa que en el buque escuela dorm¨ªa abrazado a una almohada, pensando que era yo, y que se cay¨® de la hamaca, y as¨ª volvi¨® a su realidad¡±.
Esa tierna correspondencia la public¨®, en 1988, el semanario Intervi¨². ¡°...Y por eso quiero decirte que cuando yo digo una cosa¡±, escrib¨ªa Juan Carlos, ¡°como la tarde del mantel blanco, ¡®te quiero¡¯, era y es la verdad. ... Yo por m¨ª, a?os y a?os podr¨ªa seguir queri¨¦ndote, pero no ser¨ªa yo, ser¨ªa mi subconsciente, pues a m¨ª ¡ªno mi cuerpo sino mi alma¡ª, me tira seguir de pe a pa los pasos de mi padre y no traicionarle nunca (...). No me negar¨¢s que yo te dije que me deb¨ªa a Espa?a y que nunca podr¨ªamos realizar ese sue?o...¡±.
En otra carta, le cuenta su relaci¨®n con Mar¨ªa Gabriela de Saboya. ¡°Sabes que estoy enamorado de ti como de ninguna otra chica hasta hoy. Pero sabes tambi¨¦n que, por desgracia, no puedo casarme contigo. Debiendo, por tanto, escoger, creo que Gabriela es la m¨¢s conveniente¡±.
¡°Nunca estuvimos comprometidos¡±, reconoce Olghina a este peri¨®dico, ¡°pero nos mantuvimos en contacto hasta 1960. Nos escrib¨ªamos cartas y coincid¨ªamos en viajes y fiestas. La prensa se ha referido a menudo a nuestra relaci¨®n como algo m¨¢s que una amistad y yo nunca lo he negado¡±.
¡°Sobre todo conoc¨ª a Juanito durante fines de semana cazando la perdiz o, en invierno, patos y gansos. No fue un gran fusil, y menos yo, que amaba y amo los animales. Debe haber mejorado para cazar elefantes...¡±.
La vida de Olghina era, cuando menos, revuelta. En 1958, es decir, mientras se carteaba con Juan Carlos, fue la protagonista del esc¨¢ndalo de Rugantino. En la discoteca romana celebraba su 25? cumplea?os con Pasolini, Rosellini y afamados playboys entre los invitados; una bailarina turca se qued¨® en top less y el desmadre ¡ªentonces el list¨®n del esc¨¢ndalo estaba bajito¡ª, lo recre¨® Fellini en la Dolce Vita (1960).
Con 25 a?os, Olghina se convert¨ªa en madre soltera para esc¨¢ndalo de la familia y, especialmente, de su madre, que no par¨® hasta conseguir la custodia de su nieta Paola. Nunca ha revelado el nombre del padre, aunque en 1989 el semanario Oggi public¨® declaraciones suyas asegurando que era el Rey de Espa?a. Olghina lo desminti¨®.
Periodista a¨²n en activo, a la condesa Olghina le gusta que la actual reina sea colega de profesi¨®n. De su marido, del hijo de Juan Carlos, el rey Felipe VI, nada sabe. ¡°Nunca conoc¨ª a su hijo¡±, declara a este diario. ¡°Por los peri¨®dicos y la televisi¨®n creo que es un hombre joven y guapo, que lo est¨¢ haciendo bien en el papel del soberano¡±.
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