Jorge Mendes, el due?o de las estrellas del f¨²tbol mundial
El hombre de moda en el f¨²tbol mundial no es Cristiano Ronaldo, ni un entrenador que haga callar a Mourinho ni un magnate. El personaje de moda es un intermediario
Todo cuanto rodea a Jorge Mendes es superlativo hoy en d¨ªa, desde los adjetivos que le adjudican hasta el hecho de que las dos biblias de la prensa econ¨®mica, The Wall Street Journal y Financial Times,le hagan los honores como el hombre que dirige los destinos del f¨²tbol mundial. Nunca un agente de jugadores, un intermediario al fin y al cabo, hab¨ªa alcanzado tal grado de protagonismo. Hasta un organismo como la UEFA, tan poco acostumbrado a plegarse a las decisiones de los Gobiernos, reconoce su preocupaci¨®n y pide informes reservados sobre el origen de los fondos que financian sus operaciones con las grandes estrellas. Se ha dicho de ¨¦l que es la ¡°mano invisible¡± de este deporte.
Adem¨¢s, Mendes (prefiere que le llamen George) tiene h¨¢bitos de estrella. No elude los focos, se hace acompa?ar de sus representados y se deja ver en los palcos de los grandes estadios con los magnates del f¨²tbol mundial. Su imagen est¨¢ ligada al ¨¦xito. Viste trajes a medida, complementos de primera marca y se mueve eternamente acompa?ado de varios tel¨¦fonos m¨®viles como para evidenciar que su laboriosidad no conoce el descanso, que es un ejecutivo on line, siempre conectado. Todav¨ªa joven (49 a?os), tiene un aire din¨¢mico (¡°alardea de que desayuna en Madrid, come en Londres y cena en Mil¨¢n¡±, confiesa un periodista) y unos modales que le permiten hablar de t¨² a t¨² con los jugadores: no ejerce de padre-asesor sino de colega-amigo.
Su empresa (Gestifute) tiene una estructura familiar (no alcanza los 30 trabajadores) y emplea a algunos parientes; entre sus colaboradores est¨¢ su segunda mujer, Sandra, con la que tiene tres hijos, lo cual evidencia un entorno muy cerrado. Aunque concede muy pocas entrevistas (no acept¨® una para este reportaje) es, sin embargo, un hombre accesible a la prensa, a la que cuida con sus confidencias y, en ocasiones, con sus fiestas, como las que organiza en su casa de La Finca, en Madrid, la lujosa urbanizaci¨®n donde residen multimillonarios y estrellas. Como contraprestaci¨®n, la prensa le ensalza y, visto el panorama, los competidores callan.
Todo lo superficial en la vida de Jorge Mendes es p¨²blico. Todo lo que es sustancial es opaco, se guarda en contratos o se pierde en para¨ªsos fiscales
Condecorado con la Orden al M¨¦rito Deportivo en Portugal, reconocido como el mejor agente FIFA del mundo en los tres ¨²ltimos a?os, reci¨¦n ingresado en el club de los 50 portugueses m¨¢s ricos, los reconocimientos se suceden como si su capacidad para el ¨¦xito no tuviera fin. De c¨®mo ha logrado llegar a lo m¨¢s alto se sabe poco. Todo lo superficial en la vida de Jorge Mendes es p¨²blico. Todo lo que es sustancial es opaco, se guarda en contratos, acuerdos de palabra o se pierde en algunos para¨ªsos fiscales.
Su biograf¨ªa est¨¢ escrita casi a su conveniencia, es un cl¨¢sico del hombre hecho a s¨ª mismo. Est¨¢ dicho que es hijo de un funcionario de la empresa p¨²blica Petrogal y de una artesana que elaboraba cestas de mimbre, cuyos productos ayud¨® a vender de ni?o. Se sabe que fue un futbolista menor que milit¨® en equipos de segunda fila hasta que, trasladado con su familia al norte de Portugal, lleg¨® un d¨ªa a un acuerdo con el presidente del modesto club Lanheses: propuso no cobrar un salario a cambio de la exclusiva de la publicidad est¨¢tica del campo.
Regent¨® un videoclub. Abri¨® una discoteca. H¨¢bil para los negocios, dotado para las relaciones p¨²blicas, su primera operaci¨®n est¨¢ documentada: tom¨® las riendas del portero Nuno y se lo ofreci¨® al Deportivo de la Coru?a en 1997. Su presidente entonces, Augusto C¨¦sar Lendoiro, recuerda a un muchacho joven que ¡°me visitaba todos los d¨ªas sin cita previa y esperaba las horas que fueran necesarias para ser atendido y que, luego, me acompa?aba a cenar¡±. Mendes lleg¨® a tener escondido a Nuno en un hotel para que el presidente de su club de origen, el Vitoria de Guimaraes, no sospechara nada malo. La operaci¨®n se firm¨®, aunque Nuno no lleg¨® a tener una trayectoria feliz en el Depor, donde jug¨® m¨¢s bien poco. As¨ª que no podr¨ªa decirse que fue una gran operaci¨®n. Lendoiro recibi¨® con el tiempo algunas ofertas m¨¢s, como cuando le trajo escondido en un coche al jugador Cuaresma. A?os despu¨¦s, Mendes le habl¨® a Lendoiro de un joven jugador muy prometedor que se llamaba Cristiano Ronaldo. ¡°Ya era muy caro¡±, recuerda.
Cristiano es el punto de inflexi¨®n en su carrera, el que abre a Mendes la puerta de los grandes clubes, tras su traspaso al Manchester en 2003 y su posterior llegada al Real Madrid en 2009. Puede parecer que todo empez¨® ah¨ª, pero entre el fichaje de Nuno y la llegada de CR7 al Real Madrid pasaron otras muchas cosas en Portugal. De c¨®mo Mendes logr¨® convertirse en apenas cinco a?os en el due?o y se?or del f¨²tbol portugu¨¦s hay demasiados puntos oscuros y alguna que otra an¨¦cdota violenta: en junio de 2002 se pele¨® en el aeropuerto de Lisboa con el gran agente de aquel entonces, Jos¨¦ Veiga, el representante de Figo y Zidane, entre otros grandes jugadores. Viera acab¨® por los suelos en aquella ocasi¨®n y, metaf¨®ricamente, tambi¨¦n poco despu¨¦s: Veiga hoy ya no es nadie en el mundo del f¨²tbol.
El rastro de sus operaciones revela que, primero, asalt¨® el Oporto y luego el Benfica, los dos grandes clubes, hasta convertir Portugal en una suerte de escala t¨¦cnica de futbolistas sudamericanos que pasaban a engrosar su porfolio (Di Mar¨ªa en el Benfica, Falcao en el Oporto, Diego Costa en el Sporting de Braga, entre otros). Mov¨ªa jugadores y entrenadores, pero, adem¨¢s, garantizaba l¨ªneas de financiaci¨®n. Lleg¨® a ejercer una suerte de monopolio de la propia selecci¨®n portuguesa, seleccionadores incluidos. El ¨²ltimo dato es elocuente: ¡°La preselecci¨®n portuguesa para el Mundial de Brasil contaba con 30 jugadores, 18 de los cuales eran de Mendes (adem¨¢s del t¨¦cnico Paulo Bento) y el resto de otros agentes, ninguno de los cuales colocaba m¨¢s de un jugador¡±, cuenta un periodista del diario P¨²blico.
¡°Un d¨ªa, lleg¨® Mendes y le regal¨® [a Falcao] un Porsche¡±. Esa era su tarjeta de bienvenida, el tipo de lenguaje que mejor entiende un futbolista
?Trabajaba m¨¢s que los dem¨¢s? ?era m¨¢s intr¨¦pido que los dem¨¢s? ?Cu¨¢l era el secreto de Mendes para quedarse con los mejores? Un exdirectivo explica c¨®mo le arrebat¨® al joven Falcao a su representante de toda la vida, al hombre que le tuvo en su casa y le protegi¨® en los peores momentos: ¡°Un d¨ªa, lleg¨® Mendes y le regal¨® un Porsche¡±. Esa era su tarjeta de bienvenida, el tipo de lenguaje que mejor entiende un futbolista joven y ambicioso.
V¨ªctimas de su voracidad, sus competidores eluden hablar de Mendes: todos los dem¨¢s, ponen de manifiesto lo que sucede con aquellos jugadores suyos que pierden cartel: ¡°Son abandonados, ¨¦l solo juega a caballo ganador¡±.
En el tablero de Mendes hay otra pieza esencial. Se llama Jos¨¦ Mourinho, a quien convence en 2004, reci¨¦n conquistada la Champions para el Oporto, de que fiche por el Chelsea. Mendes establece un c¨ªrculo virtuoso entre entrenadores suyos que reclaman jugadores suyos, y financiados por fondos que no son suyos pero a los que asesora. Mendes cobra por el traspaso y una cifra adicional en calidad de asesoramiento. ?Qui¨¦n decide verdaderamente sobre el destino de un jugador? Ah¨ª est¨¢ el poder de Mendes y las sospechas de un conflicto de intereses casi permanente.
El pasado verano se vivi¨® una verdadera exhibici¨®n: los grandes traspasos fueron suyos (Diego Costa al Chelsea, Di Mar¨ªa y Falcao al Manchester United y James Rodr¨ªguez al Real Madrid) y tambi¨¦n otra operaci¨®n a medio plazo: Nuno, aquel primer fichaje suyo al Depor, era contratado como nuevo entrenador del Valencia, justo cuando el club estaba a punto de pasar a manos de Peter Lim, un multimillonario de Singapur. Porque all¨¢ donde hay un magnate, all¨ª est¨¢ Mendes.
La trayectoria de Nuno es interesante: despu¨¦s de su mala experiencia en el Depor y en otros equipos, termin¨® regresando al Oporto, donde le esperaban Mourinho y Mendes. Ya retirado, quiso ser entrenador y Mendes le busc¨® el banquillo del Rio Ave portugu¨¦s, un modesto equipo de la Primera Divisi¨®n plagado de jugadores suyos. Dos a?os en el Rio Ave y listo para el Valencia. As¨ª juega Mendes al Monopoly.
Todo fue seg¨²n sus deseos este verano excepto un peque?o gran detalle: no pudo colocar a Falcao en el Real Madrid. Cristiano Ronaldo hizo su parte del trabajo (hizo lobby, seg¨²n algunas fuentes). La prensa presionaba anunciando el fichaje inminente. Todo estaba tan preparado que hasta a Falcao se le escap¨® un "Hala Madrid" en su cuenta de Twitter. Pero Florentino P¨¦rez debi¨® pensar que era demasiado: todav¨ªa le duele que The Wall Street Journal llegara a calificar a Mendes como el due?o del Real Madrid.
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