Los ni?os tuberculosos son invisibles
El bacilo infecta a medio mill¨®n de menores cada a?o y mata a m¨¢s de 85.000, pero durante d¨¦cadas no se ha atendido a la enfermedad porque los m¨¢s peque?os no la contagian
Durante d¨¦cadas, la tuberculosis infantil ha sido una enfermedad invisible. Los ni?os se pueden contagiar de ella, como cualquier adulto. Pero no suelen transmitirla. As¨ª que no se han dedicado esfuerzos suficientes para prevenirla, detectarla (algo bastante m¨¢s complicado que en los mayores) ni curarla. Sin embargo, seg¨²n las cifras m¨¢s optimistas de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), medio mill¨®n de ni?os enferma cada a?o por culpa del bacilo y 85.000 mueren.
"Despu¨¦s de d¨¦cadas de ser relegada a las sombras, la epidemia de tuberculosis infantil est¨¢ ahora en el centro de atenci¨®n mundial". As¨ª comienza la hoja de ruta de la OMS sobre esta enfermedad en ni?os, publicada en 2013. Estaba en la oscuridad hasta el punto de que no fue hasta 2012 cuando la organizaci¨®n comenz¨® a recopilar datos desagregados para menores. Y todav¨ªa hoy existen muchos pa¨ªses que no discriminan las cifras. Mozambique, uno de los que padecen mayor incidencia de la enfermedad, es uno de ellos. En cierta forma, seguimos a oscuras cuando hablamos de tuberculosis infantil.
"El bacilo en un ni?o se expande hacia dentro, no hacia fuera, podr¨ªamos decir. Corre riesgo de que la infecci¨®n se complique, de sufrir una meningitis y de morir, pero no tose esparci¨¦ndolo en su entorno. El principal foco de control de la enfermedad tradicionalmente ha sido detectar los contagios, con lo cual los ni?os han quedado fuera del debate", explica Steve Graham, presidente del subgrupo de tuberculosis infantil de la OMS. "Adem¨¢s, los peque?os no tienen voz, alguien ha de hablar por ellos. Y esto no siempre ha sucedido", a?ade Graham, que particip¨® durante la ¨²ltima semana de octubre en la 45? Conferencia Mundial sobre Salud Pulmonar en Barcelona, el encuentro m¨¢s relevante sobre tuberculosis.
Sucede, adem¨¢s, que los s¨ªntomas son m¨¢s inespec¨ªficos en ni?os. "Muchos no presentan esa caracter¨ªstica tos y expectoraci¨®n con sangre de los adultos. A veces se traduce solo en malnutrici¨®n y decaimiento, que son manifestaciones comunes en otras muchas enfermedades. Esto ocurre porque suelen tener menos cantidad de bacteria en los pulmones y por lo tanto la confirmaci¨®n (encontrar la bacteria a trav¨¦s de las t¨¦cnicas de microscopio y cultivo) es m¨¢s dif¨ªcil. Porque no consiguen expectorar solos y se necesitan procedimientos que en ocasiones son un poco invasivos: aspirar jugo g¨¢strico en ayunas, o inducir con sueros la tos, para poder extraer los mocos con un aspirador nasal", detalla Elisa L¨®pez, investigadora de ISGlobal Centro de Investigaci¨®n en Salud de Manhi?a (Mozambique).
A partir de aqu¨ª, todo es incertidumbre. No est¨¢ clara realmente su incidencia ni su mortalidad, especialmente entre los ni?os m¨¢s peque?os. La cifra de 85.000 fallecidos que da la OMS lleva un asterisco detr¨¢s: "Solo incluye a ni?os sin VIH. De hecho, el n¨²mero de la prevalencia es probablemente mayor, sobre todo teniendo en cuenta el reto en el diagn¨®stico". L¨®pez explica que en las sesiones dedicadas a pediatr¨ªa del congreso sobre salud pulmonar de Barcelona se han barajado estimaciones que muestran que la incidencia puede doblar a la que calcula la OMS.
En este contexto, no es de extra?ar que no exista un tratamiento espec¨ªfico en ni?os. Se aplica el de adultos (con algunas diferencias), uno muy agresivo con efectos secundarios fort¨ªsimos. Graham explica que la incidencia de la p¨¦rdida de o¨ªdo, una dolencia que conllevan con relativa frecuencia los f¨¢rmacos que luchan contra la tuberculosis m¨¢s agresiva, es incluso m¨¢s frecuente en ni?os, si bien otros efectos secundarios suelen ser m¨¢s livianos. Todo esto, siempre teniendo en cuenta que se sabe muy poco del desarrollo de la enfermedad en los m¨¢s peque?os.
La enfermedad es m¨¢s dif¨ªcil de diagnosticar en los ni?os. Sus s¨ªntomas son menos evidentes
Lo que tienen claro los especialistas es que all¨ª donde hay tuberculosis en adultos, existe tambi¨¦n en ni?os. Clara Men¨¦ndez, investigadora de ISGlobal, estudia la enfermedad entre embarazadas, otra gran desconocida. Aunque no se suele producir transmisi¨®n durante el embarazo, es probable que un ni?o que nazca en un hogar con tuberculosis acabe contagi¨¢ndose. Men¨¦ndez cuenta que su organizaci¨®n ha realizado recientemente en Mozambique el primer estudio de mortalidad materna por tuberculosis. Las autopsias revelaron que un 8% de las embarazadas mor¨ªa por causa de esta enfermedad. Un 75% de los casos no estaba diagnosticado. He aqu¨ª otra zona oscura. "Casi no se ha estudiado incidencia en mujeres encintas y es algo que debemos solucionar. El chequeo m¨¦dico de las pre?adas deber¨ªa incluir una prueba para detectarla, como sucede con el sida", reclama Men¨¦ndez.
Si algo positivo hay entre tanta oscuridad es que, poco a poco, se va haciendo la luz. La mera existencia de la hoja de ruta de la OMS sobre tuberculosis infantil es un hito que muestra que el problema est¨¢ sobre la mesa. A partir de aqu¨ª est¨¢ comenzando una labor de concienciaci¨®n para que las pol¨ªticas p¨²blicas de los pa¨ªses m¨¢s afectados tengan en cuenta a los m¨¢s peque?os cuando abordan la tuberculosis, una epidemia mundial que el a?o pasado sufrieron nueve millones de personas y por la que murieron 1,5 millones.
El camino todav¨ªa es largo. La OMS estima que hacen falta 64 millones de euros al a?o para abordar la tuberculosis infantil y otros 32 millones adicionales para la terapia antirretroviral para los que tienen coinfecci¨®n con VIH. "Pero al menos ahora hemos concienciado al mundo de que existe un problema", matiza Graham.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.