Un hogar en otros mundos

Tengo un problema grave con el g¨¦nero de ciencia-ficci¨®n. Tambi¨¦n con la ciencia, a secas. Por estrechez de mente o por desidia siempre me pierdo o no comprendo cosas al parecer tan elementales y al alcance del cerebro de un ni?o como la f¨ªsica cu¨¢ntica, los agujeros negros, la teor¨ªa del Big Bang, la teor¨ªa de la relatividad, e incluso la ley de la gravedad. Por mucho empe?o que pusiera me resultaban tediosos cl¨¢sicos de la ciencia-ficci¨®n como Isaac Asimov y Arthur C. Clarke que aseguran son asequibles y apasionantes hasta para los profanos. Amo, por supuesto, a Ray Bradbury. Porque es un poeta y tambi¨¦n puede provocarme mucho miedo. Y al gran pionero Julio Verne, porque me cuenta aventuras.

Con el cine de ciencia-ficci¨®n me ocurre lo mismo. Dos de mis pel¨ªculas favoritas de la historia del cine son el primer Alien y Blade runner. Que una se desarrolle en una nave espacial y la otra en el mundo futuro no es lo que m¨¢s me apasiona de ellas. Lo que me fascina es que me encuentro con una obra maestra del cine de terror y suspense y la otra es cine negro con aliento l¨ªrico.

Interstellar, tal vez alentada por el ¨¦xito de Gravity, aquella tensa y agridulce aventura de astronautas perdidos y acorralados en el firmamento, supone otra lujosa apuesta de Hollywood para que los espectadores acudamos en masa a su propuesta de lo que puede ocurrir m¨¢s all¨¢ de las estrellas. Pero no es ciencia-ficci¨®n aparatosa en la que el ¨²nico protagonismo lo ejercen los efectos especiales. La firma el prestigioso Christopher Nolan, que tambi¨¦n ha escrito el guion junto a su hermano Jonathan. O sea, cine de autor con formato de gran espect¨¢culo, cine que adem¨¢s de intentar deslumbrar con sus im¨¢genes haga pensar y sentir. Nolan, que comenz¨® haciendo thrillers tan atractivos y perversos como Memento e Insomnio, demostr¨® posteriormente ser un virtuoso rodando cine de gran presupuesto sin renunciar a su personalidad en las poderosas El truco final, Batman begins y El caballero oscuro. Se me atragant¨® su tercer Batman y recuerdo la venerada Origen como una de las colitis mentales mas irritantes de los ¨²ltimos a?os.

En Interstellar, como siempre, no entiendo la jerga cient¨ªfica, que es abusiva, pero s¨ª capto de qu¨¦ va la historia. En un futuro pr¨®ximo, la Tierra ha sido devastada por las plagas y solo sobrevive con la agricultura del ma¨ªz en medio de continuas tormentas de polvo que amenazan con la agon¨ªa del planeta. Soluci¨®n: encontrar planetas habitables en otras galaxias y trasladar all¨ª al los casi desahuciados terr¨ªcolas.

Nolan cuenta la ¨¦pica odisea de un piloto e ingeniero legendario junto a otros cientificos de la NASA en una misi¨®n cuyo ¨¦xito parece improbable, en la que se desconoce casi todo de lo que van a encontrar en el arriesgado camino. La aventura est¨¢ bien contada, no fatiga a pesar de sus tres horas de metraje. No me provoca ni fr¨ªo ni calor, s¨ªntoma alarmante cuando los personajes se juegan la vida para salvar a la humanidad. Pero lo que a Nolan m¨¢s le interesa es hablar con aliento po¨¦tico de las relaciones paterno filiales (el viudo y desgarrado protagonista ha dejado a sus hijos en la tierra), las alteraciones del espacio y el tiempo, la devastadora separaci¨®n de lo seres amados, los viejos fantasmas que acaban siendo reales. La tem¨¢tica es apasionante a condici¨®n de que el narrador logre tu ¨ªntima conexi¨®n con ella. No es mi caso. Siento respeto por esta pel¨ªcula, pero no amor.