El deporte, un im¨¢n de famosos
Ser accionista de un equipo, una tendencia al alza entre las estrellas de Estados Unidos
A finales del pasado mes de abril, la NBA decidi¨® obligar a Donald Sterling, propietario de Los Angeles Clippers, a vender su franquicia. Hab¨ªa salido a la luz una grabaci¨®n realizada por su novia en la que se le ped¨ªa a la chica que no le llenara las gradas de su pabell¨®n de negros. Que se acostara con ellos no le parec¨ªa tan mal. El valor de los Clippers era de, aproximadamente, mil millones de d¨®lares e inmediatamente se convirti¨® en objeto de deseo de una interminable lista de celebridades. Desde el actor Matt Damon hasta la presentadora Oprah Winfrey, pasando por el rapero y empresario Dr. Dre, el exjugador Magic Johnson o los boxeadores Floyd Mayweather y ?scar de la Hoya. La honorable lista de candidatos no hac¨ªa m¨¢s que explicitar una tendencia que, en los ¨²ltimos a?os, hab¨ªa trasladado a los famosos del asiento en primera fila en los partidos de Los Angeles Lakers, New York Knicks o Miami Heat (las franquicias con m¨¢s rostros conocidos entre sus seguidores) a los despachos en donde se toman las decisiones comerciales y deportivas que marcan el devenir de los equipos. Para Antoni Daimiel, comentarista de la NBA en Canal Plus y autor del libro El sue?o de mi desvelo: Historias nocturnas e imborrables de la NBA, existen diversas motivaciones por las que un actor como Will Smith se hace con parte de los Philadelphia 76ers o el cantante Justin Timberlake haga lo propio con los Memphis Grizzlies. ¡°En EE UU, la inversi¨®n econ¨®mica est¨¢ bien vista y considerada. Dos de cada tres franquicias ganan dinero, por lo tanto tambi¨¦n sus accionistas. Tambi¨¦n se generan beneficios fiscales y se puede utilizar la condici¨®n de propietario para desarrollar, por relaciones, ciertos negocios paralelos. A otros simplemente les gusta el baloncesto y ser propietario parcial de una franquicia te da el privilegio de vivir la experiencia m¨¢s so?ada para el aficionado medio: interactuar con los protagonistas, visitar vestuarios y zonas de prensa, ver los partidos en silla de pista o viajar con el equipo en el avi¨®n privado¡±.
Una mezcla de todos estos elementos se encuentra en la decisi¨®n de Jay-Z, rapero y esposo de Beyonc¨¦, en aliarse con un billonario ruso para traerse a los Nets desde su sede en Nueva Jersey hasta su barrio de nacimiento, Brooklyn. Jay-Z ha promovido la construcci¨®n de un nuevo pabell¨®n, que se inaugur¨® con ocho recitales suyos. El rapero, que arenga a los jugadores en los vestuarios cuando su rendimiento es bajo, ha logrado convencer al alto comisionado de la NBA de que no hay problema en que el equipo vista ahora de negro. Seg¨²n se rumorea, los m¨¢s altos estamentos de la liga creen que ese color queda feo si lo visten afroamericanos ¡ªel New York Times se hac¨ªa eco de esto en una pieza publicada coincidiendo con la llegada del equipo a Brooklyn y que, de alg¨²n modo, se contradice con la segunda equipaci¨®n de los Spurs de San Antonio, que es, eso, negra¡ª. Incluso cuenta la leyenda que durante un partido de su equipo retransmitido por la cadena ESPN lleg¨® a llamar para pedir que se redimensionara el logo de los Nets, pues no encajaba bien en la pantalla de su televisor. La labor acometida por Jay-Z desde 2010 corre paralela al resurgir de la imagen de Michael Jordan, quien fracas¨® como golfista y como director t¨¦cnico de los Washington Wizards, pero que como propietario de la franquicia de los Charlotte Hornets (su valor a d¨ªa de hoy es de 625 millones de d¨®lares) es celebrado como uno de los empresarios m¨¢s exitosos y con mejor olfato de EE UU.
Jay-Z ha pasado de mero espectador de los Nets a tomar decisiones y ayudar a construir su estadio
Aunque la tendencia parece moverse hacia la implicaci¨®n empresarial, la NBA sigue siendo uno de los lugares preferidos por los famosos para dejarse ver junto a otros famosos, a quienes casi nunca conocen de nada, pero siempre saludan como si lo hubieran compartido todo. Especialmente, si alguna c¨¢mara los enfoca. Para facilitar todo esto, la primera fila del Madison Square Garden guarda los seis asientos m¨¢s deseados de la liga. Ah¨ª se han sentado Kate Upton, Spike Lee o Tom Hanks, y al ser la demanda de asiento para famoso tan elevada, gente como Jason Sudekis o John McEnroe son relegados a la humillante tercera fila. En la cancha de los Knicks se encuentra tambi¨¦n la c¨¦lebre Suite 200, donde se congregan todos estos vips, a quienes de vez en cuando el estamento que gestiona el pabell¨®n les reclama ciertos favores en contrapartida al champ¨¢n que engullen durante los descansos. Cuando le pidieron a Woody Allen incluir al Madison en la promoci¨®n de una de sus pel¨ªculas, este dijo no. Jam¨¢s se le ha vuelto a ver por all¨ª. El caso de los Lakers y la afluencia de celebridades es incluso m¨¢s exagerado, y ha logrado, como recuerda el comentarista de la NBA, que el equipo sea el m¨¢s detestado de la liga. ¡°Los Lakers son odiados fuera de Los ?ngeles precisamente por su glamour, su actitud constante de nuevo rico. Muchos de los famosos del mundo del cine y del espect¨¢culo que pasan por el Staples Center, de manera ocasional, lo hacen por oportunismo y como un acto de promoci¨®n mutua junto con la propia franquicia. Otros como Jack Nicholson, Denzel Washington o Dustin Hoffman s¨ª son seguidores confesos y habituales de los Lakers¡±.
Pero no solo la NBA se ha convertido en im¨¢n para las inversiones econ¨®micas y de imagen de los famosos. Magic Johnson posee una parte del equipo de b¨¦ibol de Los Angeles Dodgers. Jennifer L¨®pez y Marc Anthony son accionistas de los Miami Dolphins, equipo de la NFL que cuenta entre sus inversores con otros c¨¦lebres personajes, como la cantante Fergie o las tenistas Venus y Serena Williams. En la misma ciudad, David Beckham aspira a crear un equipo de f¨²tbol y, con su imagen, lograr lo que un Mundial entero (el de 1994) no logr¨®: que este deporte finalmente se adue?e tambi¨¦n de EE UU. Armar¨¢ un equipo y construir¨¢ un estadio, y espera poder competir en 2016. La inversi¨®n realizada por el ingl¨¦s le permitir¨¢ que dos millones de sus beneficios anuales queden excentos de impuestos durante las tres pr¨®ximas d¨¦cadas. ¡°Por lo que yo s¨¦, David no va a patear ning¨²n bal¨®n. Vamos a ver lo que pasa una vez se supere la fiebre de glamour¡±, apunta al respecto del proyecto Alexi Lalas, exfutbolista estadounidense y hoy comentarista de la ESPN. ¡°Sentarse en la grada y saludar, lo puede hacer cualquiera; crear un producto de calidad no est¨¢ al alcance de todos¡±.
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