Matrimonios de hombres, patrimonios de mujeres
Algunos vocablos acaban contradiciendo su propio origen cuando la gente as¨ª lo decide
Una de las cr¨ªticas que suscit¨® la ley del ¡°matrimonio homosexual¡± apunt¨® contra esas dos palabras m¨¢s por el sustantivo que por el adjetivo. Algunos opinantes se dec¨ªan favorables, s¨ª, a la regulaci¨®n legal de las parejas del mismo sexo, pero cuestionaban que se llamasen ¡°matrimonio¡± porque ese vocablo se forma sobre la ra¨ªz latina mater (madre) y define por tanto la uni¨®n destinada a procrear.
El argumento se pod¨ªa contradecir con cierta facilidad en cuanto al fondo del asunto (pues muchos matrimonios sin hijos existen, o con hijos adoptados; y no por eso dejan de llamarse matrimonios), pero tambi¨¦n desde el punto de vista ling¨¹¨ªstico. En efecto, un matrimonio de varones no puede incluir maternidad alguna, sino solamente paternidades. En eso estamos de acuerdo. Sin embargo, un matrimonio de mujeres que adoptara un hijo rebasar¨ªa incluso los requisitos de la palabra, pues ¨¦ste tendr¨ªa dos madres por falta de una. Ser¨ªa incluso un bimatrimonio, y as¨ª compensar¨ªa de sobra lo anterior.
En cualquier caso, algunos vocablos acaban contradiciendo su propio origen cuando lo establece el uso que adopta la gente: ya sabemos que sobre el lenguaje deciden los hablantes, y no los gram¨¢ticos ni los periodistas (ni mucho menos los pol¨ªticos); y conocemos de sobra que muchas palabras permanecen inalteradas en su aspecto mientras se va transformando el fondo que designan. As¨ª, hablamos todav¨ªa de ¡°colgar¡± el tel¨¦fono cuando eso consiste ya en pulsar un bot¨®n o en acariciar una pantalla (y no en dejar el auricular sujeto de un enganche pegado a la pared, como antiguamente); y decimos que tiramos de la cadena aunque la maniobra se verifique activando una palanca. Tambi¨¦n encendemos el televisor, sin que ello signifique prenderle fuego.
Del mismo modo se transform¨® el significado de la expresi¨®n ¡°patria potestad¡±, que anta?o correspond¨ªa en exclusiva al padre (pater). Pero ahora nadie cuestiona que una mujer disponga de la ¡°patria potestad¡± sobre sus hijos (y no ¡°matria potestad¡±), ya se halle casada, soltera, divorciada o viuda; ni de que administre su propio patrimonio individual, del mismo modo que santa B¨¢rbara puede ser la patrona de los mineros, tri¨¢lara lar¨¢, trialar¨¢, y una ministra puede apadrinar un barco.
Hablamos todav¨ªa de ¡°colgar¡± el tel¨¦fono cuando eso consiste ya en pulsar un bot¨®n o en acariciar una pantalla; y tiramos de la cadena aunque ya la maniobra se verifique activando una palanca
As¨ª pues, el empe?o en no llamar ¡°matrimonio¡± a las uniones homosexuales puede enraizarse en planteamientos ideol¨®gicos, pero no tanto ling¨¹¨ªsticos. Si ¡°patrimonio¡± ha sufrido una evoluci¨®n indudable en su uso, no hallamos raz¨®n para renegar del mismo proceso con ¡°matrimonio¡±. De hecho, ya ha ocurrido as¨ª, y la Academia ha recogido en esa entrada la uni¨®n legal entre dos personas del mismo sexo.
Una prueba m¨¢s de que la realidad y las equiparaciones sentidas por los hablantes alteran el significado de las palabras la aporta la nueva edici¨®n del Diccionario acad¨¦mico en el t¨¦rmino ¡°matrona¡±.
En este vocablo vemos de nuevo con claridad los cromosomas de mater y por tanto del concepto mujer. La matrona tambi¨¦n es madre en cierta medida (incluso equivale a ¡°comadre¡±: es decir, co-madre) porque participa en el proceso final para que llegue una criatura al mundo. El Diccionario en vigor hasta hace unas semanas defin¨ªa de este modo la palabra: ¡°Mujer especialmente autorizada para asistir a las parturientas¡±. Pero as¨ª como las mujeres han irrumpido en muchas profesiones tradicionalmente masculinas, los hombres son ahora azafatos, enfermeros, parteros, comadrones y matrones. Por eso la Academia ha modificado aquella definici¨®n, empezando por la palabra misma: acoge ya ¡°matr¨®n¡±, y desecha la hipot¨¦tica ¡°patr¨®n¡± para esas funciones.
La nueva entrada en la edici¨®n que acaba de publicarse dice as¨ª: ¡°Matr¨®n, -na. Persona especialmente autorizada para asistir a las parturientas¡±.
Por tanto, no se circunscribir¨¢ a las mujeres un vocablo que nace en mater: del mismo modo que ¡°matrimonio¡± puede abarcar tambi¨¦n a las parejas de hombres.
Las palabras, cuando viven libres, se suelen adaptar bien a las nuevas realidades.
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