Inventario de errores
Los tiempos cambian, pero nuestra capacidad de cometer errores se mantiene. Una parte importante de los mensajes que recibo, como les ha ocurrido a mis antecesores, son quejas de los lectores por erratas, faltas de ortograf¨ªa, pies de foto equivocados, frases incomprensibles o t¨ªtulos mal elegidos. En las ¨²ltimas semanas me han llegado diversas cartas de este tipo que quiero repasar hoy porque son una muestra de nuestras debilidades y, al mismo tiempo, de lo extremadamente atentos que est¨¢n los lectores a lo que escribimos.
El s¨¢bado 25 de octubre, las ediciones de Pa¨ªs Vasco, Andaluc¨ªa, Galicia y Comunidad Valenciana, no incluyeron una de esas informaciones que la gente espera encontrar en el diario, la que anunciaba el cambio de hora. Un lector, Paco Redondo, lo comprob¨® con irritaci¨®n al abrir el peri¨®dico. Mir¨¦ y remir¨¦, busqu¨¦ hasta en Babelia, y no encontr¨¦ ni un recordatorio del cambio de hora. Ni el reloj de a las 3 ser¨¢n las 2, ni publicidad de esos relojes que la cambian solos, ni nada. Por lo visto, los lectores de EL PA?S, adem¨¢s de estar sobradamente informados -no s¨¦ para qu¨¦ lo compramos- no tenemos derechos a ser despistados. Maite Rico, subdirectora responsable del diario el viernes 24 de octubre, pide disculpas a todos los afectados y explica lo que ocurri¨®. En realidad el cambio de hora no sali¨® en la primera edici¨®n (y por tanto, en las delegaciones) porque se nos pas¨® meter la informaci¨®n. No es que se levantara en Andaluc¨ªa: es que no estaba. La incluimos en segunda (Madrid y Barcelona). Fue un fallo de la redacci¨®n de Madrid. Por fortuna s¨ª figuraba en la edici¨®n digital, pero no es un consuelo para los lectores que, como Paco Redondo, compran el peri¨®dico impreso.
Otra rutina esencial, la revisi¨®n de los textos, fall¨® en una noticia el 29 de octubre, tal y como se apresur¨® a manifestarme otro lector, Llu¨ªs Mart¨ªn Cafarell. Seguimos con la desaparici¨®n del cargo de corrector de pruebas. En su edici¨®n impresa Catalunya de hoy, hay un art¨ªculo firmado por Carlos Y¨¢rnoz acerca del presupuesto franc¨¦s. Aparece un vicepresidente de la Comisi¨®n, Jyrki Katainen, en el segundo p¨¢rrafo, que pasa a apellidarse Kataynen en el cuarto y recupera el anterior al final en el Cruce de cartas. ?Nadie lee los art¨ªculos antes de enviarlos a impresi¨®n?
Carlos Y¨¢rnoz, corresponsal en Par¨ªs, asume su responsabilidad. El lector tiene toda la raz¨®n y seguro que el error estuvo en el origen, o sea, en mi versi¨®n original. El apellido es con i latina. Aunque evidentemente podr¨ªa haber sido subsanado por cualquiera de los redactores que leyeron el texto, como reconoce Andrea Rizzi, redactor-jefe de Internacional, que pide, ante todo, disculpas, y pasa a explicar el funcionamiento de su secci¨®n. Por supuesto, los textos se leen antes de ser enviados a impresi¨®n. Cuando un corresponsal env¨ªa su cr¨®nica, un periodista de la mesa la lee y edita; y despu¨¦s el periodista que est¨¢ de cierre la relee y se asegura de que todo est¨¦ correcto. La persona que est¨¢ a cargo de la secci¨®n le da el ¨²ltimo visto bueno. La secci¨®n ha perdido muchos redactores entre jubilaciones anticipadas, ERE y salidas de otro tipo. Con ello, ha perdido buena parte de su veteran¨ªa. Por otra parte, cada vez tenemos m¨¢s tareas: casi toda la secci¨®n trabaja tanto para la web como para el papel, y la cantidad de informaciones que gestionamos cada d¨ªa ha aumentado considerablemente. Los tiempos en los que uno se le¨ªa toda la informaci¨®n sobre un tema para editar una sola cr¨®nica se acabaron. Pero no se acab¨® el anhelo de alcanzar los m¨¢ximos est¨¢ndares de calidad. Trabajamos con compromiso y honradez para ello todos los d¨ªas.
Nadie est¨¢ libre de equivocarse, por eso los mejores diarios del mundo publican frecuentes fes de errores, aunque lo ideal ser¨ªa no necesitarlas. Eso es lo que viene a exigirnos un lector, Vicente Herrera Silva, que confiesa guardar como oro en pa?o el primer n¨²mero de este diario. Esto, creo que me autoriza a decir que no me gustar¨ªa dejarlo a mis 77 a?os pero cada d¨ªa lo veo m¨¢s cerca. Estoy leyendo titulares con faltas sint¨¢cticas, fotograf¨ªas atrasadas un d¨ªa y otro, el descarado giro de apoyo a la derecha; y lo que es peor la mano de gente de poco fuste y por tanto mal pagada en el hacer del diario. Pero lo que ya ha rebasado todos los l¨ªmites ha sido lo del t¨ªtulo del libro de Luis Landero. Ni siquiera en esos pa¨ªses latinoamericanos que por negocio tanto frecuentan, se dar¨ªa el caso de que alguien escriba la cr¨ªtica de un libro de un autor de primera l¨ªnea ?sin ni siquiera haberlo tenido en sus manos! No cabe otra cosa; es imposible un error en el titular, y la reincidencia en el texto, si el cr¨ªtico hubiese le¨ªdo el libro. Y lo peor de todo es que, la secci¨®n fe de erratas es tan fija como la mancheta.
He mantenido con este lector una comunicaci¨®n privada para explicarle que, sin restar gravedad al error, no se hab¨ªa producido en una cr¨ªtica del libro, sino en la noticia de su presentaci¨®n. Juan Cruz, autor del texto, le pide disculpas personalmente. Lament¨¦ a¨²n m¨¢s que el lector que con tanta raz¨®n protesta el error que comet¨ª en el t¨ªtulo de la obra de Luis Landero El balc¨®n en invierno; y no s¨®lo publicamos de inmediato una fe de errores en el peri¨®dico sino que adem¨¢s rectificamos este error lamentable en la web. Observ¨¦ luego, lo que son las cosas, que un error similar se produjo en otro medio con respecto a este libro. De veras que lo siento, y as¨ª se lo dije esa misma ma?ana al autor. Tiene raz¨®n el lector, fue un error imperdonable por el que vuelvo a pedir excusas.
El 26 de octubre, otro lector, Enrique, me envi¨® un mensaje tras leer una informaci¨®n de la secci¨®n Espa?a, en la que se dec¨ªa lo siguiente: El exministro y ex secretario general del PP, ?ngel Acebes, ha sido imputado por el juez Ruz en el caso B¨¢rcenas y mantiene en prisi¨®n desde hace 15 meses al ex tesorero del PP. Una frase, se lamentaba, muy defectuosa gramaticalmente, hasta el punto de ser incomprensible, ya que su sentido original se ve gravemente alterado por la mala sintaxis. Jos¨¦ Manuel Romero, que firmaba el texto, no se explica c¨®mo pudo ocurrir, y pide disculpas por ello.
Adri¨¢n Cifuentes y Juan Dur¨¢n U?a, coincidieron en se?alarme un titular err¨®neo publicado en la portada de la edici¨®n digital del 23 de octubre: El Gobierno considera apta para el trabajo a una mujer con c¨¢ncer. La noticia relataba la batalla de una enferma de c¨¢ncer, Beatriz Figueroa, por lograr que la Seguridad Social le conceda la incapacidad.
?El Gobierno?, se pregunta Adri¨¢n Cifuentes, ?Se ha debatido la concesi¨®n o no de la incapacidad total a Do?a Beatriz Figueroa en el Consejo de Ministros? ?Ha sido una resoluci¨®n adoptada por un ministro, o un secretario de Estado? ?Qu¨¦ ¨®rgano del Gobierno, de los que figuran en la Ley 50/97 de 27 de noviembre, es el responsable de dicha denegaci¨®n? Evidentemente, tal y como se deduce tras la lectura de la noticia, la resoluci¨®n denegatoria emana de un ¨®rgano administrativo, el INSS. La noticia se titul¨® correctamente La Seguridad Social insiste en negar la incapacidad a una enferma de c¨¢ncer, en la edici¨®n impresa del 24 de octubre.
Michael Nicholas, asiduo lector de las columnas de David Trueba, me escribi¨® a prop¨®sito de una cita en la publicada el 23 de octubre. Trueba nos dice en su art¨ªculo People que las siglas GOP que hacen referencia al Partido Republicano significan Gobierno de la Gente. Creo que quieren decir Grand Old Party. Trueba, reconoce que su error, se debi¨® a una confusi¨®n entre la expresi¨®n de Gobierno de la Gente, que fue popularizada por el presidente republicano Lincoln y lo que esconde detr¨¢s del GOP que define a este partido como Grand Old Party. Inmediatamente que me lleg¨® la correcci¨®n corr¨ª a solventarlo de manera abierta y p¨²blica en el siguiente art¨ªculo que se titul¨® Lo nuevo.
Hay lectores, como V¨ªctor Ovies, de Granada, capaces de llevar a cabo una verdadera investigaci¨®n period¨ªstica para establecer la verdad de las cosas. Ovies me escribi¨® para protestar porque en la cr¨®nica publicada el 23 de octubre sobre el concierto ofrecido la noche anterior por el cantante Jamie Cullum, en el Teatro Circo Price de Madrid, su autor, Jes¨²s Ruiz Mantilla, hac¨ªa referencia a la escasez de p¨²blico en la sala, atribuy¨¦ndolo a que esa noche jugaba el Real Madrid contra el Liverpool. Ovies no daba cr¨¦dito porque, dec¨ªa en su mensaje, me result¨® imposible conseguir una entrada aunque lo intent¨¦ desesperadamente. Insatisfecho tras las explicaciones adicionales del periodista, el lector se puso en contacto con el departamento de gesti¨®n de audiencias del Price, y as¨ª se enter¨® de que, efectivamente, Cullum hab¨ªa actuado las dos noches programadas en Madrid con un aforo reducido, pero no por falta de p¨²blico, sino por el deseo del cantante brit¨¢nico de actuar en una atm¨®sfera ¨ªntima. Todo un detalle en estos tiempos.
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