Un tablero para economistas
El ajedrez es una gran escuela para calcular las consecuencias de nuestros actos
Si en lugar de adelantar peones, colocar alfiles y desplazar torres Magnus Carlsen moviese legiones o brigadas de infanter¨ªa bien se le podr¨ªa conocer con el mismo apodo que a Pompeyo el Grande: El Adolescente Carnicero. Magnus, noruego, 23 a?os, es campe¨®n del mundo de ajedrez desde 2013, cuando derrot¨® en la final al indio Viswanathan Anand (44 a?os), m¨¢s conocido como El Expreso de Madr¨¢s. A pesar de ser dos deportes metaf¨ªsicamente antag¨®nicos, el ajedrez y el boxeo comparten el gusto por los apelativos amedrentadores y la costumbre de que el ganador se queda con la mayor parte de la bolsa. Pues bien, Carlsen y Anand se enfrentan de nuevo por el campeonato a 12 partidas (m¨¢s una de desempate), como si de asaltos pugil¨ªsticos se tratara, en Sochi, a orillas del Mar Negro. La primera partida de esta final, con sabor de revancha (para Anand) y pujos geoestrat¨¦gicos (el tablero est¨¢ pr¨®ximo a Ucrania), comenz¨® el s¨¢bado rodeada por una aton¨ªa medi¨¢tica que subraya la debilidad del ajedrez: sin identificaci¨®n pol¨ªtica, pierde morbo y gancho audiovisual.
K¨¢rpov y Kasp¨¢rov encarnaban, quiz¨¢ a su pesar, la URSS crepuscular y la perestroika Spassky y Korchn¨®i, quiz¨¢ con demasiado entusiasmo, al s¨®viet acorazado frente a la disidencia establecida. Pero Carlsen y Anand son ajedrecistas sin causa, por encima de cualquier estridencia. Carlsen aparece disfrazado de grunge con camisetas de f¨²tbol y el aspecto de vivir permanentemente en la tienda de c¨®mics de The Big Bang Theory; Anand cultiva el aspecto de un viajante de comercio o un experto inform¨¢tico de alta cualificaci¨®n. Nada que ayude a sublimar la rabia b¨¦lica o la tensi¨®n pol¨ªtica.
Sin embargo el ajedrez ser¨ªa un gran est¨ªmulo para educantes y educandos en el hemisferio occidental... si se corrige el tono de disciplina angustiada impuesto en las escuelas sovi¨¦ticas. Ense?a a gestionar la soledad, dominar la tensi¨®n y a fortalecer el temple mental. Pero, sobre todo, ense?a a calcular las consecuencias futuras de las decisiones presentes, un ejercicio excelente para economistas y funcionarios. Carlsen y Anand hubiesen sido capaces de anticipar con pelos y se?ales y en menos tiempo que el FMI el efecto de la pol¨ªtica de austeridad en Europa.
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