Hacia el Estado palestino
El reconocimiento del Congreso espa?ol ser¨¢ ¨²til si sirve para desbloquear el proceso de paz
Paulatinamente, diversos parlamentos europeos ¡ªy un Gobierno, el de Suecia¡ª est¨¢n aprobando el reconocimiento de Palestina como Estado independiente. El Congreso espa?ol se dispone a tratar la cuesti¨®n la pr¨®xima semana. Se trata, en ¨²ltima instancia, de dar cumplimiento a la legalidad internacional y a la decisi¨®n adoptada por Naciones Unidas el 27 de noviembre de 1947, cuando decidi¨® la divisi¨®n del hasta entonces protectorado brit¨¢nico de Palestina en dos Estados independientes: uno jud¨ªo y otro ¨¢rabe. Desde entonces ha habido de todo excepto paz: del rechazo inicial ¨¢rabe al plan internacional hasta la ocupaci¨®n israel¨ª, en 1967, de la zona asignada a los ¨¢rabes; tres grandes guerras, varios conflictos regionales, dos levantamientos civiles contra la ocupaci¨®n y miles de muertos, heridos y desplazados en el enfrentamiento entre ambas comunidades.
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La historia, sin embargo, no puede ser un obst¨¢culo para dar cumplimiento a la voluntad expresada hace casi 67 a?os por el conjunto de las naciones democr¨¢ticas. M¨¢xime cuando es evidente que la actual situaci¨®n ¡ªcon Israel ocupando Cisjordania y con la Franja de Gaza convertida en escenario peri¨®dico de bombardeos, con sus fronteras israel¨ª y egipcia cerradas al tr¨¢fico de personas y convertida en semillero de Ham¨¢s¡ª no puede prolongarse ad eternum y se vuelve cada vez m¨¢s insostenible, para la poblaci¨®n palestina y para la propia sociedad israel¨ª, sobre cuyo funcionamiento democr¨¢tico y su seguridad planea permanentemente el conflicto.
El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, argumenta que el reconocimiento de Palestina debe ser el final de las ¡ªinterminables y a menudo inexistentes¡ª negociaciones de paz. Es todo lo contrario. Se trata del primer paso, tal y como se acord¨® en Naciones Unidas desde el comienzo: crear dos Estados en esa zona del Mediterr¨¢neo. Y es la ¨²nica alternativa a la guerra de mayor o menor intensidad que amenaza a ambos pueblos. Netanyahu tiene que entender que no se trata s¨®lo de Palestina, sino de la supervivencia de Israel.
Este justo reconocimiento no puede ser un cheque en blanco para el Gobierno palestino. Mahmud Abbas mantiene una alianza m¨¢s o menos fr¨¢gil con Ham¨¢s, una organizaci¨®n terrorista para la UE y EE?UU. Las democracias deben ayudar a Palestina, tambi¨¦n, a que cumpla con todas las obligaciones de un Estado democr¨¢tico. Con ese reconocimiento tambi¨¦n viene una gran responsabilidad.
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