Muere el genial ge¨®metra ermita?o
Alexander Grothendieck, uno de los grandes matem¨¢ticos del siglo XX, muere en Francia a los 86 a?os. Reneg¨® de su obra y prohibi¨® que fuera reproducida
"El sue?o al que me refiero no tiene escenario, ninguna acci¨®n o actividad en concreto. No conten¨ªa m¨¢s que una imagen congelada, una que al mismo tiempo parec¨ªa asombrosamente viva. Era una cabeza humana vista de perfil derecho". Este texto, on¨ªrico, el¨¦ctrico de emoci¨®n, es un texto prohibido. Su autor, Alexander Grothendieck decidi¨® el 3 de enero de 2010, desde un exilio autoimpuesto, prohibir toda reproducci¨®n presente o futura de su trabajo. As¨ª, uno de los matem¨¢ticos m¨¢s brillantes del siglo XX, que pretend¨ªa refundar la matem¨¢tica con la geometr¨ªa algebraica, alzaba un muro de silencio sobre su trabajo.
Ayer, Grothendieck muri¨® a los 86 a?os en el hospital de Saint-Girons, regi¨®n pirenaica del sur de Francia. Lo hizo sin mostrar grieta alguna en ese muro. Pero no todos los colegas que admiran su trabajo est¨¢n dispuestos a cumplir su voluntad. Roy Lisker, uno de los fundadores de la p¨¢gina web grothendieckcircle.org, ha tomado la direcci¨®n contraria a sus otros socios de dicha p¨¢gina y ha continuado el trabajo de traducir al ingl¨¦s su mezcla de autobiograf¨ªa y matem¨¢tica del m¨¢s alto vuelo Cosechas y siembras. ?Por qu¨¦? Lo explica en su web: "Nadie, por genial que sea, puede reclamar la posesi¨®n del conocimiento cient¨ªfico. Las patentes, s¨ª; pero las matem¨¢ticas a¨²n no han sido patentadas".
La relevancia de Grothendieck en la definici¨®n de la geometr¨ªa algebraica es enorme: tres de los siete Problemas del Milenio, los mayores desaf¨ªos matem¨¢ticos del siglo, est¨¢n relacionados con su obra.?Se le considera fundador de la teor¨ªa K, una de las piezas clave de la topolog¨ªa. Grothendieck ten¨ªa un talento ¨²nico para unificar, como resume Colin McLarty, profesor de matem¨¢ticas de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland: ¡°Su visi¨®n de las matem¨¢ticas era que no hab¨ªa que aproximarse a un problema con una ingente cantidad de conocimiento t¨¦cnico. La clave para ¨¦l era concebir el problema con tal nitidez que se resolviera por s¨ª mismo¡±.?McLarty asevera tambi¨¦n que es muy dif¨ªcil seguir su camino, porque aunque los pasos de su m¨¦todo son "sencillos de comprender" la enorme longitud de sus ensayos, y la necesidad de contener todos esos pasos para comprender su razonamiento, hacen extremadamente dif¨ªcil continuar su legado. Harvey Shoolman, profesor de la Universidad Metropolitana de Londres y cofundador de grothendieckcircle, lamenta el adi¨®s del genio: "Probablemente no volvamos a ver a alguien as¨ª por muchas generaciones. Se ha despedido, pero ahora ocupa su lugar junto con Arqu¨ªmedes, Fermat, Newton, Leibniz, Gauss, Galois y Riemann como un pin¨¢culo del ¨¦xito en el m¨¢s dif¨ªcil y a la vez esencial de los desaf¨ªos de la humanidad".?
Nadie sabe con certeza qu¨¦ ocurri¨® en la mente de Grothendieck para que en 1988 renunciara al mundo y se retirara a su hogar pirenaico para aislarse. Pero hurgar en su pasado es encontrarse con la tragedia, con el compromiso pol¨ªtico y con la renuncia a recibir honores por el alcance de su genio. Naci¨® en Berl¨ªn en 1928, hijo de un jud¨ªo anarquista ruso, Alexandre Shapiro, y de una socialista revolucionaria, Hanka Grothendieck. El horror de los campos le quit¨® a su padre, que falleci¨® en Auschwitz en 1942. Grothendieck vivir¨ªa con estatuto de ap¨¢trida la mayor parte de su vida.
Par¨ªs lo conect¨® con las mentes matem¨¢ticas del momento tras su paso por la universidad de Montpellier. En el seminario Henri Cartan conoce entre otros a Lauren Schwartz, ganador de la Medalla Fields por su trabajo en la teor¨ªa de distribuciones. Schwartz se convirti¨® en su director de tesis y asisti¨® at¨®nito a la creatividad desplegada por su pupilo.
Grothendieck estableci¨® en sus textos curiosas met¨¢foras para expresar su concepci¨®n matem¨¢tica. Habl¨® sobre dos tipos de matem¨¢ticos, el que abrir¨ªa una nuez con martillo y cincel y el que, pacientemente, la sumerge en agua y espera, con el paso de los meses, a que el l¨ªquido penetre y se pueda partir cerrando la mano sin m¨¢s. Otra bella met¨¢fora presente en sus notas que expresa c¨®mo funcionaba su mente habla de las mareas: "Lo ignoto que quiere ser conocido se me presentaba como una porci¨®n de tierra, o una dura magra, resisti¨¦ndose a la penetraci¨®n... El oc¨¦ano avanza insensible en silencio, nada parece suceder, nada se mueve, el agua est¨¢ tan lejos que apenas puedes escucharlo... Y sin embargo finalmente rodea la sustancia resistente".
Sus teor¨ªas le valieron el m¨¢ximo reconocimiento de la matem¨¢tica, la medalla Fields, en 1966. Grothendieck, pacifista y ecologista radical, se neg¨® a recogerla en Mosc¨², por la persecuci¨®n que recib¨ªan los disidentes del r¨¦gimen comunista sovi¨¦tico y la actuaci¨®n de la URSS en los pa¨ªses de Europa oriental.?Fue un primer paso en una espiral de compromiso pol¨ªtico y progresivo alejamiento de la comunidad cient¨ªfica. Participa en las revueltas de mayo del 68 en Par¨ªs, cada vez m¨¢s convencido que la v¨ªa acad¨¦mica era una v¨ªa muerta. En 1970 dimite del Institute des Hautes ?tudes Scientifiques (IHES), instituci¨®n de la que fue una de sus m¨¢ximas figuras fundadoras. Viaja tambi¨¦n Vietnam para protestar contra la guerra. Los a?os 80 son de enorme producci¨®n. En solo un a?o, del 80 al 81, escribe el manuscrito La larga marcha a trav¨¦s de la teor¨ªa Galois. Larga, en efecto, pues fueron 1.600 p¨¢ginas. Tambi¨¦n lo es Cosechas y siembras, autobiograf¨ªa de 1.000 p¨¢ginas. De esta ¨¦poca tambi¨¦n es Bosquejo de un programa, dos vol¨²menes que m¨¢s tarde publicar¨ªa la Universidad de Cambridge. Un ¨²ltimo portazo a los honores lo dio en 1988 cuando renunci¨® al premio Crafoord ¡ªgestionado por la Real Academia Sueca de las Ciencias para premiar a las disciplinas fuera de los Nobel¡ª. En 1991 comienza su retiro definitivo en los Pirineos, en una aldea pirenaica cuya ubicaci¨®n no comparte con ning¨²n amigo.
Antes de su muerte ayer, ecos de Grothendieck han llegado a cuentagotas en estas ¨²ltimas tres d¨¦cadas. Liberation publica en 2012 que la universidad de Montpellier guarda un legado de 20.000 p¨¢ginas del autor, sus anotaciones y reflexiones durante los setenta y ochenta. In¨¦dito y sin publicarlo, por expreso deseo de su autor. En 2010 lleg¨® la carta , pidiendo que se retirara su obra de todas las librer¨ªas y webs. Las razones, un misterio. Aunque tal vez el final de ese sue?o que describe en el arranque de su autobiograf¨ªa encierre alguna clave: ¡°Reviviendo este sue?o en la confortable quietud de mi cama, me vi forzado por un deseo natural a ponerle un nombre a esta aparici¨®n. No tuve que pensar mucho: una vez que la cuesti¨®n arraig¨®, era m¨¢s que obvio que la cabeza que hab¨ªa visto en mi sue?o no era otra que la m¨ªa¡±.
La carta del no
Declaraci¨®n de mi intenci¨®n de denegar el permiso para que mi obra sea publicada
por Alexandre Grothendieck
No tengo ninguna intenci¨®n de publicar o reimprimir ninguna obra o texto de la que sea autor, de la manera que fuera, en digital o en papel, sea en la forma de trabajos completos o extractos, sean trabajos de inter¨¦s personal o cient¨ªfico, o sean cartas personales dirigidas a otros, y tambi¨¦n todas las traducciones de los textos de los que soy el autor.
Todas las ediciones o transmisi¨®n de dichos textos que se han producido en el pasado sin mi permiso expreso, o que pudieran producirse en el futuro mientras yo viva, que se hagan o que se hayan hecho en oposici¨®n a mi testamento, como est¨¢ espec¨ªficamente precisado en ¨¦l, ser¨¢n vistas a mis ojos como ileg¨ªtimas.
Al punto en que tenga conocimiento de ellas, insistir¨¦ a los creadores de estas ediciones pirata, o de cualquier otra edici¨®n incluyendo, sin mi permiso expreso, textos de mi pu?o y letra (am¨¦n de las posibles citas de unas pocas l¨ªneas como mucho), que las eliminen inmediatamente del mercado; que los directores de las librer¨ªas que almacenan copias de mis obras, hagan que esas obras desaparezcan de una vez.
Escrita en mi residencia. 3 de enero de 2010 AG
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