Pol¨¦mica por un art¨ªculo sobre pruebas m¨¦dicas
La mejor forma de cuidar la salud de la poblaci¨®n mundial es prevenir las enfermedades. La prevenci¨®n, a la que se dedican campa?as institucionales, y en la que inciden continuamente los m¨¦dicos, es la estrella de la Medicina moderna. Pero, ?qu¨¦ clase de prevenci¨®n? ?la que hace hincapi¨¦ en la importancia de una dieta equilibrada y el ejercicio f¨ªsico o la que propone una bater¨ªa de pruebas m¨¦dicas a las que someterse, aunque no las contemple el Sistema Nacional de Salud? Un articulo que recomendaba ocho pruebas m¨¦dicas de este tipo, publicado en la web de EL PA?S, ha desatado la pol¨¦mica.
El texto ha provocado la reacci¨®n del doctor Alberto L¨®pez Garc¨ªa-Franco, presidente de la Sociedad Madrile?a de Medicina de Familia y Comunitaria (SoMaMFyC), que disputa tanto la utilidad de esas pruebas, como la conveniencia de darles publicidad en la web de este peri¨®dico.
El presidente de SoMaMFyC me ha escrito una larga carta en la que dice refiri¨¦ndose a este art¨ªculo, entre otras cosas, lo siguiente:
Se presenta como informaci¨®n cient¨ªfica contrastada, lo que en realidad es una promoci¨®n comercial de las compa?¨ªas aseguradoras privadas. Y de promoci¨®n comercial hay que hablar si analizamos las recomendaciones que en el art¨ªculo se hacen, que tienen dos caracter¨ªsticas sustanciales: que no se realizan habitualmente en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud y que la evidencia cient¨ªfica que sustenta su indicaci¨®n es nula. Si el lector confiado se deja llevar por esas recomendaciones, porfiar¨¢ con su m¨¦dico de familia para que le haga esa ITV del todo punto innecesaria y contraproducente, o se apuntar¨¢ inmediatamente a cualquier cl¨ªnica privada sin que eso repercuta positivamente en su salud.
El cifrar la salud de la poblaci¨®n en la realizaci¨®n de chequeos indiscriminados supone nuevamente delegar en las tecnolog¨ªas diagn¨®sticas el fundamento del nivel de salud, y relegar los estilos de vida a un papel secundario, que en absoluto se corresponde con la realidad. Sorprende la falta de racionalidad de esas 8 recomendaciones (que podr¨ªan haber sido 16 incluyendo otras sofisticadas pruebas diagn¨®sticas). ?Tiene sentido realizar estudios hormonales de estr¨®genos, hormona fol¨ªculo estimulante u hormona luteinizante a una mujer f¨¦rtil, que tiene reglas normales? La respuesta es no, porque su equilibrio hormonal est¨¢ garantizado por el simple hecho de que menstr¨²a. ?Tiene sentido solicitarlo a una mujer menop¨¢usica? Tampoco, porque su alteraci¨®n est¨¢ garantizada por el simple hecho de que sus ovarios no son funcionantes y su producci¨®n de hormonas se reduce dr¨¢sticamente. No parece la mejor soluci¨®n monitorizar lo obvio y analizar lo evidente.
La persona expuesta a dicho chequeo anual (?por qu¨¦ no semestral o semanal?) puede salir con una falsa sensaci¨®n de seguridad cuando se puede dar el caso de que fume un paquete de cigarrillos al d¨ªa, realice un consumo excesivo de alcohol, sea obesa y haga una vida sedentaria. Otra de las caracter¨ªsticas de las recomendaciones que propone dicho art¨ªculo es la ausencia total de promoci¨®n de estilos de vida saludables, cuando es la estrategia m¨¢s eficiente, m¨¢s ¨²til y que aporta mayor calidad de vida a nuestros ciudadanos¡, aunque vende menos, de cara a las compa?¨ªas privadas, que la realizaci¨®n de an¨¢lisis y pruebas complementarias.
Marta C¨¢mara, que firma la informaci¨®n, se ha sentido ofendida por la insinuaci¨®n del doctor L¨®pez de que el art¨ªculo pueda encubrir intereses comerciales. No voy a consentir de ninguna manera que se me acuse de estar firmando algo patrocinado o promocional por parte de compa?¨ªas aseguradoras privadas, explica en un mensaje al doctor, que me ha enviado para que lo trasmita desde este blog. "En ning¨²n momento aporto los tel¨¦fonos o direcciones de nadie. En 20 a?os de profesi¨®n no he tenido jam¨¢s el m¨ªnimo problema, y he malvivido por vocaci¨®n, de lo que he recibido por parte de los medios en los que colaboro.
Tambi¨¦n a m¨ª me parece excesiva la presunci¨®n del presidente de SoMaMFyC de que el art¨ªculo es poco menos que un anuncio de prestaciones m¨¦dicas privadas bajo una apariencia informativa. Son acusaciones graves que no pueden lanzarse sin pruebas. Pero m¨¢s all¨¢ de este aspecto, su autora quiere precisar otras cosas.
Desde el inicio del reportaje se habla de pruebas voluntarias, y cuando me refiero a medicina preventiva, lo hago sin may¨²sculas y sin entrecomillar, por lo que no me estoy refiriendo a ninguna especialidad o instituci¨®n en concreto sino a un concepto general de salud y de vida.
En todo momento hablo de ex¨¢menes que el especialista deber¨¢ valorar y determinar. Adem¨¢s, a?ado recomendaciones en torno al estilo de vida correcto. No solo pruebas, como se?ala el lector. En el apartado ginecol¨®gico, queda muy clara la edad a partir de la cual se recomiendan las pruebas y se?alo los antecedentes familiares. ?Citolog¨ªas cada cinco a?os?, ?mamograf¨ªas caprichosas? No s¨¦ que tendr¨¢ que opinar en este sentido la Asociaci¨®n Espa?ola de Ginecolog¨ªa, que lleva a?os aunando esfuerzos para concienciar de las revisiones anuales. Lo mismo puedo decir de la Academia Espa?ola de Dermatolog¨ªa y Venereolog¨ªa.
Dice el lector: ¡®t¨¦ngase en cuanta, que una de las principales causas de mortalidad en Estados Unidos es la derivada de los efectos secundarios de los tratamientos, intervenciones o pruebas diagn¨®sticas realizadas en el ¨¢mbito sanitario¡¯.
Si considera que respirar en una boquilla, mostrar la dentadura, abrir los ojos, que un dermat¨®logo observe los lunares, hacerse una citolog¨ªa, tomarse la tensi¨®n o someterse a una anal¨ªtica como pruebas m¨¦dicas peligrosas, me lo va a tener que explicar alguien. Si se ha le¨ªdo enteramente el reportaje, puede comprobar que nadie llega siquiera a recomendar una simple radiograf¨ªa.
Es cierto que existe un gran debate m¨¦dico sobre la utilidad de pruebas tan comunes como las mamograf¨ªas, e incluso sobre la conveniencia de someterse a un an¨¢lisis dental anual. Tambi¨¦n lo es que los m¨¦dicos buscan la salud de sus pacientes, pero eso no est¨¢ re?ido con la aspiraci¨®n de vivir de su profesi¨®n de la manera m¨¢s holgada. Igual que los periodistas buscamos la verdad de las noticias, pero los diarios buscan la mayor difusi¨®n. En todo caso, tiene raz¨®n el doctor L¨®pez en lo relativo a la edad a partir de la cual se recomiendan las mamograf¨ªas, los 50 a?os. En el texto se se?ala: "Aunque no se tengan antecedentes, a partir de los 40 a?os es importante realizar una mamograf¨ªa al a?o".
He querido conocer la opini¨®n respecto a este tema de una importante asociaci¨®n m¨¦dica, la Sociedad Espa?ola de Medicina Preventiva, Salud P¨²blica e Higiene (SEMPSPH), sin embargo, su presidente ha declinado responder. Una portavoz de la SEMPSPH puntualiza, no obstante, que las pruebas que propone el art¨ªculo s¨®lo son aconsejables en algunos casos, y lamenta la escasez de profesionales de la sanidad p¨²blica que aparecen en ¨¦l.
A este respecto, C¨¢mara se?ala: "Alguno de los expertos que aparecen en el texto tambi¨¦n pertenece a la Sanidad P¨²blica, como es el caso del doctor Carrizo, del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Pero de todas formas, no creo que tenga que dar explicaciones sobre mis fuentes.
En mi opini¨®n, el problema del art¨ªculo no es que figuren en ¨¦l m¨¦dicos de la Sanidad p¨²blica o no. La revista BuevaVida est¨¢ en su derecho de publicar un art¨ªculo sobre pruebas m¨¦dicas en el que se cite solo a profesionales de la medicina privada. El problema, a mi juicio, est¨¢ en el titular que encabeza el art¨ªculo. Examinen ustedes mismos lo que dice: 8 pruebas m¨¦dicas que no deber¨ªa retrasar m¨¢s. Demasiado expeditivo, en mi opini¨®n, ya que trasmite incluso una sensaci¨®n de urgencia. El lector puede sentirse impelido a someterse inmediatamente a esas pruebas. Poco importa que el sumario sea m¨¢s claro con el contenido del art¨ªculo: Analizamos los grandes bastiones de la medicina preventiva. ?Qu¨¦ significa cada examen y qu¨¦ se pretende con ¨¦l?.
O que al inicio del texto se explique lo siguiente: Ning¨²n calendario ministerial obliga. Son ocho chequeos voluntarios, pero que la medicina preventiva aconseja incluir en nuestra agenda anual. El titular, ya lo dice el Libro de Estilo de EL PA?S, es el elemento esencial de la informaci¨®n. El que atrae la mirada del lector, que, a veces, no se fija m¨¢s que en esas pocas palabras. Por eso es imprescindible titular con cuidado exquisito, para evitar que los art¨ªculos o reportajes puedan resultar equ¨ªvocos, como ha ocurrido en este caso.
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