Lled¨® y los premios
El fil¨®sofo respeta a quienes han rechazado galardones, si bien ¨¦l acepta con gusto el Premio Nacional de las Letras
Los alumnos que tuvo Emilio Lled¨® ¡ªal que llamaban Don Emilio¡ª en Valladolid, La Laguna, Barcelona y Madrid principalmente, estaban tan encandilados con su manera de ense?ar que cuando este hombre, que ahora tiene 87 a?os, cambiaba de lugar acad¨¦mico, le segu¨ªan como fans de sus palabras. Ese encanto que disfrutaron sus disc¨ªpulos forma parte de sus facetas filos¨®ficas, literarias y ¨¦ticas, por las que ahora, de pronto, le han ca¨ªdo tres premios importantes.
Este guinness de los premios, como dec¨ªa ¨¦l jocosamente cuando tuvo noticia del tercero, empez¨® en M¨¦xico, con el premio Henr¨ªquez Ure?a de la Academia Mexicana de la Lengua, al que siguieron dos en Espa?a. Justo cuando celebraba el premio Antonio de Sancha, que le ha correspondido por su defensa de los libros y la libertad, recibi¨® (por este peri¨®dico) la noticia de que un jurado reunido en el Ministerio de Cultura le hab¨ªa concedido tambi¨¦n el premio de las Letras Espa?olas.
Este ¨²ltimo galard¨®n desat¨® entre los periodistas la curiosidad por saber si el premiado iba a recibirlo o no; Emilio Lled¨® dijo que s¨ª, que naturalmente lo recibir¨ªa.
Algunos artistas, haciendo uso de una libertad celebrada por el propio Lled¨®, hab¨ªan rechazado galardones similares por no estar de acuerdo con la pol¨ªtica cultural del Gobierno y, en concreto, con la del titular del Ministerio de Cultura. De modo que a la pregunta ¡ªque los propios periodistas se?alaron que ven¨ªa marcada por el morbo¡ª el fil¨®sofo, autor de Memoria de la ¨¦tica, explic¨® que naturalmente respetaba lo que otros hab¨ªan alegado a la hora de rechazarlo, pero que ¨¦l s¨ª lo recibir¨ªa.
Este premio, y todos los dem¨¢s, los da el Estado, es decir, los ciudadanos que aprecian el trabajo cultural, literario en este caso, de los diferentes galardonados. El rechazo de los galardones es una opci¨®n. Recibirlo es otra, igualmente leg¨ªtima. El fil¨®sofo es patrimonio de la cultura de este pa¨ªs, desde la Rep¨²blica, en cuyas aulas se form¨®, hasta la universidad que acogi¨® su ense?anza de librepensador. Lo premiamos todos, no lo premia un Gobierno, y ¨¦l recoge el galard¨®n de todos, la gratitud de una poblaci¨®n que, como sus alumnos, se refiere a ¨¦l como Don Emilio, Premio Nacional de las Letras.
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