Este apa?o no sirve
PP y PSOE no han entendido que es insostenible la opacidad de los viajes de diputados y senadores
El PP y el PSOE han pactado una regulaci¨®n sobre los viajes de los parlamentarios sin tener en cuenta las voces que ped¨ªan a las C¨¢maras legislativas ¡ªentre ellas, este peri¨®dico¡ª poner a disposici¨®n de los ciudadanos los datos de todos los desplazamientos pagados por el erario. En su lugar han prometido facilitar el coste global de los gastos de viaje efectuados cada trimestre por diputados y senadores. Esa regulaci¨®n de m¨ªnimos responde a la mentalidad imperante en ciertas c¨²pulas pol¨ªticas, que contin¨²an sin asumir como obligado informar a la ciudadan¨ªa de lo que se hace con su dinero.
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?Para qu¨¦ sirve disponer de cifras trimestrales sobre un coste global? Como mucho, para alimentar comentarios sobre si un trimestre se gasta m¨¢s o menos que el anterior en las tres categor¨ªas de desplazamientos previstos por la mentada regulaci¨®n: viajes oficiales, traslados habituales entre Madrid y la circunscripci¨®n de residencia y viajes fuera de la circunscripci¨®n.
A las pocas horas de acordada con el PP la regulaci¨®n restrictiva, desde las filas socialistas se ha anunciado una reconsideraci¨®n tendente a ofrecer m¨¢s detalles de la agenda y de todos los viajes de sus parlamentarios. Otros grupos minoritarios tambi¨¦n quieren hacerlo o reforzar los datos de las agendas, que ya ofrec¨ªan por su cuenta. Son se?ales evidentes de lo insatisfactorio del pacto.
Lo que realmente hay que controlar son las finalidades y el monto de todo el gasto cargado a los contribuyentes, empezando por el de los representantes de cada circunscripci¨®n ante los ciudadanos de la misma. No se trata solo de salir al paso del esc¨¢ndalo suscitado por las variadas y contradictorias explicaciones dadas por Jos¨¦ Antonio Monago y por el PP acerca de viajes de aquel a Canarias, sino de dar un verdadero salto adelante en materia de transparencia. Eludirlo perjudica a la democracia, tanto como alimenta las campa?as contra el sistema representativo.
Nada avala la pretensi¨®n de los partidos de dar por supuesto que los ciudadanos han de sufragar todo aquello que los parlamentarios decidan gastarse, sin l¨ªmites ni rendiciones de cuentas. Muchos pol¨ªticos contin¨²an sin ser conscientes de la distancia que se ha abierto entre ellos y los ciudadanos, de acuerdo con reiterados sondeos de opini¨®n. Millones de personas se pagan sus viajes, sus comidas y todos los gastos con cargo a sus salarios, o deben justificarlos detalladamente a sus empleadores cuando los hacen en nombre de aquellos. De ah¨ª el abismo psicol¨®gico existente entre todas esas personas y aquellas otras que, en virtud de haber obtenido un acta como parlamentario, consideran l¨®gico y natural que ese tipo de gastos corra a cargo de los contribuyentes y que ni siquiera sea necesario justific¨¢rselo.
Es importante que se lo tomen en serio, en vez de salir al paso de los esc¨¢ndalos con remiendos u ocurrencias.
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