Reclusa Pantoja
Ni un afamado compositor de coplas podr¨ªa haber escrito una historia tan negra para la tonadillera m¨¢s famosa que la ha llevado a la c¨¢rcel, condenada a dos a?os por blanqueo
Isabel Pantoja madrug¨® ayer para dirigirse a la c¨¢rcel de mujeres de Alcal¨¢ de Guada¨ªra, a 100 kil¨®metros de su finca de Cantora (C¨¢diz) y a escasos 15 minutos por carretera de Sevilla. Lleg¨® sobre las ocho de la ma?ana. La acompa?aba su hermano Agust¨ªn, que poco despu¨¦s abandon¨® el penal llorando. La cantante se ingres¨® voluntariamente tras la orden de la Audiencia de M¨¢laga (ten¨ªa de plazo hasta el domingo) y se someti¨® al protocolo habitual: cacheo, sistema de identificaci¨®n de huellas, ficha con datos personales y asignaci¨®n de una persona de contacto en el exterior. Ya no lleva encima su tel¨¦fono m¨®vil ni tiene dinero en met¨¢lico. En menos de 24 horas ser¨¢ reconocida por un m¨¦dico y recibir¨¢ la visita de un educador y de un trabajador social para su instalaci¨®n provisional, hasta que sea clasificada.
El giro radical en la vida de la tonadillera comenz¨® la noche del 2 de mayo de 2007, cuando fue detenida en su casa de la urbanizaci¨®n La Pera, en Marbella. A¨²n manten¨ªa una relaci¨®n sentimental con Juli¨¢n Mu?oz, el exalcalde de Marbella que ya estaba en prisi¨®n preventiva por el caso Malaya, la mayor trama de corrupci¨®n municipal juzgada en el pa¨ªs. El arresto lo orden¨® el juez Miguel ?ngel Torres por su presunta vinculaci¨®n con las actividades il¨ªcitas de Mu?oz. Poco pod¨ªa imaginar la artista, viuda del torero Paquirri y una de las m¨¢s reconocidas sobre las tablas del panorama musical espa?ol, que siete a?os y medio despu¨¦s tendr¨ªa que ingresar en la c¨¢rcel para cumplir una condena de dos a?os por blanquear dinero de origen ilegal de quien fue su pareja.
La c¨¢rcel de mujeres de Alcal¨¢ de Guada¨ªra est¨¢ muy cerca de una f¨¢brica de tanques del Ej¨¦rcito y m¨¢s all¨¢ de sus muros solo hay campo. Fuentes penitenciarias consultadas explican que es un penal ¡°c¨®modo¡±. Inaugurado en 1991, es bastante peque?o, m¨¢s al estilo de los que se constru¨ªan antes que de los que se levantan ahora, de mayores dimensiones. Tiene 83 celdas y una ocupaci¨®n media real de 149 presas, seg¨²n el sindicato Acaip. Nada que ver con los 2.000 internos que puede llegar a haber en la prisi¨®n malague?a de Alhaur¨ªn de la Torre, en cuya secci¨®n de mujeres entr¨® Maite Zald¨ªvar, la exesposa de Mu?oz, el pasado 27 de octubre para cumplir condena por el mismo caso de blanqueo.
Se le permiten 10 llamadas a la semana de cinco minutos. Su primera salida podr¨ªa llegar en seis meses
El perfil de delincuencia en el penal sevillano es ¡°bajo¡± y las compa?eras de la cantante son, en general, reclusas de la zona, se?alan estas fuentes. Hasta hace poco tiempo hab¨ªa un m¨®dulo para madres que fue trasladado al Centro de Inserci¨®n Social (CIS) de Sevilla.
Pantoja ha tenido que facilitar a los funcionarios un listado con los n¨²meros de tel¨¦fono de las personas con las que quiere mantener contacto fuera y dispondr¨¢ de un m¨¢ximo de 10 llamadas a la semana (desde una cabina) de cinco minutos. A partir de este momento deber¨¢ ocupar su tiempo con horas de estudio o con manualidades en los talleres ocupacionales que ofrece la prisi¨®n. Su adaptaci¨®n es fundamental para los sucesivos informes que elabore la junta de tratamiento del centro. En el entorno de la tonadillera afirman que sufre episodios de depresi¨®n.
La ley penitenciaria espa?ola establece criterios muy flexibles para la clasificaci¨®n de un preso. Es decir, es muy dif¨ªcil saber con exactitud, por ejemplo, cu¨¢ndo podr¨¢ disfrutar Pantoja de un r¨¦gimen de semilibertad. Seg¨²n las fuentes consultadas, lo l¨®gico ser¨ªa que en la pr¨®xima reuni¨®n del equipo de tratamiento (formado por un educador, un trabajador social, un psic¨®logo, un funcionario y la directora del penal) se catalogue a la cantante en segundo grado. La normativa prev¨¦ la posibilidad de conceder permisos al cumplir un cuarto de la condena, por lo que su primera salida a la calle podr¨ªa llegar, en este caso, a partir de los seis meses.
M¨¢s complicado es determinar cu¨¢ndo lograr¨¢ el tercer grado. Quiz¨¢s sea a partir de un a?o (mitad de la condena), siempre que as¨ª lo determine la junta de tratamiento. La decisi¨®n final es de Instituciones Penitenciarias y se consulta al fiscal. Contar con un contrato de trabajo en el exterior y no tener m¨¢s cuentas pendientes ayuda.
Isabel Pantoja pas¨® su ¨²ltima noche en libertad en compa?¨ªa de varios familiares, entre ellos, sus hijos Francisco e Isabel. Las personas de su confianza mantuvieron el secreto hasta el final sobre la c¨¢rcel elegida, pero desde el principio se baraj¨® la posibilidad de que fuera Alcal¨¢ de Guada¨ªra. El jueves por la tarde, al circular el rumor de que el internamiento de la cantante era inminente, hasta medio centenar de periodistas, fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n se agolparon en el acceso al centro, que hab¨ªa sido vallado y custodiado por dos veh¨ªculos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
Para ingresar la cantante vest¨ªa ropa c¨®moda: vaqueros y botas. Llevaba el pelo recogido, la cara sin maquillar y sus inseparables gafas oscuras. No se gir¨® ni agach¨® la cabeza para eludir los flases. Uno de los motivos por los que el tribunal le ha denegado la libertad condicional es que no ha mostrado arrepentimiento. Adem¨¢s, con su ingreso se quiere que ¡°sirva de freno¡± para conductas similares futuras relacionadas con la corrupci¨®n pol¨ªtica.
Pantoja se enfrenta, adem¨¢s, al pago de una importante multa. La Secci¨®n Segunda tambi¨¦n la pen¨® con 1,14 millones de euros (el dinero blanqueado), cantidad de la que ha abonado 147.000 euros. El tribunal ha accedido a fraccionar el pago que debe saldar en cuotas trimestrales de 210.000 euros.
Fue a principios del verano de 2003 cuando Isabel Pantoja comenz¨® a dejarse ver paseando de la mano de Juli¨¢n Mu?oz, reci¨¦n elegido alcalde marbell¨ª para acabar con la pol¨ªtica de Jes¨²s Gil. La cantante solo fue primera dama de Marbella durante dos meses hasta que triunf¨® la moci¨®n de censura contra el regidor. Sus vidas empezaron a cambiar con el estallido del caso Malaya. Una d¨¦cada despu¨¦s, nada es lo que era.
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