"?Elegir entre ganar un Mundial o el sexo? Si ganas habr¨¢ m¨¢s sexo"
Con 21 a?os, Marc M¨¢rquez se ha proclamado bicampe¨®n del mundo de MotoGP. Hoy nos confiesa aquellas cosas que nos recuerdan que es humano
"No recuerdo el momento en el que me enamor¨¦ de las motos, porque solo ten¨ªa cuatro a?os, pero s¨ª que me recuerdo a los siete u ocho. Corr¨ªa en motocross, en pistas de tierra, en circuitos. Era casi toda mi vida. Era todo lo que hac¨ªa¡±.
Marc Marquez es una visi¨®n casi perfecta. Para los departamentos de m¨¢rketing aparece como un s¨ªmbolo de euro con las piernas depiladas. Si Disney le escogiera para protagonizar una serie de s¨¢bado por la ma?ana sobre las haza?as de un audaz piloto de motos, a nadie le parecer¨ªa cre¨ªble. Las ni?as y adolescentes, y algunas de sus madres, lo ver¨ªan de todas formas, vestidas con sus pijamas y camisones. A los padres y maridos tampoco les importar¨ªa fijar su atenci¨®n en la estrella, porque Marc M¨¢rquez es tan amenazador como un cachorro de Labrador. El flamante bicampe¨®n del mundo de MotoGP es lo bastante joven como para ser m¨¢s mono que guapo, con la sonrisa de un personaje de dibujos animados permanentemente en sus labios, aunque la transici¨®n de este lozano hombre-ni?o es s¨®lo cuesti¨®n de tiempo.
Sentados en la suite de la tercera planta del Grand Hotel de R¨ªmini, me convence de que esa actitud tan dulce que casi provoca caries no es teatro. Es el Marc M¨¢rquez verdadero.
¡°[Gustar] es importante porque si la gente me acepta como soy, yo puedo ser m¨¢s normal. Tengo mucha suerte, porque desde 2008, cuando llegu¨¦ al Mundial, la gente me ha aceptado y yo empec¨¦ a ser m¨¢s libre, m¨¢s abierto, porque vi que me aceptaban. Los fans me siguen y eso me gusta. Ayuda, porque as¨ª yo puedo dedicarme a pensar solo en las motos¡±.
Aparte de las ocasionales manchas rosa oscuro con forma de pepinillo en la piel, que son prueba de habituales impactos a 280 km/h con la tierra firme, nada en Marc M¨¢rquez ofrece pistas de la habilidad casi sobrenatural que muestra sobre una motocicleta. O de su determinaci¨®n. O simplemente de los huevos que tiene el Sr. Marc M¨¢rquez. Pero no lo ponga en duda. Nadie de los que corren contra ¨¦l lo hace.
Nos adormece con una falsa sensaci¨®n de seguridad porque el piloto parece siempre feliz de acercarse a un fan para permitirle hacerse un selfie. Intente encontrar una foto en la que no sonr¨ªa. Alguna hay, pero no muchas. Sin embargo, en el circuito, cuando hay que trabajar, cuando los se?ores mayores japoneses conf¨ªan en que cumpla y las gigantes multinacionales petroqu¨ªmicas est¨¢n atentas, sin hablar de los dos millones y medio de fans en las gradas, o los telespectadores de los 207 pa¨ªses a los que llegan las carreras, Marc M¨¢rquez exhibe una contenida falta de piedad que debe helar la sangre de sus competidores. Entre carreras, ya sea 60 segundos despu¨¦s de otra victoria m¨¢s, o en el interminable carrusel de actos con prensa, parece tan dulce como un osito de gominola, pero es tan despiadado como una hiena. Este desdoblamiento de su personalidad es algo como de tebeo. Clark Kent y Superman. Dr. Jekyll y Mr. Hyde. El casco es la m¨¢scara que le permite a M¨¢rquez transformarse. Por culpa del visor negro que le cubre la cara no podemos ver c¨®mo sus ojos se ponen rojo sangre y los colmillos lupinos le crecen desde las enc¨ªas, pero seguro que ocurre. Yo apostar¨ªa dinero por ello.
¡°No quiero ganar a un t¨ªo en particular. Quiero ganar a todo el mundo. Me gusta luchar siempre con pilotos que est¨¦n cerca de m¨ª porque nos desafiamos los unos a los otros para mejorar. Me gusta saber lo que hacen Lorenzo, Pedrosa y Rossi, lo que hacen en el circuito, en el boxpit. Veo v¨ªdeos. Quiero tenerlo todo bajo control¡±.
No quiero ganar a un t¨ªo en particular. Quiero ganar a todo el mundo. Me gusta luchar siempre con pilotos que est¨¦n cerca de m¨ª porque nos desafiamos los unos a los otros para mejorar Marc M¨¢rquez
En su primera temporada, la que se suele reservar para caerse y aprender las nuevas t¨¦cnicas que demandan estas motos brutales de 1000 c.c. y 230 caballos de potencia, M¨¢rquez gan¨® el t¨ªtulo. Nadie lo predijo. Eso fue en 2013. En 2014, venci¨® en las diez primeras carreras del a?o. Hasta que Pedrosa le gan¨® en Brno, en la Rep¨²blica Checa. M¨¢rquez lleg¨® cuarto. Fue la primera vez que qued¨® fuera del podio en una carrera de MotoGP (de las que ha acabado: se cay¨® en Italia en 2013 y fue descalificado en Australia, cuando iba primero, por no entrar en los boxes en la vuelta correcta). Alcanzar esa posici¨®n ser¨ªa una marca personal para muchos de los actuales pilotos de MotoGP, pero para M¨¢rquez fue vergonzoso. Incluso par¨® de sonre¨ªr durante unos cuantos minutos. Volvi¨® a ganar en la siguiente prueba, en Inglaterra, pero luego se cay¨® en dos carreras seguidas.
Tras encadenar esas diez victorias, M¨¢rquez solo hab¨ªa ganado una de las siguientes cuatro y se cay¨®, pero remont¨® en las dos carreras hasta el 13? y el 15? puesto. Me alegr¨¦. No porque quisiera verle herido, sufriendo o ni siquiera derrotado. M¨¢s bien al rev¨¦s. Tras meses de tratar de evitar subirme al carro de M¨¢rquez, cuando lleg¨® a MotoGP como campe¨®n de la categor¨ªa inferior, Moto2, y tras ahuyentar el hype, me fascin¨¦ con el espa?ol. Me di cuenta de que en esta ocasi¨®n todo el hype era merecido, que ni siquiera explicaba adecuadamente lo bueno que Marc M¨¢rquez era en realidad.
Las diez victorias seguidas hab¨ªan hecho que mucha gente pensara que era un extraterrestre. Ese es el apodo que Colin Edwards, el piloto tejano, puso a los cuatro mejores de 2009, antes de la aparici¨®n de M¨¢rquez: Rossi, Pedrosa, Lorenzo y el australiano Casey Stoner
As¨ª que cuando los podios desaparecieron finalmente, aunque de manera temporal, me alegr¨¦ porque M¨¢rquez mostr¨® que pese a todo es humano. Las diez victorias seguidas hab¨ªan hecho que mucha gente pensara que era un extraterrestre. Ese es el apodo que Colin Edwards, el piloto tejano, puso a los cuatro mejores de 2009, antes de la aparici¨®n de M¨¢rquez: Rossi, Pedrosa, Lorenzo y el australiano Casey Stoner. Su talento estaba, y sigue estando, tan fuera de este mundo que ni siquiera otros pilotos de la misma categor¨ªa comprenden c¨®mo pueden correr as¨ª. Pero incluso los extraterrestres empezaron a mirar a M¨¢rquez como si lo hubieran teletransportado desde otro planeta para destrozar sus vidas.
Un repaso a sus peores resultados en dos a?os ha demostrado que no hay atajos en su ¨¦xito, la base es pura destreza y mucho trabajo: llegar a la configuraci¨®n perfecta para su moto antes que el resto y estar dispuesto a pilotar m¨¢s cerca del filo, una semana y la siguiente tambi¨¦n, m¨¢s que nadie. Entender eso hizo que sus logros hasta entonces parecieran incluso m¨¢s excelentes. Su fracaso record¨® a los expertos que la diferencia entre ganar y perder es apenas mensurable, pero, a este nivel, es incre¨ªblemente importante. Y pese a ello, durante la mayor parte de sus ¨²ltimas 28 carreras, M¨¢rquez hab¨ªa estado perfecto.
¡°Por ejemplo, el problema que tuvimos en Brno es que cambiamos la moto medio mil¨ªmetro y pens¨¦, ¡®?No puedo pilotar esa moto!¡¯. La vuelves a cambiar otro medio mil¨ªmetro y funciona bien. Es muy dif¨ªcil encontrar el t¨¦rmino exacto. Todo va al l¨ªmite, si algo falla, ?bam!¡±.
Pero incluso cuando el ¡°?bam!¡± es inevitable para sus competidores m¨¢s cercanos, sus compa?eros extraterrestres, M¨¢rquez para el tiempo. Como en un videojuego cuando presionas el bot¨®n de pausa, el piloto considera las opciones, piensa c¨®mo puede alterar el curso de su futuro inmediato, presiona play y sale del brete.
A veces se cae, a unos 140 km/h, su moto de un mill¨®n de euros por el suelo, raspando la pintura del carenado, mientras ¨¦l derrapa por la pista, ara?ando la capa superior de su colorido mono italiano de cuero. La gravilla del lateral ya est¨¢ salivando cuando, con el mundo frot¨¢ndose incr¨¦dulo los ojos, el catal¨¢n vuelve a su Honda y traza la siguiente curva.
¡°Yo esperaba aterrizar en la gravilla. Estaba preparado para hacerlo. Ya estaba en el suelo cuando le di al acelerador y levant¨¦ la moto. Tuve suerte. Perd¨ª el control de la parte delantera, el neum¨¢tico empez¨® a deslizarse y sent¨ª c¨®mo me empezaba a caer, as¨ª que me dije, ¡®Ya estoy en el suelo, voy a intentar darle gas¡¯. Cerr¨¦ los ojos y cuando los abr¨ª estaba de vuelta en la moto. Ocurre una o dos veces en toda la vida¡±.
?Suerte? M¨¢rquez no tiene suerte. En su casco, colocado en su mesilla de noche, se puede ver el dibujo de una hormiga, la criatura con la que M¨¢rquez se identifica por la relaci¨®n entre su tama?o y su fuerza y por la ¨¦tica de trabajo de la especie. Lleva montando extraordinariamente r¨¢pido desde antes de saber leer o escribir. Ese condicionamiento le permite salir de ciertas situaciones en las que otros se rendir¨ªan. Por cierto, ha conseguido semejante grandeza a tan temprana edad que uno de sus mayores rivales, Valentino Rossi, estaba consiguiendo sus primeros puntos en el Mundial cuando M¨¢rquez a¨²n llevaba pa?ales. Lo cual dice mucho de estos dos grandes.
¡°Valentino era y es mi h¨¦roe. Incluso ahora que compito con ¨¦l, lo sigue siendo, no solo por lo que gan¨® y lo que consigui¨®, sino por lo que hizo por el mundo de las motos. Hasta ¨¦l tal vez hab¨ªa mucha gente que no segu¨ªa las motos, pero apareci¨® ¨¦l con su estilo y la gente se enganch¨®. Es muy dif¨ªcil y muy bonito que un piloto pueda provocar tal expectaci¨®n¡±.
El piloto y el sexo
Aunque su talento, como explic¨® de manera tan concisa Colin Edwards, parece de otro mundo, la vida de este empleado de 21 a?os de Honda es igualmente extraterrestre. Sobre los hombros de M¨¢rquez reposan las expectativas del fabricante de motos, de sus compa?eros de equipo, de los patrocinadores y de los fans. La presi¨®n es tal que convertir¨ªa un trozo de carb¨®n en un diamante en una tarde. Nadie lo pensar¨ªa al hablar con ¨¦l. La vida es pan comido.
Valentino era y es mi h¨¦roe. Incluso ahora que compito con ¨¦l, lo sigue siendo, no solo por lo que gan¨® y lo que consigui¨®, sino por lo que hizo por el mundo de las motos Marc M¨¢rquez
¡°Me gusta la presi¨®n. Hace que me sienta mejor, hasta me convierte en m¨¢s competitivo. Encima siento que tengo potencial y trato de dar el 100% porque no quiero dar lugar a ninguna duda. He estado en muchas situaciones con presi¨®n de verdad, como el a?o pasado [al llegar a la ¨²ltima carrera sabiendo que un tercer puesto le asegurar¨ªa el t¨ªtulo] y en Moto2, lo percibo, pero no quiero pensar en ello. Quiero pensar que voy a salir, lo voy a disfrutar y va a ser divertido. Siempre trato de conseguir un buen resultado, pero al final lo m¨¢s importante es disfrutarlo¡±.
Justo cuando piensas que no hay nada normal en este hombre de 21 a?os, ni una pizca de normalidad, pregunto qu¨¦ le quita el sue?o por las noches.
¡°En este momento no muchas cosas. Soy feliz, disfruto de mi vida. Siempre hay alguna chica... A veces estoy m¨¢s nervioso, pero el s¨¢bado antes de Valencia, el a?o pasado, cuando se decid¨ªa el campeonato, dorm¨ª muy bien. Si estoy en casa y pienso sobre, no s¨¦, una chica... No s¨¦¡±.
Ah¨ª est¨¢ la sonrisa. M¨¢s amplia que nunca. Se acaba el tiempo y recurro a un lugar com¨²n: ¡°Entonces, Marc, ?es mejor el sexo o ganar una carrera?¡±.
¡°Es dif¨ªcil. Depende de la victoria y depende del sexo. Prefiero ganar el Mundial, porque despu¨¦s de hacerlo probablemente habr¨¢ m¨¢s sexo¡±.
No parece una elecci¨®n que Marc M¨¢rquez vaya a tener que hacer a corto plazo.
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