?Por qu¨¦ una soluci¨®n federal?
Es la culminaci¨®n natural y l¨®gica del Estado de las autonom¨ªas
Se podr¨¢ sostener que hay cuestiones m¨¢s urgentes que la reforma territorial de nuestro Estado: el paro, la pobreza infantil, la desigualdad creciente, la corrupci¨®n, etc¨¦tera. Tampoco se trata de la ¨²nica reforma de la Constituci¨®n que debemos abordar. Sin embargo, es bastante evidente el agotamiento del modelo territorial que aprobamos en 1978. La crisis catalana es su manifestaci¨®n m¨¢s aguda y grave, pero no es la ¨²nica. El descontento, por diferentes motivos, es general y, en cualquier caso, es un problema de Espa?a y como tal lo debemos encarar.
Adem¨¢s, el inmovilismo del Gobierno y el independentismo de los nacionalistas nos puede llevar al desastre. Han transcurrido 36 a?os desde 1978 y es hora de poner al d¨ªa nuestro sistema democr¨¢tico con esta y otras reformas. No se tratar¨ªa de un proceso constituyente ni de buscar un apa?o al tema catal¨¢n. Necesitamos una reforma seria y consensuada de la actual Constituci¨®n, en la que tambi¨¦n la mayor¨ªa de los catalanes se encontrasen potenciados.
¡ªEn mi opini¨®n, la estructura federal es la culminaci¨®n natural y l¨®gica del Estado de las autonom¨ªas. Es el modelo que mejor garantiza un destino com¨²n, basado en la solidaridad y la lealtad, por medio de la cooperaci¨®n y el respeto a las diferentes particularidades de nuestra sociedad. El reciente referendo escoc¨¦s y todas las encuestas propias demuestran que la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa no est¨¢ ni por el inmovilismo ni por la ruptura, sino por una tercera v¨ªa que en Espa?a se llama federalismo.
¡ªSe sostiene que el Estado de las autonom¨ªas es, en la pr¨¢ctica, una federaci¨®n. No es mi opini¨®n. No hay un reconocimiento acabado de las plurales identidades; el reparto de las competencias es confuso, no est¨¢ claro ¡°qui¨¦n hace qu¨¦¡±, lo que conduce a m¨²ltiples conflictos; no tenemos un sistema constitucional de reparto del poder preciso y s¨®lido; el actual Senado es inoperante, mientras que una C¨¢mara de las Comunidades pol¨ªticas tendr¨ªa capacidad legislativa plena en ciertas materias y ser¨ªa instrumento de participaci¨®n en los asuntos europeos. La financiaci¨®n no est¨¢ pr¨¢cticamente expresada en la Constituci¨®n: se deja al albur de los compromisos electorales y es motivo de insatisfacci¨®n general.
M¨¢s pronto que tarde, los partidos deber¨ªan sentarse a practicar las cinco fases de la sabidur¨ªa pol¨ªtica?
¡ªSe objeta que una Espa?a federal no contentar¨ªa a los independentistas y, entonces, ?para qu¨¦ cambiar? No se debe hacer la reforma para dar ventajas a nadie o para calmar descontentos particulares. El nacionalista encastillado nunca se contentar¨¢, pero s¨ª podemos ampliar mucho la base de apoyo de los que quieren una soluci¨®n razonable a un problema real y hoy no ven una propuesta alternativa que d¨¦ respuesta a sus aspiraciones. En este sentido, habr¨ªa que abordar dos procesos de decisi¨®n. La reforma de la Constituci¨®n ser¨ªa votada por el conjunto de los ciudadanos y la subsiguiente reforma de los Estatutos refrendada en cada una de las comunidades.
¡ªEl presidente del Gobierno ha solicitado que se detalle la reforma, pues sostiene que no hay consenso en este momento. Es menester conocer que el consenso es un punto de llegada y no un punto de partida. En el pasado, alcanzamos acuerdos en temas m¨¢s dif¨ªciles. Las propuestas de cada uno deben ser el objeto del di¨¢logo, la negociaci¨®n, la transacci¨®n y el pacto. Y el resultado depender¨¢ de muchas cosas, las principales ser¨¢n la relaci¨®n de fuerzas y la fuerza de las razones. No partimos de cero. Se trata de desarrollar, completar, ordenar y transformar el actual sistema territorial en uno de naturaleza federal.
¡ªEl Estado federal no es ning¨²n artificio u ocurrencia, sino que su concepci¨®n est¨¢ imbricada en nuestra tradici¨®n democr¨¢tica. Hoy la situaci¨®n est¨¢ madura para una estructura federal, que no obedece a ning¨²n principio ideol¨®gico, de izquierda o de derecha, al tratarse de un instrumento ¨²til de organizaci¨®n y distribuci¨®n del poder que garantice la unidad en la diversidad de nuestra convivencia futura.
Estoy convencido de que seguir caminando juntos no solo es lo m¨¢s conveniente sino tambi¨¦n lo m¨¢s solidario y, en consecuencia, lo m¨¢s democr¨¢tico. Porque entre la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos anida un sentimiento de estima mutua, de pertenencia com¨²n y porque esta democracia que tenemos ¡ªnecesitada de renovaci¨®n¡ª es el resultado de una lucha en com¨²n, de haber sido perseguidos juntos, de haberla conquistado hermanados; y nadie deber¨ªa conseguir dividirnos.
As¨ª que en alg¨²n momento, m¨¢s pronto que tarde, deber¨ªan sentarse las fuerzas pol¨ªticas a practicar las cinco fases de la sabidur¨ªa pol¨ªtica: dialogar entre ellas, debatir con los ciudadanos, negociar, transar, pactar y someter al conjunto de la ciudadan¨ªa una reforma de la Constituci¨®n que d¨¦ un nuevo impulso y abra un nuevo tiempo en el devenir de Espa?a. Entre estas reformas, la soluci¨®n federal debe encontrar su asiento.
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativas.
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