Mejor Probemos que Podemos
El juego ha cambiado; a la sociedad le interesan otras formas de hacer pol¨ªtica
Se ha dicho hasta la saciedad, y se ha ejemplificado mil veces, que la crisis que vivimos no se parece en nada a otras de las que ha habido a lo largo de la historia. Y no es parecida porque esta no es una crisis de viene y va; lo que est¨¢ pasando es la consecuencia de un cambio de ¨¦poca que, adem¨¢s de alterarlo todo, se est¨¢ encargando de destrozar las certezas que hasta ahora parec¨ªan incuestionables. Cuando todo cambia y lo que antes era cierto ya no lo es, no queda m¨¢s remedio que parar o que tratar de circular y avanzar sin certezas y sin seguridad. Ni la privacidad, ni el concepto de valor, ni la informaci¨®n, ni el tiempo, ni el espacio, ni la identidad, ni las fronteras pueden definirse y, por tanto, abordarse, como se defin¨ªan antes de la aparici¨®n de Internet.
Ya sabemos que eso provoca resistencia, que da v¨¦rtigo y que no todos est¨¢n dispuestos a abandonar la partitura que les daba seguridad. Son muchos los que, sabiendo que el barco se hunde irremediablemente, no est¨¢n dispuestos a dejar de tocar lo que saben tocar mientras el barco se va a pique. ¡°Mientras el barco flote, yo toco¡±, parecen decir estos nuevos componentes de la orquesta del Titanic.
?Y qu¨¦ habr¨ªa que hacer? No tengo todas las respuestas. Soy militante socialista y no tengo intenci¨®n de dejar de serlo. Tampoco tengo apetencias por adentrarme en los caminos de Podemos. Me inclino m¨¢s que por el Podemos por el Probemos. No pienso en t¨¦rminos de buenos y malos, de casta y de estafados. Si desde la pol¨ªtica cl¨¢sica no se hacen las cosas de forma diferente a como se han hecho hasta aqu¨ª, no es porque se sea o no de la casta, no es porque se sea mejor o peor pol¨ªtico, es porque no se sabe hacer de otra manera lo que se hace.
Ante ese panorama se tienen dos caminos: o se sigue tocando igual que se tocaba siempre o se trata de comprender y aprender de las nuevas experiencias, de los nuevos caminos, de quienes tratan de hacer cosas diferentes en tiempos distintos. Quienes andan c¨®modos y queriendo seguir como si nada hubiera pasado son los que preguntan si las nuevas plataformas pol¨ªticas vienen para quedarse o se diluir¨¢n despu¨¦s de unas ¡°elecciones de verdad¡±, ya que consideran que las europeas no lo fueron. Quienes no estamos seguros de nada, pensamos que vienen para probar, de la misma forma que probaron quienes decidieron apostarse en la Puerta del Sol de Madrid un 15 de mayo de 2011.
?Qued¨® algo de aquella experiencia? ?Quedar¨¢ algo de las que han surgido en estos ¨²ltimos meses? Si en los laboratorios solo se apoyaran los experimentos que prometan un 100% de ¨¦xito, la ciencia hace tiempo que hubiera quedado estancada y la sociedad no se habr¨ªa beneficiado de los que triunfaron despu¨¦s de m¨²ltiples fracasos. Tambi¨¦n en pol¨ªtica, es posible que el 90% de los intentos novedosos acaben en fracaso, pero el 10% del ¨¦xito conseguido ser¨¢ el nuevo conocimiento que nos permita seguir avanzando para conquistar el futuro. Desde esa forma de ver los acontecimientos, no me parece bien ni mal lo que hacen aquellos que han decidido adentrase en caminos no trillados por la pol¨ªtica. Me interesa saber qu¨¦ resultado tienen las pruebas que est¨¢n haciendo y qu¨¦ pueden hacer en el futuro para adquirir conocimientos nuevos sobre los que avanzar despu¨¦s de contrastarlos con los anteriores. Independientemente del ¨¦xito o del fracaso de esos movimientos, lo cierto es que hay un antes y un despu¨¦s del 15-M en la pol¨ªtica espa?ola. Antes de que el movimiento antidesahucios decidiera probar a parar la expulsi¨®n de familias que no pod¨ªan pagar la hipoteca de su casa, se pensaba que la banca ten¨ªa derecho a gozar de unas garant¨ªas que ese movimiento demostr¨® excesivas e injustas. Al margen del n¨²mero de desahucios habidos antes y despu¨¦s de los movimientos contra ese tipo de pol¨ªtica, se sabe que, tras esa experiencia, la relaci¨®n del hipotecado y del prestamista con la hipoteca puede ser menos gravosa para unos y menos ventajosa para otros.
No sabemos si los votantes confiar¨ªan un municipio a una asamblea de vecinos
En ese campo como en otros muchos, a la sociedad le deber¨ªa interesar propiciar y observar nuevas formas de hacer pol¨ªtica a las que acompa?en nuevas reglas de juego, porque el juego ha cambiado. Por eso, en los tiempos nuevos en los que estamos, es tan importante probar, apuntarse al Probemos, al sitio en el que caben todos los que tengan un coraz¨®n y una cabeza progresistas. Ser progresista consiste, sobre todo, en ensayar nuevas maneras de relacionarse con el poder pol¨ªtico, con los impuestos, con la banca, con la prensa, con los ciudadanos, tratando de buscar nuevos conocimientos y no solo los votos de la ciudadan¨ªa.
Sorprendentemente, algunas propuestas que aparec¨ªan en el mapa pol¨ªtico espa?ol como novedosas comienzan a quedarse por el camino como consecuencia del ataque de p¨¢nico que han experimentado quienes las hab¨ªan tra¨ªdo a colaci¨®n. Cuando alguien ha pretendido poner en cuesti¨®n algunas verdades incuestionables sobre la deuda, han surgido las voces de siempre advirti¨¦ndonos de las calamidades de siempre. Cuando desde la osad¨ªa se han arriesgado esbozos de propuestas que merec¨ªan la pena ser observadas, el miedo esc¨¦nico las ha retocado hasta hacerlas irreconocibles, dando la sensaci¨®n de que lo nuevo se qued¨® antiguo, demostr¨¢ndose una vez m¨¢s que no todo lo nuevo es moderno ni todo lo antiguo es viejo. Ya sabemos, porque lo hemos vivido, qu¨¦ pasa en un pa¨ªs que paga su deuda, pero no sabemos, a no ser por experiencias ajenas, qu¨¦ pasar¨ªa en un pa¨ªs que decidiera no hacer frente a compromisos contra¨ªdos por la ineptitud o la mala fe de los contrayentes. Ya sabemos c¨®mo se gobierna una ciudad desde un partido, desde una coalici¨®n de partidos o desde candidaturas independientes, pero no sabemos si los ciudadanos aceptar¨ªan confiar el gobierno de esa misma ciudad a una candidatura manejada por una asamblea de vecinos y, si fuera el caso, cu¨¢l ser¨ªa el resultado de ese tipo de gobierno.
Todas esas experiencias, lejos de ser rechazadas, deber¨ªan ser observadas con la mejor de las intenciones. Si se llevan adelante, el resultado de las mismas permitir¨¢ que el resto de actores pol¨ªticos adquieran un mejor y m¨¢s completo conocimiento de c¨®mo articular gobiernos en la sociedad del conocimiento de la edad digital y por d¨®nde circular para hacer frente a nuevas situaciones que no estaban previstas cuando los grandes partidos pastoreaban el reba?o. Pretender encauzar en los momentos actuales a una sociedad de individualidades por sendas dise?adas de antemano es como pretender llevar alineadamente a una pandilla de gatos por un callej¨®n.
Todo aquel ciudadano que se considere militante de Probemos se manifestar¨¢ interesado en conocer todo lo que se haga desde otras visiones de la realidad. Ahora bien, si para que esas experiencias resulten cre¨ªbles y conlleven la acumulaci¨®n de votos ciudadanos los promotores de las mismas se disfrazan de partidos convencionales d¨¢ndose una manita de chapa y pintura para que parezca nuevo lo que es viejo, el riesgo, la osad¨ªa, el arrojo habr¨¢n desaparecido y de nuevo volveremos a caminar por senderos trillados que nos conducir¨¢n al sitio de siempre y al fracaso de ayer. Entonces, muchos de los que hab¨ªan mostrado inter¨¦s por lo nuevo tendr¨¢n la impresi¨®n de que no era conocimiento lo que se buscaba sino el oportunismo, la mala copia. Disfrazarse de lo que eran otros. Aburrimiento.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra fue presidente de la Junta de Extremadura
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