En la moda, ellas tambi¨¦n pagan m¨¢s por el mismo producto
Muchas firmas venden m¨¢s caros los bolsos de mujer que los de hombre. La discriminatoria tasa rosa llega a los productos textiles
La mochila Rockstud de Valentino cuesta en el gran almac¨¦n neoyorkino Bergdorf Goodman 2.945 d¨®lares (2.354 euros). El mismo modelo, comprado en otro centro, Saks Fith Avenue cuesta alrededor de 150 euros menos. Podr¨ªa pensarse que la diferencia reside en la tienda en la que se comercializa, pero lo cierto es que no tiene que ver con eso. La primera mochila se encuentra en la secci¨®n femenina y la segunda en la masculina, pese a que las caracter¨ªsticas de ambas son exactamente las mismas.
A esa conclusi¨®n ha llegado un estudio llevado a cabo por la famosa bit¨¢cora sobre accesorios de lujo ThePurseblog. Muchas firmas venden m¨¢s caros los bolsos de mujer que los de hombre. Dado que estos ¨²ltimos suelen ser m¨¢s grandes, la medida que se utiliza para basar dicho estudio es la pulgada (2,5 cent¨ªmetros). Una pulgada del bolso Duffle de Saint Laurent cuesta, en su versi¨®n femenina, unos 2,4 euros de media. Si es para hombres (m¨¢s grande pero confeccionado con el mismo material), se paga justo la mitad: 1,2 euros.
Marcas como Bottega Veneta o Mulberry suponen la excepci¨®n, y cifran m¨¢s alto los bolsos de mayor tama?o, pero el estudio revela que algunos modelos de Balenciaga, Valentino o Givenchy se encarecen si van destinados a mujeres. Incluso si estos son exactamente iguales en dimensiones y dise?o que los de su contraparte masculina: la cartera Bambi de Givenchy cuesta 8 euros m¨¢s si se cambia el g¨¦nero en su etiqueta.
Una pulgada del bolso 'Duffle' de Saint Laurent cuesta, en su versi¨®n femenina, unos 2,4 euros de media. Si es para hombres, 1,2 euros
Estos datos llegan pocas semanas despu¨¦s de que el gobierno franc¨¦s haya decidido investigar la llamada tasa rosa, o lo que es lo mismo, la diferencia de precios entre objetos id¨¦nticos en funci¨®n del g¨¦nero al que van destinados. El colectivo Geogette Sand cre¨® para ellos un Tumblr, The Woman Tax, que se actualiza a diario con im¨¢genes que demuestran esta discriminaci¨®n econ¨®mica: desodorantes con los mismos componentes, cuchillas rosas y azules, juguetes, matr¨ªculas de gimnasio y hasta habitaciones en albergues incrementan su coste si se anuncian como propias del sector femenino. ¡°?Es el rosa un color de lujo?¡± tuite¨® Pascale Boitard, secretaria de Estado por los derechos de la mujer en Francia.
Pero ni este desequilibrio es nuevo ni puede circunscribirse ¨²nicamente a Francia. En 2012, la edici¨®n americana de Marie Claire public¨® un extenso reportaje titulado ¡°Por qu¨¦ las mujeres pagan m¨¢s¡±. En ¨¦l se argumentaba que ellas suelen tener desventaja en las tintorer¨ªas porque, al parecer, ¡°es complicado que las m¨¢quinas se adapten a prendas m¨¢s peque?as¡±. Tambi¨¦n se rese?aba el caso de Michael Cone, abogado que investigaba tasas de importaci¨®n y exportaci¨®n para uno de sus clientes, un fabricante de zapatos. Descubri¨® que comerciar con zapatillas femeninas se gravaba con unas tasas del 10%, mientras que el gravamen de las masculinas era del 8,5%.
Junto a los testimonios, el reportaje recog¨ªa varios informes. Seg¨²n la Asociaci¨®n de Consumidores Americana, la mayor los productos de higiene personal y los cosm¨¦ticos tienen precios discriminatorios. Cuando en 1996 el Estado de California prohibi¨® la diferencia de tasas en funci¨®n del g¨¦nero, descubrieron que las mujeres gastaban 1.070 euros m¨¢s al a?o debido a dicho desequilibrio. Lo grave es que la discriminaci¨®n no se restringe ¨²nicamente al ¨¢mbito de los cuidados accesorios: seg¨²n se afirma en el texto, un 95% de las compa?¨ªas americanas les hacen pagar a ellas m¨¢s por el seguro m¨¦dico que a ellos.
Cuando en 1996 el Estado de California prohibi¨® la diferencia de tasas en funci¨®n del g¨¦nero, descubrieron que las mujeres gastaban 1.070 euros m¨¢s al a?o debido a dicho desequilibrio
En el mismo a?o, el diario The Guardian se preguntaba cu¨¢nto costaba vestirse siendo mujer en Reino Unido. Al margen de que culturalmente ellas adquieren m¨¢s prendas al a?o que ellos, descubr¨ªan, por ejemplo, que unos vaqueros Levi¡¯s femeninos costaban 90 libras, los masculinos, 70. Un albornoz de mujer comprado en la cadena Next val¨ªa 22 libras, el de hombre, 20. La excepci¨®n la marcaban marcas como la japonesa Uniqlo, que tasaban las prendas en funci¨®n de los cent¨ªmetros de material utilizado para confeccionarlas. Ellos, obviamente, pagaban m¨¢s.
¡°En cuanto a las cuchillas: la demanda de modelos masculinos es muy superior a la femenina, por eso permite precios inferiores¡±, responde el portavoz de una de las cadenas de supermercados implicadas, Monoprix, a la petici¨®n de Change. org que pide la prohibici¨®n de la tasa rosa. Sin embargo, este razonamiento no es aplicable, entre otros, al ¨¢mbito de la moda, donde ellas siguen adquiriendo muchos m¨¢s productos que ellos.
En este sentido, las diferencias entre modelos de firma masculinos y los femeninos podr¨ªan deberse al fen¨®meno contrario. Desde hace cinco a?os, el mercado de la moda para hombre est¨¢ creciendo a pasos agigantados (seg¨²n la consultora Bain&Co, las ventas globales aumentan anualmente entre un 9 y un 13%) y todo apunta a que lo seguir¨¢ haciendo a corto plazo. El hecho de que sean m¨¢s baratos algunas prendas, accesorios y productos cosm¨¦ticos quiz¨¢ responda a una estrategia para introducir al hombre en la industria.
En cualquier caso, la importancia de este impuesto femenino no puede entenderse en su totalidad sin atender a la brecha salarial. A principios de a?o el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad hac¨ªa p¨²blico que en al ¨¢mbito de la Uni¨®n Europea, las mujeres perciben salarios un 16,2% m¨¢s bajos que los hombres. Ellas ganan menos, pero pagan m¨¢s.
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