Feminismo en la red
Una nueva generaci¨®n de feministas toma el relevo. La Red es el lugar donde compartir ideas. Una oleada que clama por su espacio
Sara Mateo se define como feminista. Bueno, ¡°feminista y vegetariana¡±. Y lo repite mucho. Quiz¨¢ se reafirma. Como si alzara un letrero luminoso e intermitente. Tiene 24 a?os y hace algo m¨¢s de dos que empez¨® a asomar la cabeza por los c¨ªrculos feministas de Granada. ¡°Antes, cuando sal¨ª del instituto o incluso cuando empec¨¦ la Facultad, no me habr¨ªa definido como feminista. Lo encontraba como algo un poco negativo, agresivo, pasado de moda. Ahora no me lo quito de la boca¡±, r¨ªe. Esta joven alta, curvil¨ªnea y con la coronilla ribeteada de rizos color melaza, que no se desprende de una peque?a libretita donde va apuntando ¡°experiencias vitales¡±, forma parte de toda una oleada de feministas j¨®venes que reivindican su espacio, su mensaje, y que se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s visible en Espa?a. Lee textos sobre ello, escucha m¨²sica hecha por mujeres, participa en foros de feminismos y tambi¨¦n en varios grupos de activistas ¨Cuno solo de mujeres, otro mixto¨C en los que se debate sobre igualdad. ¡°O, mejor dicho, sobre desigualdad¡±, remarca.
Tiene muchas opciones para elegir. Blogs, revistas, foros, encuentros¡ Herramientas y canales que han alimentado el renacimiento de un feminismo de la diversidad, participativo, contracultural. ¡°Se est¨¢ viviendo un momento de ebullici¨®n, quiz¨¢ de florecimiento. Y est¨¢ habiendo un relevo generacional important¨ªsimo¡±, describe Justa Montero, hist¨®rica de este movimiento en Madrid. El 15-M, la intenci¨®n de reformar la ley del aborto, la precariedad¡ Chispas que han derivado ¨Co simplemente alimentado¨C a muchas j¨®venes hacia el feminismo. Una etiqueta que a muchas otras, todav¨ªa hoy, como reconoc¨ªa Mateo, les chirr¨ªa. ¡°Porque tristemente siguen pensando, por desconocimiento, que es la contraparte del machismo¡±, dice. El ¨²ltimo bar¨®metro del CIS, del mes de octubre, pone cifras a esa realidad: solo el 1,5% de los espa?oles se consideran, principalmente, feministas. Mientras que quienes se definen como ecologistas, por ejemplo, son el 5%. Los apol¨ªticos, casi el 7%.
Enfundada en unas medias negras, vestido gris y tacones, la murciana Lola P¨¦rez (23 a?os), podr¨ªa no casar con la idea que todav¨ªa muchos tienen de ¡°una feminista¡±. Pero la escritora de la generaci¨®n blogger y miembro de la Red de Feministas de Murcia tiene un discurso claro. Porque la realidad ha derribado el estereotipo. En la Espa?a de los a?os setenta, las feministas romp¨ªan el rol que la sociedad les pretend¨ªa imponer con elementos como fumar o vestirse de forma alternativa a la de la falda, la media melena y el zapato de tac¨®n. Hoy no existe el prototipo de feminista. Y menos a¨²n, asegura Empar Pineda, otra de las hist¨®ricas del movimiento, en las j¨®venes. Llevan el pelo corto o largo. Tacones o botas con puntera de acero. Labios carm¨ªn o la cara lavada. Traje de chaqueta o un poncho indio. Hablan de econom¨ªa feminista, de m¨²sica para reivindicar la igualdad, de filosof¨ªa, de corresponsabilidad y de la lacra del sexismo.
Y se habla m¨¢s que nunca de feminismos. En plural. Porque hay casi tantos, dice Laura Nu?o, directora de la C¨¢tedra de G¨¦nero de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, como mujeres que lo sienten. ¡°Porque suele converger con una l¨ªnea de militancia que atraviesa nuestra propia biograf¨ªa. De ah¨ª que haya tantos matices¡±, dice. ¡°Cada una identifica sus obst¨¢culos y pelea contra ellos de distinta manera. No solo existe el feminismo que se ha centrado ¨²nicamente en los derechos laborales, que est¨¢n muy bien y son importantes, pero nos han hecho esclavas; hay que ampliar el foco y ver la lucha feminista de las mujeres migrantes, los problemas de las j¨®venes que no tienen iniciativas de ocio, el discurso de aquellas que reivindican como centro los derechos sexuales y reproductivos¡±, a?ade In¨¦s Guti¨¦rrez Cueli, de 20 a?os y activista desde el movimiento estudiantil.
Las reivindicaciones pueden ser similares a las de hace tres d¨¦cadas, pero la diversidad a la hora de abordarlas es inmensa. ¡°A lo mejor ya no vamos a las viejas asambleas, como hace 20 o 30 a?os. Ese feminismo no nos ha atra¨ªdo mucho. A m¨ª no me pone nada debatir durante horas si se firma un manifiesto o no. Ese no es mi canal de comunicaci¨®n o de activismo. Tengo otros¡±, apunta Andrea Momoitio, subdirectora de P¨ªkara Magazine, una revista digital nacida en 2010 que aborda distintos temas desde la perspectiva feminista y que se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s hueco. Contabiliza unas 200.000 visitas al mes.
Refrescantes, te¨®ricas, cr¨ªticas. Como ha sucedido con P¨ªkara, la Red y las nuevas tecnolog¨ªas de comunicaci¨®n han servido de mecha y de estandarte para los feminismos. O puede que, dice Elena Jim¨¦nez, de 30 a?os ¨C¡°fil¨®loga, pero sobre todo precaria¡±¨C, simplemente haya ayudado a hacerlos m¨¢s visibles. A alimentarlos. Acaba de salir de un grupo de teatro de mujeres en el que participa en Madrid y a¨²n lleva algo de maquillaje blanco y espeso sobre las cejas. Como a Mateo, le apasionan las ¡°expresiones art¨ªsticas del feminismo¡±. ?ltimamente, sonr¨ªe, est¨¢ leyendo mucho sobre teor¨ªa queer ¨Chay multitud de canales, como el fanzine Una Buena Barba¨C y descubriendo el rap feminista. Sigue a autoras como la navarra La Furia (con su primer disco en la calle, pero que ha hecho de la Red su canal principal) o la feminista guatemalteca Rebeca Lane, que dedica gran parte de su obra a hablar de la violencia sexual y los feminicidios en Am¨¦rica Central.
¡°Las calles son un punto de encuentro clave, pero en Internet puedes dar con aquello que te nutre, con ese discurso que te define, con aquellas que, est¨¦n cerca o no, son como t¨². Permite un enorme y enriquecedor trabajo en red que, en el fondo, es la esencia del feminismo¡±, abunda la mexicana Jimena Canales. Desde la Ciudad de M¨¦xico, esta mujer fuerte de 32 a?os ha tejido toda una red con sus compa?eras de El Salvador, Nicaragua o Guatemala desde la que reivindican los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos.
En la Red han triunfado este a?o los memes feministas, las ilustraciones y los c¨®mics lanzados desde Wombastic, la plataforma de autoras de c¨®mic contra la ley del aborto de Gallard¨®n. Por no hablar de los v¨ªdeos ir¨®nicos, desternillantes y rompedores de la artista Alicia Murillo, colaboradora de P¨ªkara. Como en el que habla de los distintos tipos de feministas. O su canci¨®n C¨®meme el co?o con pan bimbo, que se hizo viral e incluso ¨Cde nuevo, la iron¨ªa¨C se ha llegado a emitir en el programa de Telecinco S¨¢lvame deluxe.
Son tendencia los espacios dedicados a visibilizar los micromachismos cotidianos. ¡°Esas peque?as realidades como que cuando vayas a un bar con un chico, pid¨¢is una fanta y una ca?a y la birra siempre se la pongan a ¨¦l¡±, dice Jim¨¦nez. Y se podr¨ªa seguir durante horas con la lista de opciones: desde tratados de transfeminismo ¨Ccon referentes j¨®venes que se est¨¢n consolidando, como Itziar Ziga¨C hasta grupos de feministas que se juntan para patinar.
Tambi¨¦n, dice Laura Gaelx, periodista y una de las promotoras del fanzine sonoro feminista Sangre Fucsia y del evento art¨ªstico-musical LadyFest, se habla de feminismo en canales donde antes el inter¨¦s era minoritario. Actrices como Emma Watson o cantantes como Beyonc¨¦ se han reivindicado como feministas. ¡°Aunque me preocupa un poco que lo que est¨¦ ocurriendo sea que se haya definido a los feminismos como un nuevo nicho de mercado. Un p¨²blico al que vender y que pase por el aro. El feminismo es, de base, subversivo e incluyente, no casa con eso¡±, afirma Gaelx. Subversivo, contracultural y fresco.
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