M¨¦xico no erradicar¨¢ la violencia sin defender a los periodistas
No es hora ya de promesas sin futuro frente a la comunidad internacional, sino de acci¨®n y resultados.
Tras la terrible masacre de tres y la desaparici¨®n 43 estudiantes en el estado de Guerrero ocurrida en septiembre pasado, el presidente de M¨¦xico asegur¨®: ¡°no cejaremos hasta que se haga justicia¡±. Sin embargo, las autoridades del pa¨ªs no podr¨¢n acabar con la violencia generalizada sin que se proteja a los ¡°perros guardianes de la democracia¡±, es decir, a los periodistas, cuya labor consiste en mostrar al pa¨ªs tal cual es y no como se sue?a que sea. Presa de una especie de esquizofrenia en su culmen, M¨¦xico lleva a cabo una ¡°diplomacia de los derechos humanos¡± muy convincente en el ¨¢mbito multilateral, pero sigue siendo demasiado pasivo en su territorio frente a los cr¨ªmenes cometidos contra periodistas. ?D¨®nde est¨¢n las promesas del gobierno en lo que se refiere a su protecci¨®n y a la lucha contra la impunidad?
Aunque no sea el escenario de un conflicto armado, M¨¦xico es uno de los pa¨ªses m¨¢s peligrosos del mundo para la prensa; en cualquier caso, en el continente americano es el pa¨ªs donde se asesina a m¨¢s periodistas en ejercicio de sus labores. Seg¨²n las cifras de Reporteros sin Fronteras, entre enero de 2000 y septiembre de 2014 se registraron 81 casos de periodistas asesinados y al menos 17 de desaparecidos en los que el crimen estuvo clara o posiblemente relacionado con su actividad profesional. El director de la revista Nueva Prensa, Jos¨¦ Antonio Gamboa Uria, a quien encontraron muerto en Sinaloa, el 23 de octubre de 2014, fue el s¨¦ptimo periodista o colaborador de medios de comunicaci¨®n asesinado desde el inicio del a?o. Homicidios, secuestros, agresiones, amenazas: las agresiones se multiplican en medio de un clima de casi total impunidad. La complicidad del crimen organizado con algunas autoridades pol¨ªticas y administrativas locales obstaculiza el buen gobierno y la justicia a todos los niveles en el pa¨ªs.
Numerosas investigaciones sobre los asesinatos se han cerrado deprisa o, por el contrario, se han visto frenadas debido a la lentitud burocr¨¢tica en las investigaciones, como en el caso de la periodista Mar¨ªa Esther Aguilar Cansimbe, corresponsal del diario Cambio en el estado de Michoac¨¢n, quien desapareci¨® el 11 de noviembre de 2009. Seg¨²n la Comisi¨®n Nacional de los Derechos humanos, el 89% de los cr¨ªmenes cometidos contra periodistas permanece en la impunidad. Desgraciadamente, ni la Fiscal¨ªa Especial para la Atenci¨®n de Delitos Contra la Libertad de Expresi¨®n ni el Mecanismo para la Protecci¨®n de Periodistas y de defensores de los derechos humanos han logrado que la situaci¨®n mejore. El mecanismo no posee la eficacia, la flexibilidad ni la rapidez que se requieren para responder a las necesidades de los periodistas que se encuentran en peligro. Respecto a la fiscal¨ªa, desde el a?o 2006 su trabajo s¨®lo ha dado como resultado una sentencia, pese al n¨²mero alarmante de agresiones cometidas. Es realmente inaceptable.
Al drama humano de las familias de las v¨ªctimas se suma el de la impunidad, que genera un clima de miedo y autocensura muy perjudiciales para la actividad period¨ªstica. Numerosos medios de comunicaci¨®n han renunciado oficialmente a cubrir temas de narcotr¨¢fico por temor a represalias violentas. Otros periodistas se han visto obligados a huir debido a las amenazas que enfrentan, ellos y sus familias. El periodista y disidente birmano Win Tin afirmaba con raz¨®n que ¡°la libertad de informaci¨®n es la libertad que permite constatar la existencia de todas las otras [libertades]¡±. Esta afirmaci¨®n no s¨®lo puede aplicarse a las dictaduras. Cuando se hace callar a un periodista, es el derecho de todos a tener vidas dignas, a hacer elecciones individuales y colectivas con conocimiento, lo que se asesina. Al no luchar activamente contra la impunidad, el Estado permite a los autores de los cr¨ªmenes continuar su triste obra y alimenta as¨ª, indirectamente, las violaciones de los derechos humanos. Ya lo dec¨ªa el fil¨®sofo Edmund Burke: ¡°para que el mal triunfe, basta con que los hombres de bien no hagan nada¡±.
El 5 de noviembre pasado Reporteros sin Fronteras entreg¨® por primera vez el premio de Periodista del A?o a una mexicana: Sanjuana Mart¨ªnez, periodista freelance que trabaja a favor de las mujeres y los ni?os v¨ªctimas de maltrato y abuso sexual. Sanjuana Mart¨ªnez asegura que la impunidad es la ¡°reina¡± y que la protecci¨®n a los periodistas es una ¡°quimera¡± en el contexto actual de M¨¦xico.
No es hora ya de promesas sin futuro frente a la comunidad internacional, sino de acci¨®n y resultados. Para que el mal ¡°no triunfe¡±, es necesario que exista una verdadera voluntad pol¨ªtica de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, as¨ª como contar con los medios humanos y financieros a escala federal y estatal. De lo contrario, a fuerza de no decir nada, retomando las palabras de Martin Niem?ller, ¡°ya no quedar¨¢ nadie para protestar¡±. Ser¨¢ demasiado tarde.
Christophe Deloire es secretario general de Reporteros Sin Fronteras
Mal¨¦n Azn¨¢rez es presidenta de Reporteros Sin Fronteras-Espa?a
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