En Nairobi, la urbanizaci¨®n rompe el equilibro del ecosistema
Anta?o tierra de la comunidad Maasai, hoy centro comercial y de negocios; Nairobi - con una superficie de 696 km?- est¨¢ habitada por 4.652.000 personas seg¨²n un informe reciente de Demographia World Urban Areas. Con una tasa de urbanizaci¨®n que alcanza el 4'36% anual, la mayor parte de migraci¨®n del campo a la ciudad o de otras ciudades a la capital keniana, se absorbe en los asentamientos informales. Mientras las estimaciones se?alan que los slums albergan entre el 60 y el 70% de los residentes de Nairobi, por desgracia, la degradaci¨®n del medio ambiente se ha convertido en una caracter¨ªstica esencial de su desarrollo urbano.
El uso urbano de la tierra (o la edificaci¨®n), ha convivido desde el nacimiento de la ciudad en 1900, con otros usos: la agricultura, los pastizales, las ¨¢reas abiertas o de tr¨¢nsito, los bosques tropicales de hoja perenne... Pero el r¨¢pido crecimiento urbano y el auge de la construcci¨®n que la capital de Kenia est¨¢ experimentando, est¨¢ limitando muchos de estos usos, sino los pone completamente en riesgo. Seg¨²n un estudio reciente realizado por Kenneth Wagia, de la Universidad de Bonn, los sectores m¨¢s afectados por el monopolio del uso urbano de la tierra han sido las actividades pastorales y la agricultura periurbana para el cultivo.
Sin embargo, los ecosistemas que rodean Nairobi -que se jacta de ser la ¨²nica ciudad del mundo con una reserva natural-, est¨¢n sufriendo un tremendo peligro debido al crecimiento de lo que se est¨¢ convirtiendo en una de las mayores capitales de ?frica. Su desarrollo econ¨®mico viene acompa?ado de la construcci¨®n de estructuras para la mejora de los transportes comerciales y tur¨ªsticos, as¨ª como la descongesti¨®n del gal¨¢ctico tr¨¢fico que tiene la ciudad. No, sin conflicto hombre-naturaleza.
La Autoridad Nacional de Carreteras de Kenia est¨¢ construyendo diferentes carreteras de circunvalaci¨®n que ejercen presi¨®n sobre el Parque Nacional de Nairobi. La Ronda Norte, tendr¨¢ un bocado de la secci¨®n norte del parque, cerca de una de las pistas de aterrizaje del aeropuerto Wilson; y una variante sur, atravesar¨¢ el sur del parque a trav¨¦s de Kitengela - una ciudad dormitorio de Nairobi que est¨¢ creciendo vertiginosamente entre ind¨²strias de cemento y rascacielos-.
Pero estos no son los ¨²nicos proyectos de construcci¨®n que est¨¢n amenazando el parque. Tal como Ali Tanvir, presidente de la asociaci¨®n Amigos del Parque Nacional de Nairobi (FONNAP), cuenta a Seres Urbanos: "Se han instalado varias l¨ªneas de alta tensi¨®n. Las v¨ªas del ferrocarril y la construcci¨®n de dos variantes en zonas que antes eran parte de la reserva natural, ya han empezado a coartar el espacio de la reserva natural. A parte las viviendas, los slums y la construcci¨®n de f¨¢bricas, tambi¨¦n le han ganado terreno al PNN".
Como documenta un informe del PNUMA, la migraci¨®n de los ?us des del Parque Nacional de Nairobi y las llanuras de Athi-Kaputiei, se redujo en m¨¢s de un 90%, pasando de m¨¢s de 30.000 animales en 1978 a menos de 2.000 en 2011, como resultado de la creciente urbanizaci¨®n, los asentamientos o la miner¨ªa. Al parecer, muchos de los nuevo proyectos que el gobierno de Kenia est¨¢ llevando a cabo est¨¢n impidiendo el movimiento de los animales en tiempos de migraci¨®n, afectando gravemente a los ecosistemas locales.
Los corredores migratorios que unen el PNN y las llanuras de Athi-Kaputiei han sido bloqueados por vallas. "El riesgo de endogamia es una amenaza, ya que el parque se achica y cada vez est¨¢ m¨¢s vallado. Antiguamente los animales pod¨ªan migrar hasta el ecosistema de Amboseli, a un lado, as¨ª como a Magadi o Shompole, en el otro. La disminuci¨®n del tama?o de los territorios fuerza a los animales a moverse hacia dentro. Y esto tiene un efecto domin¨®. Aumentaran las guerras territoriales entre los animales y muchos de ellos morir¨¢n a consecuencia de luchas internas, porque no habr¨¢ espacio para todos. Los leones, los rinocerones y muchos otros animales en peligro de extinci¨®n son de car¨¢cter territorial. Si se ven obligados, asesinar¨¢n a miembros de su misma especie para sobrevivir", se lamenta Tanvir.
Varios miembros de la sociedad civil ya han mostrado su rechazo a los planes urban¨ªsticos del gobierno que afectan al PNN. Sin embargo, las campa?as de sensibilizaci¨®n de los ambientalistas no parecen haber movilizado a suficientes personas. "La Kenya Wildlife Service anunci¨® que se adquirir¨ªa suelo para aumentar el ¨¢rea de conservaci¨®n, pero desde entonces no se ha sabido nada m¨¢s, y no estamos seguros de d¨®nde ser¨¢ esta tierra, o de si existir¨¢ realmente", se?ala el presidente de la FONNAP. "Parece que estamos luchando en una batalla perdida, ya que la mayor¨ªa de la naci¨®n parece m¨¢s preocupada por aliviar el tr¨¢fico que de conservar la naturaleza y la biodiversidad".
La urbanizaci¨®n insostenible que est¨¢ experimentando Nairobi es en gran parte responsable del desequilibro ecol¨®gico actual. Las consecuencias de la planificaci¨®n urbana, que incluyen carreteras y v¨ªas f¨¦rreas que atravesar¨¢n la ciudad, son temas muy espinosos para los ecologistas kenianos. La p¨¦rdida de h¨¢bitat de leones, rinocerontes y otras especias en peligro de extinci¨®n est¨¢n devastando el equilibro del ecosistema. "Los conflictos entre animales y hombres ser¨¢n cada vez m¨¢s frecuentes cuando el parque se reduzca de tama?o. Esto har¨¢ augmentar la caza furtiva, la depredaci¨®n del ganado y el conflicto directo", alerta el experto.
A medida que la urbanizaci¨®n afecta las din¨¢micas de la Naturaleza, urbanistas, dise?adores de pol¨ªticas urbanas y profesionales del sector inmobiliario tendr¨¢n que dar prioridad a los objetivos del equilibrio ecol¨®gico si no quieren causar da?os irreversibles a uno de los parques naciones m¨¢s grandes del pa¨ªs, as¨ª como a las din¨¢micas de los ecosistemas locales. "El PNN est¨¢ en crisis. Si no actuamos, en breve estar¨¢ al borde de la muerte. El parque fue mordido por la izquierda, la derecha y a ambos extremos. Los animales ya no tiene donde ir, y las nuevas cr¨ªas est¨¢n luchando ya por la tierra. La poblaci¨®n animal est¨¢ reduci¨¦ndose sustancialmente. Con el tiempo, debido a la asfixia general, el parque se convertir¨¢ en un zool¨®gico glorificado", se lamenta el ecologista Ali Tanvir.
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