Racismo disfrazado de ciencia
Una exposici¨®n sobre el movimiento eugen¨¦sico de Estados Unidos plantea preguntas inquietantes sobre lo diferente
En el Lower Manhattan, el epicentro de los ¡°h¨ªbridos raciales¡± y los ¡°horrores ¨¦tnicos¡± de una ciudad de aluvi¨®n, el Asian/Pacific/American Institute de la Universidad de Nueva York (NYC) practica estos d¨ªas uno de esos ajustes de cuentas con la historia tan propios de este pa¨ªs. La exposici¨®n Haunted Files: The Eugenics Record Office, recrea uno de los episodios m¨¢s oscuros y vergonzantes de la ciencia, la pol¨ªtica y la progres¨ªa de Estados Unidos: el movimiento eugen¨¦sico de los a?os 20 del siglo pasado y sus funestas consecuencias en forma de leyes segregacionistas, esterilizaciones masivas y otros horrores del racismo convertido en suced¨¢neo de ciencia.
La muestra es de una simpleza aterradora. Los comisarios han reproducido junto a Washington Square una sala de la casa que alberg¨® hasta 1939 la citada oficina de registros eugen¨¦sicos en Cold Spring Harbor, en una colina con vistas al estrecho de Long Island. En la pared, una pizarra infantil muestra una serie de medidas para ¡°frenar la proliferaci¨®n de individuos defectuosos y degenerados¡±, tales como la segregaci¨®n, la esterilizaci¨®n, los matrimonios restringidos, la educaci¨®n eugen¨¦sica, los apareamientos controlados y la eutanasia.
Dos mesas, varios archivadores, objetos personales, l¨¢mparas de luz mortecina, reproducciones exactas de documentos y un ventilador renqueante y de mon¨®tono ruido permiten al visitante trasladarse a aquel espacio siniestro donde supuestos cient¨ªficos validaban qu¨¦ razas eran superiores y, por lo tanto, qu¨¦ individuos eran un bien social a proteger, y qu¨¦ razas no daban la talla, es decir, qui¨¦nes eran una excrecencia prescindible.
Charles Davenport y Harry Laughlin pretend¨ªan aplicar la gen¨¦tica al progreso y mejora de la raza humana. Su terreno de investigaci¨®n fueron los barrios pobres de Manhattan
¡°Algunos han nacido para ser una carga para los dem¨¢s¡±, se pod¨ªa leer en los carteles de los m¨ªtines del movimiento eugen¨¦sico, un fen¨®meno que cont¨® con el aval de cient¨ªficos reconocidos y el dinero del capitalismo neoyorquino. La Oficina de Registros Eugen¨¦sicos naci¨® en 1910 con fondos del Instituto Carnegie, la fundaci¨®n Rockefeller y la familia de Edward Harriman, el magnate de los ferrocarriles, donantes todos ellos partidarios del progreso y los avances cient¨ªficos.
Al frente de la instituci¨®n se pusieron Charles Davenport, bi¨®logo de Harvard, y su colega de Princeton Harry Laughlin. Pretend¨ªan aplicar la gen¨¦tica al progreso y mejora de la raza humana. Su terreno de investigaci¨®n fueron los barrios pobres de Manhattan, donde dieron con muchos desgraciados alejados del canon superior.
A partir de ellos establecieron tipolog¨ªas de individuos, clasificaciones de discapacidades, morfolog¨ªas de la pigmentaci¨®n de la piel y el pelo, escalas de imbecilidad, idiotez, deformidad y fealdad. No lo hicieron solos. Instituciones psiqui¨¢tricas o divulgativas de gran prestigio, como el Museo de Historia Natural, colaboraron en la tarea con admirable dedicaci¨®n, al igual que conspicuos acad¨¦micos, l¨ªderes religiosos, fil¨¢ntropos, intelectuales e inclusos juristas. El magistrado del Tribunal Supremo Oliver Wendell Holmes fall¨® en 1927 a favor de una esterilizaci¨®n forzosa con el argumento de que ¡°tres generaciones de imb¨¦ciles son suficientes¡±.
¡°La Oficina de Registros Eugen¨¦sicos se construy¨® en torno a ideas que incluso hoy podr¨ªan parecer defendibles. En su momento, fue ampliamente aceptada como una ciencia leg¨ªtima¡±, afirma Noah Fuller, comisario de la muestra. "Junto a California, Nueva York fue uno de los Estados que con m¨¢s vigor promovi¨® la eugenesia en los primeros a?os del siglo XX¡±, recuerda la escritora Christine Rosen.
La Oficina fue una especie de lado oscuro del progresismo de la ¨¦poca que tuvo enorme influencia en Washington. Laughlin abog¨® ante el Congreso por leyes de esterilizaci¨®n forzosa y vetos a determinados grupos de inmigrantes. Tuvo ¨¦xito. La Ley de inmigraci¨®n de 1924 prohibi¨® la entrada de europeos y asi¨¢ticos del este, jud¨ªos y ¨¢rabes. Dentro del pa¨ªs, miles de personas que no eran acordes con los par¨¢metros raciales fueron esterilizadas en una treintena de Estados.
¡°Algo llega a su fin cuando los convictos, los indigentes, los antisociales, los repudiados por sus propios pa¨ªses, los desempleados y los inasimilables pueden permitirse mezclar su sangre con la que hoy circula por Am¨¦rica", afirm¨® Davenport en uno de sus escritos. En otro a?adi¨®: ¡°Que la esterilizaci¨®n sea legalizada pero no como un castigo por un delito, sino como una medida para prevenir el crimen y tender hacia un futuro m¨¢s feliz y confortable lejos de lo defectuoso¡±.
La Alemania nazi tom¨® no pocas de las ideas del movimiento eugen¨¦sico estadounidense para sus pol¨ªticas de exterminio. El propio Laughlin recibi¨® un doctorado honoris causa de la Universidad de Heidelberg por sus trabajos en pos de la ¡°limpieza racial¡±. Pero fue esta una admiraci¨®n envenenada, ya que la guerra en Europa y la lucha contra el fascismo acabaron con el movimiento eugen¨¦sico en EE UU. El Instituto Carnegie, el mismo que particip¨® en su nacimiento y desarrollo, realiz¨® en 1935 una investigaci¨®n externa que determin¨® que la Oficina de Registros Eugen¨¦sicos no basaba sus trabajos en evidencias cient¨ªficas sino en prejuicios raciales. En 1939 cerr¨®.
El magistrado del Tribunal Supremo Oliver Wendell Holmes fall¨® en 1927 a favor de una esterilizaci¨®n forzosa con el argumento de que ¡°tres generaciones de imb¨¦ciles son suficientes¡±
La instituci¨®n cay¨® en un voluntarioso olvido hasta que cient¨ªficos del Cold Spring Harbor Laboratory lograron financiaci¨®n para digitalizar los archivos ocultos durante d¨¦cadas. Algunos muebles y otros objetos perdidos fueron encontrados en Maine. Con ellos se ha decorado una muestra de facs¨ªmiles de los expedientes originales y fotograf¨ªas de la ¨¦poca, que se exponen en otro local cercano de la NYU. Bajo el aire del ventilador, el visitante puede leer documentos de trabajo (Grupo de degenerados encontrados en Indiana, Kentucky, Ohio e Illinois), ensayos (?Difieren las razas en capacidad mental?), ¡°cartas de pedigr¨ª¡±, historiales personales, reliquias en definitiva de unos d¨ªas en que la civilizaci¨®n se ca¨ªa ¡°a pedazos¡±, como dec¨ªa Tom Buchanan, personaje de El Gran Gatsby, la novela de Scott Fitzgerald, frase que encabeza el folleto de la exposici¨®n.
Los organizadores de Haunted Files consideran que no es necesaria una teor¨ªa cient¨ªfica para que la gente se odie. La historia, en su af¨¢n por repetirse, muestra en los ¨²ltimos a?os viejos fen¨®menos excluyentes, nuevos liderazgos que rechazan lo diferente en Europa y en otras partes del mundo. De ah¨ª lo pertinente de la muestra. En ella, sobre los escaparates de la exposici¨®n fotogr¨¢fica quedan grabadas algunas preguntas para el peat¨®n. ?C¨®mo medimos las diferencias hoy? ?Los estereotipos determinan los puntos de vista sobre la delincuencia? ?Tenemos una idea singular de la inteligencia? ?S¨®lo hay un camino para ser civilizado? ?Qui¨¦n es normal?
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