Letizia ¡®La Roja¡¯
Ahora que nadie le tose en el curro, la Reina J¨²nior no duda en vestirse de aqu¨ª estoy yo porque he llegado al trono. Pero para m¨ª que prefiere marcar el territorio de otro modo
Yo sigo, que dec¨ªa Joe Rigoli. S¨ª, queridos nativos digitales, un histri¨®n argentino, valga la redundancia, que hizo furor en los a?os setenta del siglo XX y del que hablo de o¨ªdas porque entonces era una neonata. El caso es que quer¨ªa empezar con una referencia hist¨®rica para taparles la boca a quienes dicen que no tengo poso, pero yo sigo con mi problem¨¢tica del m¨®vil sin memoria. Como he perdido los contactos, ahora me entran en WhatsApp una serie de sujetos ignotos a los que alg¨²n d¨ªa deb¨ª de darles el n¨²mero, y que me tratan con unas confianzas que r¨ªete t¨² de Esperanza Aguirre con Paco Granados antes de la Cosa P¨²nica.
Yo les doy alas, por si acaso, no est¨¢ el mercado para hacerse la estrecha. Te jalean, te hacen la rosca, te dicen lo guapa que eres y el tipo que tienes, y a ver qui¨¦n se resiste a seguirle el rollo a nadie aunque no sepas con qui¨¦n test¨ªculos est¨¢s alternando. Pero la cosa tiene sus riesgos. Algo as¨ª debi¨® de pasarle a Jaime Garc¨ªa Legaz, secretario de Estado de Comercio, con Francisco Nicol¨¢s, alias Nicolasillo para los fans de Vel¨¢zquez ¡ªahora v¨¢is y lo busc¨¢is en Google¡ª, para permitirse ese compadreo telef¨®nico con el ahora supuesto farsante. Ay, Legaz, cr¨¢neo privilegiado, c¨®mo te entiendo. Te dejaste enjabonar por un buf¨®n de la corte y ahora el ingrato te paga el favor dej¨¢ndote en cueros ante toda la ¨ªdem.
La que, sin embargo, no sale en los papeles ni queriendo es la Reina. Do?a Sof¨ªa no, que entre su visita al Rastrillo de Nuevo Futuro y la recepci¨®n del ¨®leo de Antonio L¨®pez despu¨¦s de veinte a?os de retoques ¡ªlos del cuadro y los de los modelos¡ª, esta semana ha hecho doblete. Hablo de Letizia Ortiz Rocasolano, Reina j¨²nior. Meses enteros lleva la pobre trabajando a destajo por su pueblo, dej¨¢ndose el cutis de porcelana en el pellejo y variando m¨¢s de vestuario que la jueza Alaya para estar por el juzgado, y no le echamos ni cuenta, desagradecidos. Y eso que, ahora que nadie le tose en el curro, ella no duda en vestirse de aqu¨ª estoy yo porque he llegado al trono.
De rojo pasi¨®n, iba alicatada por Felipe Varela en su brillante intervenci¨®n ante la FAO en Roma a la vera del mism¨ªsimo papa Francisco, cuando va Cayetana de Alba, expira, y le roba la portada del ?Hola! despu¨¦s de muerta cual Hidalga Campeadora. De rojo fuego iba la soberana con una chaqueta de Mango en un acto del CSIC, cuando va y dimite Ana Mato tarde, mal y nunca, y le roba plano sin asomar siquiera la jeta. Y ya, en el colmo de las puntadas con hilo, de rojo sangre plebeya iba Letizia empaquetada en un abrigazo de Hugo Boss para ver a la Papisa Angela Merkel, cuando van Sus Majestades sus suegros y la contraprograman apareciendo juntos en desamor y compa?¨ªa en la presentaci¨®n del citado cuadro, perd¨®n, retrato, de su familia pol¨ªtica. Si eso no es tener al enemigo en casa, que vengan Pdr Snchz y Ssn Dz y lo digan.
Ahora, para m¨ª que Letizia La Roja prefiere marcar territorio de otro modo. Al d¨ªa siguiente, salieron ella y su marido, tanto monta, monta tanto, con la nueva pol¨ªtica de regalos de La Casa. Seguro que al Rey em¨¦rito le pitaron los o¨ªdos por haber aceptado barco, el Fortuna por m¨¢s se?as, como animal de compa?¨ªa.
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