La mezquita menguante

Menos mal que las piedras aguantan, porque si fueran tan evanescentes como el nombre, la Mezquita de C¨®rdoba ya habr¨ªa desaparecido. De momento, la palabra mezquita ya no figura ni en los folletos tur¨ªsticos ni en las entradas que dan acceso al recinto. Tampoco figura en la informaci¨®n de la web y, lo que es peor en tiempos de Internet, incluso desapareci¨® unos d¨ªas de Google Maps, el medio que ahora certifica el nombre y la existencia de un lugar.

En esos medios, uno de los conjuntos hist¨®ricos m¨¢s importantes de Andaluc¨ªa y de Espa?a, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1984, se presenta solamente como ¡°catedral¡± por decisi¨®n de la Iglesia cat¨®lica, que es la que gestiona el recinto. Se ignora de esta forma la decisi¨®n del Ayuntamiento de C¨®rdoba, que hace 10 a?os acord¨® denominar ¡°Mezquita-Catedral¡± al conjunto arquitect¨®nico.

El Cabildo de C¨®rdoba persiste en su empe?o de hacer desaparecer, al menos nominalmente, la historia musulmana del recinto, los vestigios de la cultura omeya. Vano intento: para el visitante que se pasee por ella, es evidente que lo que contempla es una mezquita ¡ªconstruida sobre una iglesia visigoda¡ª a la que se sobrepuso otra estructura cuando, bajo el dominio cristiano, se convirti¨® en catedral.

El conjunto actual es el resultado de un rico mestizaje, y negar uno de sus componentes contribuye a poner en evidencia una forma de actuar excluyente e intransigente.

La pol¨¦mica por el nombre ha enconado los ¨¢nimos, ya agitados desde que en 2006 la Iglesia inmatricul¨® la mezquita en el Registro de la Propiedad bajo el amparo de una ley muy cuestionada que le ha permitido hacerse con la titularidad de muchos bienes.

La Junta de Andaluc¨ªa ha reaccionado exigiendo la titularidad p¨²blica del recinto. ¡°Alguien no razona con la suficiente claridad¡±, ha declarado el consejero de Turismo, Rafael Rodr¨ªguez, en referencia al efecto que la medida puede tener sobre la propia ciudad.

La Iglesia deber¨ªa revisar su posici¨®n; esta gesti¨®n sectaria del monumento no hace sino reforzar los argumentos de quienes reclaman que la mezquita, como patrimonio de todos los andaluces, vuelva a ser de titularidad p¨²blica.