Doce cosas que pasaron en la Barcelona Shopping Night
El jueves, la ciudad se llen¨® de estrellas del Hollywood cl¨¢sico, cava y lluvia. Tambi¨¦n hubo ofertas hasta del 50%. Y ocurri¨® esto
La lluvia hizo todo lo que pudo por tratar de deslucir la Barcelona Shopping Night, evento que este a?o ten¨ªa la era dorada de Hollywood como hilo tem¨¢tico. Pero no termin¨® de lograrlo, aunque ganas le puso. M¨¢s de 65.000 personas y una cantidad similar de paraguas llenaron el Passeig de Gr¨¤cia. Sesenta comercios, una decena de hoteles y una quincena de restaurantes se adhirieron al evento. Descuentos en las compras de hasta un 50%, oferta gastron¨®mica y mucho cine. El Palau Robert ensay¨® su conversi¨®n en el Kodak Theatre, con su alfombra roja, su photocall y el peligrosamente embarrado suelo del parque. Pasaron muchas cosas. Estas son algunas de ellas.
1. Pasear por Barcelona y encontrarse cada dos esquinas a alguien vestido de Charles Chaplin o Marilyn Monroe resulta sorprendente y hasta agradable, m¨¢s si consideramos que faltan tres meses para carnaval. Adem¨¢s, y como era ya de suponer, estas viejas estrellas del cine son seres sobrenaturales. Pueden pasearse bajo el fr¨ªo y la lluvia ligeras de ropa, sin paraguas y con una sonrisa.
2. La Shopping Night es uno de los pocos eventos multitudinarios que sucede en la Ciudad Condal y que no ha sido tomado al asalto por el turismo. Ya sea por las fechas (una noche de jueves en pleno oto?o) o por lo que sea, lo cierto es que el evento pertenece a los locales, quienes escenifican una suerte de contraataque en el que toman posesi¨®n de lo que una vez fue suyo. Mientras, los turistas chinos y rusos cenan en sus hoteles esperando que llegue la ma?ana siguiente, cuando las tiendas de lujo abran sus puertas.
El evento pertenece a los barceloneses, que toman posesi¨®n de lo que una vez fue suyo. Mientras, los turistas chinos y rusos cenan en sus hoteles esperando que llegue la ma?ana siguiente, cuando las tiendas de lujo abran sus puertas
3. Puedes probar el maravilloso caldo de Navidad de Carme Ruscalleda, o las tapas del Hotel Condes de Barcelona a precios reducidos. Y si eres de los que tiene la suerte de acceder a algunas de las carpas a las que solo se puede entrar por invitaci¨®n es posible que incluso puedas beber Anna de Codorniu de gratis mientras comes jam¨®n y blini con salm¨®n, o cenar a base de quesos suizos de la mano del chef Carles Abell¨¢n en el enorme stand que este pa¨ªs (?de d¨®nde sacan el dinero los suizos, se pregunta la sociedad del sur de Europa?) instal¨® en el Paseo de Gracia. Si no pod¨ªas acceder¨¦ al interior de la carpa VIP, pod¨ªas, al menos, catar estos productos, que se ofrec¨ªan a todos los visitantes hasta agotar existencias. En este caso, 300 kilos.
4. Las grandes marcas de lujo siguen siendo reflectarias a esta celebraci¨®n. Santa Eul¨¤lia fue de las ¨²nicas pocas tiendas de esta categor¨ªa que abri¨® al p¨²blico. En su s¨®tano se exhib¨ªan antiguos vestidos que en su d¨ªa fueron lucidos por Marilyn Monroe. Sus amables empleados ¨Clos de la tienda, no los de Marilyn¨C, al ver la cara de fr¨ªo que ten¨ªas al acceder a sus dependencias ofrec¨ªan amables la posibilidad de remediarlo adquiriendo alguno de sus maravillosos abrigos, adem¨¢s de obsequiar a los visitantes con unas simp¨¢ticas y pr¨¢cticas fundas para paraguas.
5. La cantidad de cava que puede ingerir un ser humano es mucho mayor de la que este mismo ser humano puede pensar antes de empezar la noche. El Juve & Camps que se serv¨ªa en la carpa situada frente a la Tinenda Tween ayudaba, sin duda, a convertir el espacio en la mejor fiesta de la noche: los camareros m¨¢s simp¨¢ticos, la gente mejor vestida y el cava m¨¢s fr¨ªo.
6. Hay cosas en Barcelona que siempre ser¨¢ complicado sacar adelante. As¨ª, un evento como este, aunque cuente con la colaboraci¨®n del Ayuntamiento quiebra los l¨ªmites de los horarios comerciales de la ciudad y de algunas de sus normativas con respecto a la venta de alcohol. Algunos establecimientos fueron llamados a cap¨ªtulo por servir bebidas alcoh¨®licas pasadas las once de la noche. No se puedo cerrar el Psseo de Gracia como estaba previsto y algunas de las obras que se acometen en la v¨ªa dificultaron el tr¨¢nsito de peatones. A pesar de todo, bien.
7. Los barceloneses no sabemos qu¨¦ hacer con la lluvia. Es un cl¨¢sico de la ciudad cancelar cualquier tipo de actividad a la que caen cuatro gotas. ?Vamos al cine? No, que llueve. ?Tomamos una ca?a? Que no, hombre, que llueve. ?Vamos a buscar a los ni?os al colegio? Pero si est¨¢ lloviendo, que vuelvan andando.
8. Viendo las tr¨¢ilers que se mostraban en el Palau Robert, donde se presentaban los premios Gaud¨ª del cine catal¨¢n, y tras un buen rato observando desfilar muestras de pel¨ªculas, documentales o tv movies bajo la lluvia, pero, eso s¨ª, sorbiendo un buen vermut, uno pod¨ªa empezar a pensar que iban a mostrar incluso el tr¨¢iler de la nueva de la saga de La guerra de las galaxias, tambi¨¦n producida por un catal¨¢n, claro.
9. En la parte baja del Paseo, cerca de la Plaza Catalu?a, se encontraba un mercadillo de creadores emergentes. No era la zona de tr¨¢nsito m¨¢s f¨¢cil, pero s¨ª una de las partes en las que productos m¨¢s interesantes pod¨ªan encontrarse.
En la zona alta, tocando con la Diagonal, la m¨ªtica tienda Gratac¨®s se llev¨® el r¨¦cord de la cola m¨¢s larga para acceder. Se rend¨ªa homenaje a Alfred Hitchcock y a Edith Head, dise?adora de Paramount
10. En la zona alta, tocando con la Diagonal, la m¨ªtica tienda Gratac¨®s se llev¨® el r¨¦cord de la cola m¨¢s larga para acceder. Se rend¨ªa homenaje a Alfred Hitchcock y a Edith Head, dise?adora de Paramount y responsable del vestuario de cintas como V¨¦rtigo. Cada escaparate estaba dedicado a una pel¨ªcula del se?or que tanto gusto le cogi¨® a asustar a la gente. Se pod¨ªa ver el vestido blanco de Tippi Hedren en Los p¨¢jaros o la espectacular falda de La ventana indiscreta. Tambi¨¦n hab¨ªa cava. Mucho.
11. Nunca se debe infravalorar la capacidad de un se?or o se?ora de mediana edad de dejarle a uno sin comer bocado. Una vez m¨¢s, el evento puso de manifiesto la superioridad casi gen¨¦tica de una serie de profesionales del sarao, aquellos que siempre saben por d¨®nde sale la comida, aquellos que, si te ven cerca de una bandeja, te piden que se la acerques, y en vez de hacerse con un canap¨¦, se la llevan entera. Aquellos, en fin, que hacen que a medianoche busques un McDonald¡¯s.
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