?Qui¨¦n suceder¨¢ a Cristina Kirchner?
Quien gobierne Argentina a partir de diciembre de 2015 tendr¨¢ que superar desequilibrios econ¨®micos, resolver el problema energ¨¦tico y enfrentar la inseguridad p¨²blica asociada al narcotr¨¢fico y el crimen organizado
La Argentina inici¨® el a?o pasado una transici¨®n cuyo desenlace es enigm¨¢tico. Las elecciones legislativas alteraron el mapa de poder. El Gobierno de Cristina Kirchner fue derrotado en la provincia de Buenos Aires por el Frente Renovador que lidera Sergio Massa, el ex jefe de gabinete de la presidenta. La formidable estructura oficialista, que ejerci¨® un mando casi monop¨®lico durante los ¨²ltimos 10 a?os, se fractur¨®.
Al mismo tiempo, en varios distritos se impusieron agrupaciones ajenas al peronismo. En la capital del pa¨ªs triunf¨® el Pro, el partido del alcalde, Mauricio Macri. Y en varias provincias del interior el peronismo cay¨® ante asociaciones de orientaci¨®n socialdem¨®crata. Esas coaliciones inspiraron a comienzos de este a?o una alianza, el Frente Amplio Unen (FA-Unen), integrado por la UCR de Ernesto Sanz y Julio Cobos, el socialismo de Hermes Binner, la Coalici¨®n C¨ªvica de Elisa Carri¨®, Patria Libre de Humberto Tumini y Proyecto Sur de Pino Solanas. El a?o pasado, ese frente desafi¨® al Pro de Macri en la ciudad de Buenos Aries. Ahora la inc¨®gnita es si FA-Unen y el Pro no se sumar¨¢n para desafiar al peronismo en sus dos expresiones, la kirchnerista y la de Massa.
Tambi¨¦n la econom¨ªa cambia su r¨¦gimen. Las se?ales de agotamiento se han vuelto cr¨ªticas. El descenso del crecimiento regional y el enfriamiento brasile?o encuentran a la Argentina con indicadores inquietantes. Lo que suceda el a?o pr¨®ximo depende mucho de que el Gobierno llegue a un acuerdo con los tenedores de deuda en default que obtuvieron una sentencia favorable en los tribunales neoyorkinos. Si, como se especula, no lo hace, la escasez de d¨®lares determinar¨ªa una ca¨ªda del PIB del 3%. Si no, la contracci¨®n ser¨ªa del 1%. En cualquier escenario, la inflaci¨®n superar¨ªa el 25%, el desempleo ser¨ªa del 10% y las exportaciones caer¨ªan el 10%. La bonanza que acompa?¨® siempre al kirchnerismo ha terminado.
Las sombras de la econom¨ªa se proyectan sobre el campo electoral. El 25 de octubre de 2015 se celebrar¨¢n comicios de presidente, gobernadores, alcaldes y legisladores. Habr¨¢ una instancia previa el 9 de agosto, con las primarias abiertas y simult¨¢neas que los partidos deben realizar para seleccionar a sus candidatos y en las que los ciudadanos est¨¢n obligados a votar.
La inflaci¨®n y la recesi¨®n envenenan el humor social y vuelven m¨¢s intolerable la corrupci¨®n
Si la recesi¨®n se profundizara, los que tienen m¨¢s para perder son, por supuesto, los representantes del Frente para la Victoria. All¨ª el aspirante m¨¢s destacado a suceder a la se?ora de Kirchner es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Tambi¨¦n compite Florencio Randazzo, el ministro del Interior. Ellos, igual que quienes se postulan como gobernadores, alcaldes o legisladores, temen que la econom¨ªa les castigue como en las elecciones del a?o pasado.
La combinaci¨®n de inflaci¨®n y recesi¨®n envenena el humor social y vuelve a la corrupci¨®n m¨¢s intolerable. Mientras se acelera la disputa sucesoria, el cantar de gesta kirchnerista vira hacia la cr¨®nica policial. El juez Claudio Bonadio comenz¨® a investigar Hotesur, la empresa hotelera de la presidenta. Existen innumerables indicios de que a trav¨¦s del alquiler de habitaciones se habr¨ªan lavado sobornos provenientes de la obra p¨²blica. La contratista involucrada es Austral Construcciones, de L¨¢zaro B¨¢ez, a quien se supone testaferro de N¨¦stor Kirchner. La justicia quiere saber, adem¨¢s, si el narcotr¨¢fico contamin¨® el financiamiento de la campa?a presidencial del a?o 2007.
Estas noticias agravan el desencanto pol¨ªtico de los sectores medios, que el a?o pasado atronaron las calles con tres cacerolazos. En cambio, los m¨¢s desprotegidos siguen confiando en el Gobierno. Aprecian, sobre todo, que con el kirchnerismo han conseguido trabajo. Si el deterioro productivo debilitara esa adhesi¨®n, quien saldr¨ªa aventajado ser¨ªa Massa.
La jefa de campa?a de Massa es la recesi¨®n. Para las capas medias, esquivas al peronismo, la figura de Massa es sospechosa. Ese p¨²blico aplaudi¨® a este dirigente el a?o pasado, cuando apareci¨® como el verdugo del kirchnerismo. Pero desde entonces se agregaron a la oferta el Pro de Macri y FA-Unen, que representan una ruptura mayor con el Gobierno.
Massa se presenta como verdugo del kirchnerismo; pero el Pro y FA-Unen
Cuando los electores le comparan con esas dos propuestas, en el peronista Massa comienzan a sobresalir algunos rasgos de familia con el kirchnerismo. A esta dificultad para conquistar el universo no peronista Massa agrega la falta de desarrollo territorial m¨¢s all¨¢ de la provincia de Buenos Aires. ?l intenta resolver ese doble desaf¨ªo buscando aliados en el radicalismo de varias provincias gobernadas por el peronismo. Pero ese acercamiento es insuficiente. El ¨¦xito de Massa podr¨ªa depender de un deterioro socioecon¨®mico m¨¢s profundo. Si aumentaran los desencantados por la ca¨ªda del salario o la p¨¦rdida del empleo, ¨¦l estar¨ªa m¨¢s preparado que otros candidatos para seducirles. De modo que el peronismo est¨¢ dividido entre el Frente para la Victoria, cuyo principal candidato es Scioli, y el Frente Renovador, liderado por Massa, que funcionan como vasos comunicantes regulados por el nivel de recesi¨®n.
?Qu¨¦ sucede con la oferta no peronista? Macri y su partido, Pro, dominan la ciudad de Buenos Aires, pero carecen de desarrollo en el resto del pa¨ªs similar al de Massa. En cambio FA-Unen controla Santa Fe, donde gobierna el socialismo, y cuenta con la estructura territorial de la UCR, que lo vuelve competitivo en otras provincias. Sin embargo, FA-Unen carece de un candidato prometedor. Sanz, Cobos y Binner a¨²n no logran despuntar.
Pro y FA-Unen rivalizan por el mismo electorado: las capas medias urbanas, reticentes al peronismo. Esta superposici¨®n expone a ambas agrupaciones al riesgo de ocupar el tercer y el cuarto lugar en las elecciones.
El sistema para elegir presidente y vicepresidente es extravagante: para evitar un balotaje hace falta obtener el 45% de los votos o, sacando m¨¢s del 40%, superar al segundo por 10 puntos. En la situaci¨®n actual, nadie ganar¨ªa en primera vuelta. De modo que si Pro y FA-Unen se fagocitan, el duelo final podr¨ªa librarse entre peronistas: Scioli, por el Frente para la Victoria, y Massa, por el Frente Renovador. El triunfador dispondr¨ªa de un descomunal poder parlamentario porque lo m¨¢s probable es que ambas fracciones se unifiquen tras el nuevo l¨ªder.
La perspectiva de esa hegemon¨ªa peronista es un incentivo para que el Pro y el FA-Unen fijen una regla para sintetizarse. Esta hip¨®tesis desata tensiones en el ala izquierda de FA-Unen, que ve en Macri a una especie de Silvio Berlusconi. Si, superada esta dificultad, los sectores medios contaran con una propuesta coherente, los peronistas estar¨ªan en peligro.
Cristina Kirchner sue?a, como cualquier caudillo, con seguir siendo la persona m¨¢s importante del pa¨ªs. Para eso deben darse dos condiciones. Que ella acumule fuerza en el Congreso y que el poder Ejecutivo quede en manos de un presidente d¨¦bil.
El primer objetivo s¨®lo se alcanza si Scioli o cualquier otro oficialista gana la primera vuelta. Y para que se cumpla el segundo, ese mismo candidato deber¨ªa caer en el balotaje frente a Macri o a alguien de FA-Unen. A Cristina Kirchner no le conviene que la herede su propia agrupaci¨®n, ni la de Massa: en ambos casos el peronismo se alinear¨ªa detr¨¢s de la nueva jefatura. Ella aspira a ser la directora de una gran oposici¨®n, capaz de interpelar con reproches populistas el inexorable ajuste econ¨®mico que encare quien la suceda. Esta hoja de ruta no contempla que, si el peronismo sufriera la derrota, ingresar¨ªa en una convulsi¨®n cuya v¨ªctima principal ser¨ªa su jefa.
Cualquiera que sea el desenlace de esta peripecia, se pueden formular algunas previsiones. Quien gobierne a partir de diciembre de 2015 tendr¨¢ que superar desequilibrios que le obligar¨¢n a conciliar con el mercado. Tambi¨¦n deber¨¢ tener una estrategia para resolver el problema energ¨¦tico. La pol¨ªtica de subvenciones desalent¨® la inversi¨®n petrolera hasta convertir al pa¨ªs en importador neto de combustibles. Esta distorsi¨®n influye en la ca¨ªda de reservas del Banco Central. El sucesor de Cristina Kirchner deber¨¢, adem¨¢s, definir una receta para enfrentar la inseguridad p¨²blica, asociada al narcotr¨¢fico. El crimen organizado se est¨¢ asentando con comodidad en la Argentina y es capaz de devorar pronto el capital pol¨ªtico del pr¨®ximo Gobierno.
Carlos Pagni es periodista.
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