Chagas, el mal desconocido y mortal
Por diferentes razones, el Trypanosoma cruzi, un par¨¢sito mortal descubierto hace m¨¢s de un siglo y que afecta a millones de personas, apenas ha llamado la atenci¨®n mundial
A diferencia de la malaria o el dengue, el mal de Chagas es una enfermedad poco conocida. Sin embargo, se trata de una enfermedad mortal y es, adem¨¢s, una de las principales causas que impide el desarrollo rural y econ¨®mico de amplias zonas rurales en Latinoam¨¦rica. El Chagas es una enfermedad lenta y silenciosa. Lenta, porque el par¨¢sito puede estar a?os antes de que la persona infectada note los primeros s¨ªntomas. Silenciosa, porque hasta hace muy poco el estigma de quien la padec¨ªa era sin¨®nimo de pobreza y la respuesta a su enfermedad era el silencio.
Por diferentes razones, el Trypanosoma cruzi, un par¨¢sito descubierto hace m¨¢s de un siglo por el cient¨ªfico brasile?o Carlos Chagas, que dio nombre a la enfermedad, apenas ha llamado la atenci¨®n mundial. Hasta ahora, la respuesta se ha centrado en el control de la transmisi¨®n a partir de fumigaciones para interrumpir la expansi¨®n del insecto que trasmite el par¨¢sito. Esta es una estrategia necesaria, pero insuficiente. Especialmente si consideramos las cifras que, aunque ni siquiera pueden ser contrastadas, hablan de entre 10 y 20 millones de personas afectadas, principalmente en Latinoam¨¦rica, la patria de este insecto.
De todos los retos a los que el Chagas hace frente, el olvido ¨Cincluso negligencia- ha sido el principal obst¨¢culo con el que se ha encontrado. Hasta hace poco, se consideraba que era una enfermedad autoinmune cuyo tratamiento, seg¨²n se cre¨ªa, era ineficaz. Como consecuencia, millones de personas afectadas por esta enfermedad, con recursos muy escasos, han tenido que asumir como fatalidad natural la ausencia de inter¨¦s pol¨ªtico y econ¨®mico para poner remedio a su dolencia. ?Para qu¨¦ buscar nuevos tratamientos? ?Para qu¨¦ incluirla en los planes nacionales de salud? La lucha por sacar a la luz el sufrimiento de millones de personas y conseguir avances sustanciales est¨¢ siendo tit¨¢nica, pero tal vez, despu¨¦s de tanto tiempo, empecemos a intuir un punto de inflexi¨®n.
Hace solo unos d¨ªas, una revista sat¨ªrica americana publicaba que la vacuna contra el ¨¦bola est¨¢ muy pr¨®xima y que solo hacen falta 50 infectados blancos m¨¢s para desarrollarla. M¨¢s all¨¢ de la exageraci¨®n, si aceptamos como v¨¢lida la met¨¢fora, podemos pensar que el Chagas puede estar tambi¨¦n cerca de encontrar su camino de salida. Los movimientos de poblaci¨®n han tra¨ªdo el par¨¢sito a nuestros sistemas de salud y el Chagas ha pasado a formar parte de la agenda cotidiana de salud p¨²blica de pa¨ªses como EE UU, Suiza o Espa?a, donde hace solo una d¨¦cada las consecuencias se contemplaban desde la distancia, con la l¨®gica de una preocupaci¨®n remota. Adem¨¢s, la globalizaci¨®n ha permitido que econom¨ªas emergentes donde la enfermedad ha estado siempre presente, como Brasil o Argentina, se impliquen con mayor esfuerzo en la b¨²squeda de nuevas soluciones y en la producci¨®n de medicamentos. Apartada hasta ahora de los sistemas de salud, la demanda de la Cobertura Universal deber¨ªa ser la gran oportunidad para acabar con el silencio sobre las personas afectadas y, de paso, empezar a romper la barrera entre el silencio y el olvido que esconde todav¨ªa a la mayor¨ªa de sus v¨ªctimas.
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