Las cartas entre un ¡°provinciano universal¡± y su cr¨ªtico literario
Miguel Delibes y Gonzalo Sobejano mantuvieron una intensa correspondencia 50 a?os
Miguel Delibes fue un ¡°provinciano universal¡±, como lo fue tambi¨¦n Gustave Flaubert, seg¨²n la definici¨®n del cr¨ªtico literario, poeta y amigo del escritor castellano, Gonzalo Sobejano. Si el primero hizo de su Valladolid natal el refugio de su vida y de su obra, el segundo fue siempre fiel a su territorio normando de Rouen.
A Delibes (1920-2010) no le gustaba viajar mucho. Pero s¨ª escribir cartas. Durante casi 50 a?os, el autor de Los santos inocentes mantuvo correspondencia con Sobejano (Murcia, 1928), quien, como cr¨ªtico y catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola, contribuy¨® a divulgar la obra del novelista primero en Alemania y despu¨¦s (y sobre todo) en EE?UU, donde imparti¨® clases. Fueron unas 200 cartas en las que se fue cultivando una inquebrantable relaci¨®n de amistad a trav¨¦s del tiempo y la distancia, con breves encuentros en medio siglo de vida. En 1964, Delibes le escribe a Sobejano: ¡°Mil gracias por tu carta. Uno envejece y piensa: ?qu¨¦ es lo que vale la pena? Y una de las pocas ¡ªcontadas¡ª cosas que valen la pena es la amistad¡±.
Ahora, esa relaci¨®n epistolar se ha reunido en el libro Miguel Delibes-Gonzalo Sobejano. Correspondencia 1960-2009, publicado por la Fundaci¨®n Miguel Delibes y la Universidad de Valladolid y que se presenta ma?ana en la sede madrile?a de la Biblioteca Nacional. Intervendr¨¢n el nuevo director de la Real Academia Espa?ola (RAE), Dar¨ªo Villanueva; la editora de la obra, Amparo Medina-Bocos; el profesor de Literatura Jos¨¦ Ram¨®n Gonz¨¢lez y Elisa Delibes de Castro, hija del escritor. Convaleciente y radicado en EE?UU, Sobejano no asistir¨¢.
¡°Alguien podr¨ªa pensar que el libro no dice mucho¡±, explica Delibes de Castro, ¡°porque ahora se dan muchos detalles escabrosos de la vida de uno y de los dem¨¢s, y en las cartas ambos se muestran como lo que son, como dos caballeros del siglo pasado, a la antigua usanza, habl¨¢ndose con mucho respeto y hablando de cosas banales, por ejemplo, pero con una gran dignidad. Es un libro muy humano y al mismo tiempo creo que muy literario porque, adem¨¢s, est¨¢ muy bien escrito¡±.
El libro refleja las vidas cotidianas de Delibes y Sobejano, sus anhelos e inquietudes literarias, la preocupaci¨®n del primero por los derechos de autor, el ¨¦xito de Cinco horas con Mario y la sobriedad de Lola Herrera como protagonista de la versi¨®n teatral o el fallecimiento de sus respectivas esposas en diferentes ¨¦pocas, lo que les conduce a la desolaci¨®n.
En contestaci¨®n a una carta de condolencia de Sobejano por la muerte en 1974 de ?ngeles, la mujer de Delibes, ¨¦ste le dice: ¡°Llevo una vida pasiva y a base de estabilizadores. Quiero decir de qu¨ªmica de las boticas que te hacen ver menos negro lo que decididamente es negro. Es un enga?o piadoso que te permite dejarte de vivir. Ni humana ni literariamente puedo anticipar lo que ser¨¢ de m¨ª. La muerte de ?ngeles es una idea parasitaria ¡ªy amarga¡ª que de momento no me deja concentrarme en nada. Dios dir¨¢¡±.
15 a?os despu¨¦s, el escritor intenta consolar a Sobejano por la defunci¨®n de su esposa, Helga: ¡°Detente lo menos posible en tu actividad; no te pienses. Procura no compadecerte y vivir hacia fuera. As¨ª comprobar¨¢s que uno no olvida ¡ªcomo el pueblo dice que sucede con el tiempo¡ª pero se acostumbra y llega un momento en que goza del recuerdo del ser querido¡±. El cr¨ªtico le contesta que cambiar de medicaci¨®n a un antidepresivo le deja dormir ¡°algo mejor¡±. Y a?ade: ¡°Me ayudan tambi¨¦n mucho los amigos, y t¨² fuiste para m¨ª el primero en infundirme, no ya ¨¢nimo, sino clarividencia y comprensi¨®n fraternal¡±.
El libro, con introducci¨®n de Nora Glickman, reproduce algunas postales y misivas del cr¨ªtico y del escritor, cuya caligraf¨ªa no resulta sencilla de leer. ¡°Ten¨ªa una letra muy dif¨ªcil, aunque a m¨ª me encantaba pasarle los originales de sus novelas, como 377A, madera de h¨¦roe o La se?ora de rojo. Era un privilegio¡±, comenta Pepi Caballero, quien fue secretaria ¡ªtambi¨¦n nuera¡ª de Delibes.
Camilo Jos¨¦ Cela
Algunas cartas aluden a cuestiones monetarias por las novelas de y los estudios e introducciones del otro. En una misiva de 1964, Delibes refiere a Sobejano algunos preparativos para su viaje a EE?UU, donde impartir¨¢ conferencias y se reunir¨¢ con ¨¦l y tambi¨¦n con Francisco Ayala: ¡°Desde luego prefiero, respecto a condiciones, que me pagu¨¦is los gastos ¡ªviajes y estancia¡ª y 125 d¨®lares a los 250 que exig¨ªa Camilo [Jos¨¦ Cela] y que obligaba a las universidades (a universitarios) a la aportaci¨®n personal¡±. El cr¨ªtico le contesta que va a cobrar lo mismo que el narrador gallego.
Tambi¨¦n hab¨ªa alguna disensi¨®n mutua. Por ejemplo, recuerda Elisa Delibes, Sobejano no estaba de acuerdo con la idea del autor de que ¡°es con los buenos sentimientos con los que se hace mala literatura¡±. Para el cr¨ªtico, la mezquindad, la vanidad o los celos solo producen mala literatura. Para Delibes, escribir es ¡°una necesidad biol¨®gica y espiritual¡±. ¡°Me preocupan los problemas que separan a los hombres. En mis libros procuro exponerlos y acercarme a mis pr¨®jimos¡±.
Un traductor alem¨¢n que ¡°sea cazador¡± y haya estado en Chile
Tras el buen recibimiento en Alemania de la traducci¨®n de la novela El camino, se verti¨® tambi¨¦n al alem¨¢n La hoja roja en 1962. Ante la posibilidad de traducir los "diarios", como Miguel Delibes llamaba a Diario de un cazador (1955) y Diario de un emigrante (1958) ¡ªconvertido en trilog¨ªa con Diario de un jubilado en 1996¡ª, el escritor y cazador le pide por carta a Gonzalo Sobejano, residente entonces en Colonia, que interceda ante el editor germano: "En la traducci¨®n de estos [los diarios] convendr¨ªa que intervini¨¦ramos t¨², un alem¨¢n que haya estado en Chile [donde transcurre parte de Diario de un emigrante] y sea cazador ¡ª?ser¨¢ dif¨ªcil esto?¡ª y yo"
En una de sus ¨²ltimas cartas a Gonzalo Sobejano, el 31 de diciembre de 2007, Miguel Delibes le dice: "Me encant¨® tu presencia en el congreso y el corto rato que pude charlar contigo. Esto lo doy por finiquitado. He vivido mi vida y ya est¨¢. Recuerdo a tanta gente que me espera que este mundo me parece vac¨ªo. Vac¨ªo y hosco, no me gusta. Que 2008 te sea favorable y los que vengan detr¨¢s. Te abraza tu viej¨ªsimo amigo".
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