La edad como incentivo
Los premios Vida Activa de La Caixa reconocen a las personas mayores de 65 a?os que muestran que hay mucha y buena vida despu¨¦s de la jubilaci¨®n
¡°?Subimos por el ascensor o por las escaleras?¡± Lo pregunta a sus nietas Jos¨¦ Antonio Moraga, de 93 a?os. Est¨¢ en el s¨®tano del edificio de Caixa Forum en Madrid y, por lo visto, se ve con fuerzas para subir las tres plantas que le separan del lugar donde recoger¨¢ el premio Vida Activa 2014. ¡°Que yo he subido muchas escaleras en mi vida¡±, advierte a los incr¨¦dulos que le rodean.
Lo atestigua un breve relato de su existencia que escribi¨® su nieta Cristina Mu?oz. Lo envi¨® al concurso que organiza La Caixa para reconocer la actividad de personas mayores de 65 a?os que siguen participando en su entorno. Su texto compiti¨® con otros 443 relatos y v¨ªdeos de toda Espa?a. Fue uno de los 20 m¨¢s votados y, finalmente, seleccionado como uno de los cinco ganadores por el jurado (formado por miembros del tercer sector, de La Caixa y medios de comunicaci¨®n, entre los que estaba EL PA?S).
Mu?oz sinti¨® que la vida de su abuelo era digna de contar. As¨ª, sin decirle nada ¡°para no ponerle nervioso¡±, la resumi¨®. Es la historia de un trabajador. Un empleado de Telef¨®nica que pas¨® media vida tirando cables por toda Espa?a. ¡°Quer¨ªan meterme en una oficina, pero a m¨ª lo que me gustaba era la calle. As¨ª que prestaba servicio t¨¦cnico, sub¨ªa a postes, instalaba l¨ªneas. Muchas veces las que usaba Franco cuando iba a Cazar a Ciudad Real¡±, relataba el pasado mi¨¦rcoles en Madrid.
Desde que muri¨® su mujer hace dos a?os, vive solo en el mismo piso que comparti¨® con ella durante casi medio siglo, en Santa Mar¨ªa de la Cabeza. Cuida de s¨ª mismo porque las personas que le ayudaban ¡°no le dejaban hacer su vida¡±, en palabras de su nieta. As¨ª que hace la compra, paga con tarjeta de cr¨¦dito, coge el metro para ver a sus 10 nietos y a su bisnieto, va a museos y no perdona un fin de semana sin comer fuera con la familia.
Entre todas las historias, muchas est¨¢n escritas del pu?o y letra de sus propios protagonistas. Una es la de Jos¨¦ Narciso, que a sus 85 a?os est¨¢ estudiando derecho en la Universidad de C¨®rdoba. Est¨¢ en cuarto, cumpliendo la ilusi¨®n de su vida, que nunca antes pudo completar por una vida de emigraci¨®n dedicada al trabajo. ¡°Cada a?o apruebo unas cuatro asignaturas. Seis son demasiadas. Pero como estoy jubilado y no tengo otra cosa que hacer, paso mucho tiempo estudiando¡±, cuenta desde ?cija, ya que no ha podido ir a Madrid a recoger el premio (est¨¢ entre los cinco seleccionados) porque tiene una pierna ¡°tirulata¡± y una mujer inv¨¢lida. Su relato comienza as¨ª: ¡°No sue?es tu vida, vive tus sue?os¡¯. Hab¨ªa o¨ªdo en numerosas ocasiones esta frase, y la verdad que no llegue a entenderla del todo hasta el d¨ªa que lleg¨® la hora de mi jubilaci¨®n. Mi profesi¨®n hab¨ªa sido la de representante y siempre estaba fuera de casa, sin tiempo para nada, ni tan siquiera ten¨ªa hobbies. Desde muy peque?o quise estudiar, tener un t¨ªtulo acad¨¦mico, ese era mi gran sue?o, pero ten¨ªa que "so?ar mi vida¡± debido a la precariedad de mi ¨¦poca¡±.
Felisa Lecina, de 82 a?os, maestra jubilada desde hace 17, decidi¨® seguir trabajando cuando dej¨® el colegio. Vive en Badalona, un lugar que define como ¡°conflictivo, con muchas carencias¡±. Muchos inmigrantes que llegaron en los a?os sesenta son hoy personas mayores analfabetas a quienes les da verg¨¹enza ir a una escuela para adultos. Ella, junto a dos compa?eras, decidi¨® impartir una especie de curso puente en el que les ense?aba lo b¨¢sico para incorporarse a una educaci¨®n reglada. ¡°Muchas [la gran mayor¨ªa son mujeres, ellos son ¡°menos participativos¡±] han obtenido el graduado¡±, cuenta orgullosa.
Cada una de las historias, que se pueden consultar en la p¨¢gina web del Premio Vida Activa, cuentan unas vivencias que no tienen nada que ver con las dem¨¢s. Pero hay un nexo entre todas ellas: hay mucha vida tras la jubilaci¨®n.
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