El dif¨ªcil trance de parir en Liberia
Nunca fue f¨¢cil dar a luz en el pa¨ªs africano. Pero desde que empez¨® la emergencia por el ¨¦bola es a¨²n m¨¢s complicado En Monrovia numerosos hospitales y estructuras de salud de la ciudad han tenido que cerrar sus puertas En los ¨²ltimos meses muchas mujeres se han visto obligadas a parir en casa
Muy cerca de la avenida Tubman, en pleno centro de Monrovia, se encuentra un edificio al que todos conocen como el Hospital Cat¨®lico. Rodeado de ¨¢rboles y cocoteros, con el mar a sus espaldas, el Saint Joseph y su m¨¢s de medio siglo de historia son todo un referente para la Sanidad de este pa¨ªs, un prestigio que se ganaron atendiendo a los enfermos entre el sonido de las explosiones y los disparos durante la guerra civil. Y ahora, veinte a?os despu¨¦s de toda aquella violencia, ni siquiera ese tsunami llamado ¨¦bola ha podido tumbar a este hospital, que, tras el cierre de otras maternidades es, hoy por hoy, una de las mejores opciones para parir en esta ciudad. Porque los beb¨¦s no saben de epidemias.
Nunca fue f¨¢cil dar a luz en Liberia, el s¨¦ptimo pa¨ªs del mundo en mortalidad materna con unas 770 mujeres muertas por cada 100.000 ni?os nacidos vivos (en Espa?a la tasa era de 6 en 2010, por hacernos una idea). Pero ahora las cosas se han vuelto a¨²n m¨¢s complicadas. Desde que a mediados de marzo el letal virus cruz¨® la frontera procedente de Guinea y, meses m¨¢s tarde, alcanz¨® todas las regiones del pa¨ªs con un foco especialmente intenso en Monrovia, numerosos hospitales y estructuras de salud de la ciudad han tenido que cerrar sus puertas. Y en los ¨²ltimos meses muchas mujeres se han visto obligadas a parir en casa.
Fue y sigue siendo un aut¨¦ntico desastre para la atenci¨®n a las enfermedades que ya estaban antes del ¨¦bola y que seguir¨¢n estando despu¨¦s. O simplemente para atender a las parturientas en el momento de dar a luz. El Saint Joseph, que sufri¨® un duro golpe con la muerte de toda la comunidad religiosa que lo gestionaba y parte de su personal, estuvo fuera de juego durante tres meses, pero tras ese cierre obligado su Maternidad est¨¢ al fin operativa y a ella ha vuelto el llanto de los reci¨¦n nacidos. Eso s¨ª, con muchos cambios.
Nada m¨¢s cruzar la puerta exterior del recinto, lo primero con lo que se tropieza una mujer que est¨¦ de parto y decida hacerlo aqu¨ª ¨Cdonde pese a ser un centro privado propiedad de la orden de San Juan de Dios tan solo se cobra una cantidad simb¨®lica gracias al apoyo y subvenciones de organismos como el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja¨C es una peque?a estructura denominada la sala de triaje. En estos tiempos nadie baja la guardia y es aqu¨ª donde, en funci¨®n de los s¨ªntomas y el posible contacto con casos de ¨¦bola, se determina si alguien pudiera estar contagiado con este virus.
Si nuestra parturienta no tiene fiebre ni ha estado cerca de personas enfermas, puede continuar hacia la Maternidad, donde es recibida, en primer lugar, por una matrona que le toma la historia m¨¦dica, n¨²mero de embarazos, cu¨¢ntos han llegado a t¨¦rmino y si han sido por ces¨¢rea o parto natural. Una diferencia con Espa?a es que a la mujer embarazada en Liberia no se le hacen tantas ecograf¨ªas durante su embarazo, s¨®lo una al principio para determinar la edad del feto y otra al final, a menos que surjan complicaciones.
Es la matrona la que determina si el parto realmente ha comenzado. En caso afirmativo, la parturienta pasa a una sala de espera donde es observada peri¨®dicamente por ellas. Sobre todo se tienen en cuenta dos par¨¢metros, la dilataci¨®n y el sonido fetal. Como no hay posibilidad de hacer una ecograf¨ªa Doppler, se utiliza un instrumento conocido como "trompeta" que se aplica a la barriga de la mujer y permite escuchar al nonato. En esta sala, con capacidad para hasta dos parturientas, las mujeres aguardan. El m¨¦dico no interviene en ning¨²n momento, a menos que se trate de un parto gemelar, un feto muy grande, haya hipertensi¨®n o surja otro problema. De lo contrario, todo es responsabilidad de las matronas.
La mortalidad materna en el pa¨ªs es de 770 mujeres muertas por cada 100.000 ni?os nacidos vivos; en Espa?a la tasa era de 6 en 2010
Cuando llega el momento, la mujer es trasladada a la sala de partos, que tiene capacidad para dos alumbramientos a la vez. Una vez m¨¢s, son las matronas las que se ocupan de todo, en este caso con la ayuda de un auxiliar de enfermer¨ªa, incluso se hacen cargo del beb¨¦ una vez que ha nacido. Una caracter¨ªstica de Liberia, compartida con muchos pa¨ªses africanos, es que no hay posibilidad de epidural. La episotom¨ªa es habitual. Despu¨¦s de dar a luz, la mujer y su beb¨¦ pasan a la sala de espera, donde se mantienen en observaci¨®n entre cuatro y seis horas hasta que se estabilizan. De ah¨ª, el siguiente paso es una gran sala dotada con ocho camas, llamada de postparto, donde las mujeres permanecen un tiempo para comprobar aspectos como si hay hemorragia vaginal, involuci¨®n uterina o si sube la leche. Los beb¨¦s tambi¨¦n son examinados por si pudiera haber problemas y se les mide la hemoglobina y el grupo sangu¨ªneo. Normalmente, tras un d¨ªa de estancia en esta sala, las mujeres son enviadas de vuelta a casa.
S¨®lo si el parto es problem¨¢tico interviene el m¨¦dico. El hospital Saint Joseph dispone de un quir¨®fano de maternidad donde se llevan a cabo las ces¨¢reas. Para ello, se pone una v¨ªa con suero a la parturienta y se avisa al equipo, integrado por un enfermero-anestesista, un enfermero ayudante, la matrona y el propio ginec¨®logo. El quir¨®fano no difiere mucho de los que pueden encontrarse en Espa?a, aunque el material no parece tan nuevo. Dispone de un aparato de anestesia con ox¨ªgeno, una peque?a farmacia, un aspirador para el m¨¦dico y otro para el anestesista y equipamiento diverso, desde pinzas hasta hilo de sutura. En el centro, una mesa de operaciones iluminada por una gran pantalla.
La epidemia de ¨¦bola ha provocado que se adopte todo tipo de precauciones. Incluso si la mujer no presenta s¨ªntomas o si se le ha realizado el test y es negativo, la presencia de la enfermedad en el pa¨ªs obliga a que todos los partos y ces¨¢reas se lleven a cabo con el traje de protecci¨®n personal. Todo el personal debe tener en cuenta este riesgo y portar desde guantes y mascarilla hasta el traje completo en la sala de partos y el quir¨®fano de maternidad, dado que tanto en un alumbramiento como en una ces¨¢rea hay muchos fluidos. Esto supone una enorme complicaci¨®n e incluso ha forzado a hacer reformas estructurales, para habilitar habitaciones donde cambiarse o puntos de salida que permitan que los pacientes y el material considerados de riesgo no se mezclen con el resto.
La f¨ªstula obst¨¦trica, un reto para la atenci¨®n al parto en ?frica
Es uno de los grandes retos de la atenci¨®n al parto en ?frica. Se calcula que en el mundo hay unos dos millones de mujeres que sufren la f¨ªstula obst¨¦trica, la mayor¨ªa de ellas en este continente. Se trata de un desgarro que se produce entre la vagina y la vejiga o el recto a trav¨¦s del cual pasan la orina o las heces, un orificio an¨®malo que, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, provoca incontinencia urinaria constante, verg¨¹enza, estigmatizaci¨®n social y otros problemas de salud. Sin embargo, se trata de un problema prevenible que en los pa¨ªses desarrollados con una buena atenci¨®n obst¨¦trica est¨¢ pr¨¢cticamente erradicada.
El ginec¨®logo congole?o Rudy Lukamba, que est¨¢ en el hospital Saint Joseph al frente de un proyecto de la ONG espa?ola Mujeres por ?frica denominado Stop F¨ªstula, define a esta lesi¨®n como el resultado de "un conflicto en el tiempo entre la apertura del canal del parto y las dimensiones del feto. Si este conflicto se prolonga durante m¨¢s de 24 horas es lo que se denomina parto obstruido", una de las principales causas de mortalidad maternal. En buena medida este problema podr¨ªa reducirse notablemente con una mejor atenci¨®n a la mujer parturienta.
"Uno de los problemas en muchos pa¨ªses africanos es la atenci¨®n obst¨¦trica deficitaria. Si en una maternidad de un hospital en Espa?a hay m¨¢s de 20 ginec¨®logos, aqu¨ª tenemos dos o tres. Esto significa que el m¨¦dico no puede estar siempre en el proceso del parto. Una mujer embarazada en Espa?a sabe que va a recibir un m¨ªnimo de atenci¨®n que aqu¨ª no se pueden ofrecer por falta de recursos, profesionales o materiales", asegura Lukamba. En Liberia hay una enorme falta de profesionales de la salud y muchos doctores proceden de otros pa¨ªses africanos. Asimismo, el gran objetivo de la atenci¨®n m¨¦dica al parto en este pa¨ªs es que el ni?o nazca, sin tener demasiado en cuenta, por ejemplo, la viabilidad futura de ese ni?o. "Es un concepto muy diferente", a?ade.
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