Los cambios que vienen de Cuba
El petr¨®leo de Texas y los saud¨ªes ha hecho lo impensable: abrir el cerrojo castrista
La liberaci¨®n por el gobierno de Cuba del preso/esp¨ªa/reh¨¦n estadounidense Alan Gross, y la de los tres esp¨ªas/h¨¦roes/agentes encubiertos cubanos en Estados Unidos, junto con los anuncios respectivos de Ra¨²l Castro y Barak Obama, y su conversaci¨®n telef¨®nica de ayer, marcan el momento m¨¢s importante en la historia de las relaciones de Estados Unidos y la isla desde 1977. Como se recordar¨¢, ese a?o Jimmy Carter y Fidel Castro llegaron a varios acuerdos entre ambos gobiernos que permitieron la apertura de dos oficinas de intereses en cada capital. La intervenci¨®n del Vaticano, y de Canad¨¢, uno de los gobiernos m¨¢s anti-castristas del mundo democr¨¢tico, fue decisiva y asegura el cumplimiento de todas las etapas del acuerdo. La valent¨ªa de Barack Obama y de Ra¨²l Castro garantizan lo dem¨¢s.
No es el fin del embargo; eso solo lo puede cambiar el Congreso norteamericano. No es una normalizaci¨®n plena: habr¨¢ embajadas pero no embajadores. Pero s¨ª es un avance notable: podr¨¢n viajar mas f¨¢cilmente los norteamericanos sin ascendencia cubana a La Habana; se liberar¨¢n las transacciones bancarias entre ambos pa¨ªses; algunos temas comerciales se abrir¨¢n; y Cuba ser¨¢ retirada de la lista de pa¨ªses que apoyan al terrorismo por el Departamento de Estado.
A primera vista, esto sugiere un gran triunfo cubano, una reculada y rectificaci¨®n norteamericana, tard¨ªa pero bienvenida. Parece una confirmaci¨®n de las posturas m¨¢s pro-cubanas y anti-yanquis en Am¨¦rica Latina. A cambio Cuba entrega muy poco: Gross, liberar a 53 presos pol¨ªticos, permitir la entrada de observadores de la Cruz Roja Internacional y relatores de Derechos Humanos de Naciones Unidas (lo que pedimos nosotros hace catorce a?os) y la ampliaci¨®n del acceso a Internet en la isla. No es gran cosa, en vista de lo obtenido: el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas al cabo de m¨¢s de medio siglo de ostracismo.
Los cubanos siempre se han negado a negociar su r¨¦gimen pol¨ªtico contra el fin del embargo
Falta una variable en la ecuaci¨®n. ?D¨®nde encontrarla? La respuesta se halla en Caracas, en Mosc¨² y en los yacimientos de gas y crudo shale en Dakota del Norte y en Eagle Ford en Texas. Me explico. Debido al incremento espectacular de la producci¨®n petrolera de Estados Unidos, a la recesi¨®n europea y japonesa, aunado a la decisi¨®n s¨¢udi de reventar a gobiernos poco afines a Riyadh, y al enfriamiento de las econom¨ªas china e india, los precios del petr¨®leo se han desplomado. El gobierno mexicano se ha cubierto para el a?o entrante. Pero hay dos gobiernos que no pudieron: el ruso y el venezolano. Son precisamente aquellos que, en el segundo caso, manten¨ªan a flote la inexistente econom¨ªa cubana, y en el primero, se constituyeron en la esperanza de recambio cuando Nicol¨¢s Maduro y los restos del chavismo no pudieran salvar a la isla.
El caso de Venezuela es el m¨¢s importante. No s¨®lo se han desplomado los ingresos del estado venezolano y de la econom¨ªa en su conjunto. El tipo de cambio negro se encuentra a 30 m¨²ltiplos del oficial; la hiperinflaci¨®n acecha; las escaseces se generalizan; y los pa¨ªses beneficiarios de anteriores subsidios venezolanos en materia petrolera recompran su deuda con Caracas a 40 centavos por d¨®lar. Para cualquiera que vea las cosas de frente, es obvio que Venezuela no podr¨¢ seguir subsidiando al r¨¦gimen castrista con hasta 100,000 barriles de petr¨®leo diarios; es cada vez m¨¢s probable que se produzca un cambio pol¨ªtico importante en Venezuela, en un sentido u otro, que imposibilite perpetuar la tabla de salvaci¨®n para Cuba.
As¨ª se cierra el c¨ªrculo. Todos los economistas que han estudiado las llamadas reformas cubanas reconocen que no han surtido el efecto deseado; la econom¨ªa isle?a est¨¢ desahuciada. Todos admiten que sin la subvenci¨®n venezolana, Cuba se encontrar¨¢ de nuevo en una crisis como la de los a?os 90. Y todos saben que la ¨²nica posibilidad de ¨¦xito de dichas de reformas radica en una normalizaci¨®n plena con Estados Unidos. Pero a pesar de la mejor voluntad de Obama, y de muchos Dem¨®cratas en Washington, sin alg¨²n tipo de concesi¨®n cubana de fondo en materia de democracia y derechos humanos .... esa normalizaci¨®n es imposible
Como lo demuestra el libro Back Channel to Cuba: The Hidden History of Negotiations Between Washington and Havana, publicado hace unas semanas, los cubanos siempre se han negado a negociar su r¨¦gimen pol¨ªtico contra el fin del embargo o una normalizaci¨®n con EU. Por tanto, eso no fue incluido en los anuncios de hoy. Pero apuesto doble contra sencillo que muy pronto veremos cambios pol¨ªticos y en materia de derechos humanos de gran envergadura en Cuba. No es comprensible que Obama le haya dado tanto a Ra¨²l, a cambio de tan poco. La correlaci¨®n de fuerzas es la que es, y el hasta ahora inexistente pragmatismo cubano se le ha impuesto al r¨¦gimen por necesidad. Quien hubiera pensado que petroleros tipo James Dean en Dakota del Norte y Texas, junto con pr¨ªncipes de la familia Saud, lograran abrir el cerrojo castrista, cuando nadie mas hab¨ªa podido.
Jorge G. Casta?eda es analista pol¨ªtico y miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de EE UU.
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