?Hubo vacas en Marte?
La comunidad cient¨ªfica estudia una fuente de metano en el planeta rojo
Hasta en los gases hay clasismo. As¨ª tenemos a la aristocracia ¡ªpor algo se llaman gases nobles¡ª en la que podemos encontrar denominaciones que van desde la evocaci¨®n de deidades, como el Helio, a la calificaci¨®n en griego cl¨¢sico de alguna de sus caracter¨ªsticas, como el Arg¨®n o el Cript¨®n. Por no mencionar, adem¨¢s, que este ¨²ltimo puede reclamar ser la patria chica del superh¨¦roe m¨¢s famoso de la Tierra.
Por otro lado, est¨¢ la clase trabajadora de los gases, esa cuyos nombres evocan el color naranja chill¨®n, el olor a goma quemada, el sonido de bombonas y el ruido de surtidor de gasolinera. Son, entre otros, el butano, el propano y el octano. Pero, ?ay!, entre los gases sucede igual que entre las personas, y dentro de las clases hay m¨¢s clases. Todos los alcanos miran por encima del hombro al metano, un gas que, en el planeta Tierra, tiene la mala suerte de ser producido principalmente en el est¨®mago de las vacas y otros rumiantes. Peor a¨²n: sale a la atm¨®sfera por un lugar de la vaca que el altivo Arg¨®n ni imagina.
Resulta que, en una especie de acto de justicia divino-qu¨ªmica, el metano se ha colocado en el centro de la atenci¨®n de la comunidad cient¨ªfica porque la nave Curiosity, que trabaja en la superficie de Marte desde 2012, ha encontrado trazas de este gas en su atm¨®sfera. Aunque el metano puede tener un origen inanimado, el 95% del que se encuentra en la Tierra es de origen biol¨®gico. Y lo que es m¨¢s interesante, los instrumentos de la Curiosity han detectado chorros espor¨¢dicos en los que existe una concentraci¨®n diez veces superior. Como la comunidad cient¨ªfica, afortunadamente, todav¨ªa no se ha contagiado del v¨¦rtigo informativo online, ha reaccionado con cautela y ha pedido paciencia. No se descarta ninguna hip¨®tesis, ni siquiera las m¨¢s sensatas, como el origen natural no org¨¢nico.
El ser humano se acostumbra a todo, pero no deja de ser maravilloso que una m¨¢quina que lleva a?os sobre la superficie de un planeta situado a 59 millones de kil¨®metros ¡ªy eso cuando est¨¢ m¨¢s cerca¡ª sea capaz de detectar emisiones de gas. No deber¨ªa ser necesario descubrir vacas en Marte para apreciar el trabajo de quienes colaboran en el proyecto Curiosity.
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