Calle 13 amor / odio
Sus detractores le reclaman que, aunque sin denominaci¨®n religiosa, Residente predica
Ya sea escupi¨¦ndole diarrea al FBI o ufan¨¢ndose de tener ¡°m¨¢s cuentos que Garc¨ªa M¨¢rquez¡±, Ren¨¦ P¨¦rez, la voz cantante de la agrupaci¨®n puertorrique?a Calle 13, nunca se queda corto. Hace a?os que recibi¨® el carnet de ese exclusivo club que re¨²ne a individuos a quienes amamos y/o detestamos. Su talento para convocar pasiones extremas es paralelo al que ejercita para abordar temas que ning¨²n artista popular de arrastre del Caribe hispano ha querido tocar desde que Juan Luis Guerra se meti¨® a evang¨¦lico.
Sus detractores le reclaman que, aunque sin denominaci¨®n religiosa, Residente predica, y que lo hace con una m¨¦trica y un tono m¨¢s cerca de la oratoria latinoamericana nacionalista de principios del siglo XX que del hip-hop, que es un blanquito de clase media y un izquierdoso aburguesado. Sus fans (oscilo entre ambas posiciones desde 2005) lo defendemos golpe¨¢ndonos el pecho (igual que ¨¦l en tarima) citando el contenido de sus canciones y la delirante sencillez con que sus cr¨ªticas se insertan en la tradici¨®n del mejor rap de corte social como NWA, Wu-Tang Clan y Public Enemy. Otro punto a favor es la magn¨ªfica m¨²sica que Eduardo Cabra, la otra cabeza del monstruo, produce, piezas de semilla tan diversa como The Clash, Susana Baca o el pop electr¨®nico escandinavo, y que nunca se han limitado a ser el beat repetitivo sobre el que se rapea.
Tras el cl¨ªmax del politizado rock latino de finales de los noventa se vivi¨® una aridez de discurso tan espeluznante que Shakira parec¨ªa Diamanda Gal¨¢s. De este vac¨ªo surgi¨® la voz de Ren¨¦, c¨®mica, torpe, irreverente, a recordarnos que formamos parte de esa red de sensibilidades compartidas llamada Latinoam¨¦rica, que para bien o para mal nos sabemos de memoria las canciones de Blades y de Silvio y de que conocemos la respuesta a la pregunta: ?y ahora, qui¨¦n podr¨¢ defendernos?
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