Biodigestores que dan luz y calor
Un sistema natural para transformar desechos animales en fertilizante y energ¨ªa mejora la vida de los campesinos en Camboya a la vez que se combate la deforestaci¨®n
El sol est¨¢ a punto de ponerse sobre la aldea de Toek L?ak, en la llanura camboyana de Kampong Channg, y Vong Sokhoemn aprovecha el aire fresco que deja tras de s¨ª la ¨²ltima tormenta del monz¨®n para preparar la masa de residuos org¨¢nicos que alimenta el biodigestor situado a unos metros de su vivienda. Con un bast¨®n de bamb¨² revuelve los desechos procedentes de las siete vacas y 10 cerdos de su peque?a granja: heces, orina, tejidos, grasa y otros contenidos digestivos son el combustible que hoy convertir¨¢ en gas para su cocina y luz para su casa. Un d¨ªa m¨¢s, no necesitar¨¢ quemar madera. ¡°Este sistema es muy ¨²til. Ahora podemos cocinar cuando queramos. Adem¨¢s, ayuda a frenar la deforestaci¨®n¡±, explica Lach Sophy, la matriarca de esta familia de campesinos.
Hasta la instalaci¨®n de los biodigestores, las familias de esta peque?a aldea ¡ªa casi 30 minutos de la capital provincial¡ª utilizaban cada mes 195 kilos de madera para cocinar. Hoy est¨¢ cantidad no alcanza en el peor de los casos los 6 kilogramos. Una reducci¨®n que supone un ahorro de 7,5 euros mensuales a unas familias que en muchos casos viven con menos de 1,6 euros por persona al d¨ªa. ¡°Es de gran ayuda¡±, subraya Sophy. Adem¨¢s del beneficio econ¨®mico ¡ªel kilogramo de madera en el mercado local alcanza los 0,04 euros o "500 rieles el tractor"¡ª, los biodigestores permiten reducir las penosas expediciones para aprovisionarse de le?a. ¡°Son viajes muy duros. El bosque est¨¢ muy lejos de aqu¨ª y en cada trayecto empleamos entre dos y tres d¨ªas¡±, explica Sophy, ya casi anciana, a la que el tiempo ha borrado las fuerzas pero no la sonrisa.
Camboya tiene uno de los ratios de deforestaci¨®n m¨¢s elevados del mundo. Entre 2002 y 2012, perdi¨® m¨¢s del 7% de su cubierta forestal
Camboya tiene uno de los ratios de deforestaci¨®n m¨¢s elevados del mundo. Entre 2000 y 2012, seg¨²n un estudio de la Universidad de Maryland, el pa¨ªs perdi¨® m¨¢s del 7% de su cubierta forestal, la quinta tasa de deforestaci¨®n m¨¢s alta del planeta s¨®lo por detr¨¢s de Malasia, Paraguay, Indonesia y Guatemala. En este periodo casi 12.600 kil¨®metros cuadrados de bosque fueron destruidos, mientras s¨®lo se generaron 1.100 kil¨®metros cuadrados de nuevos montes. Desde 1973, la superficie arb¨®rea del pa¨ªs ha ca¨ªdo del 72% al 46%. La expansi¨®n industrial y la tala ilegal est¨¢n detr¨¢s de estas cifras. La lucha contra este fen¨®meno ha sido uno de los motivos que ha llevado al Gobierno de Camboya a impulsar desde 2004 el Programa Nacional de Biogeneradores (NBP, por sus siglas en ingl¨¦s). En la actualidad, m¨¢s de 21.000 como el de la familia Sokhoemn est¨¢n repartidos por 13 provincias del pa¨ªs. El objetivo es llegar a los 500.000 a medio plazo. De esta manera, Camboya pretende al tiempo ayudar a sus campesinos y disminuir los efectos de la p¨¦rdida de bosque.
Un freno al efecto invernadero
Los biodigestores, una peque?a construcci¨®n subterr¨¢nea de 4,8 metros c¨²bicos, utilizan un sencillo sistema que descompone la materia org¨¢nica ¡ªresiduos animales, vegetales y humanos¡ª en agua, dando lugar a una combinaci¨®n de metano y di¨®xido de carbono que es convertido en biog¨¢s con el que proporcionan energ¨ªa a la cocina y a las l¨¢mparas. El sistema capta y almacena metano y ¨®xido nitroso, gases que provocan respectivamente 20 y 300 veces mayor efecto invernadero que el CO?, as¨ª como sulfuro de hidr¨®geno y amon¨ªaco, responsables de la lluvia ¨¢cida. Al consumir el biog¨¢s, lo ¨²nico que se libera a la atm¨®sfera es CO?, en la misma cantidad que fue utilizado por los vegetales para producir la biomasa vegetal, reciclada o consumida por animales y humanos, mediante la fotos¨ªntesis. As¨ª, cada uno de estos biodigestores reduce en cuatro toneladas las emisiones de gases de efecto invernadero.
El precio de estos equipos, suministrados en su mayor¨ªa por empresas locales, oscila entre los 80 y los 800 euros, aunque las familias suelen optar por un modelo intermedio de 440 euros, de los que el Gobierno sufraga 120 a trav¨¦s de un programa de ayudas. En dos a?os, la inversi¨®n en el biodigestor est¨¢ ya amortizada. ¡°Al principio result¨® dif¨ªcil poner en marcha el programa, los vecinos eran reacios. Sin embargo, al ver que funcionaba, unos a otros se fueron convenciendo¡±, explica Chourn Bunnara, uno de los responsables de la ONG checa People in Need que asesora al Gobierno camboyano en este proyecto. ¡°Al principio nosotros tambi¨¦n dudamos. Hasta que vimos c¨®mo le funcionaba a unos vecinos, no nos convencimos¡±, reconoce Vong. Cinco a?os despu¨¦s, los Sokhoemn son abanderados del uso de estos contenedores.
Para hacer funcionar el sistema basta con depositar algo m¨¢s de 30 kilogramos de materia org¨¢nica al d¨ªa. Vong es quien se encarga de hacerlo en casa de los Sokhoemn. Lo hace dos veces al d¨ªa, habitualmente tras alimentar al ganado. Todos en la casa colaboran. Mao, su esposa, y Sophy, su madre, se encargan de recoger los desperdicios de la comida que apilan en un cubo azul. ¡°Todo est¨¢ mucho m¨¢s limpio. La granja, la casa, la cocina¡ todo est¨¢ siempre limpio¡±, repite orgullosa Sophy.
La generaci¨®n de electricidad a partir de materia org¨¢nica animal y basura, evita a los campesinos camboyanos viajes de hasta dos y tres d¨ªas al bosque para recoger le?a
La utilizaci¨®n de los biodigestores para cocinar e iluminar las viviendas permite a los campesinos dedicar m¨¢s tiempo a los cultivos y la granja. Unas siete horas a la semana. Esto ayuda a que los ni?os puedan dedicar m¨¢s tiempo a los estudios, subrayan los t¨¦cnicos de People in Need. Los adultos, mientras, aprovechan para mejorar sus cosechas. ¡°Al no tener que ir al monte, ahorramos tiempo que podemos dedicar a otras labores¡±, afirma Vong, mientras sostiene en brazos al peque?o Khon Chanthorn, de apenas unos meses.
Fertilizante org¨¢nico de alta calidad
El efluente obtenido del biodigestor es adem¨¢s un abono org¨¢nico de alta calidad. ¡°Es un fertilizante natural muy bueno y es m¨¢s barato¡±, explica Vong. ¡°Con este ahorramos dinero¡±, recalca su madre. Cada a?o, la familia Sokhoemn obtiene entre 10 y 15 toneladas de fertilizante natural del biodigestor, lo que les permite reducir enormemente la compra de productos qu¨ªmicos para su huerto. ¡°Del otro [el comprado], necesitar¨ªamos tres cajas que nos costar¨ªan m¨¢s de 150 euros¡±. Un estudio llevado a cabo por el Ejecutivo camboyano asegura que la utilizaci¨®n de este abono natural supone un ahorro medio para los ganaderos de casi 30 euros anuales y una mejora en las cosechas de un 31% ¡ªlo que para un productor medio de arroz con 2,3 hect¨¢reas de tierra supondr¨ªa un ingreso extra de 145 euros?al a?o-. En total, el uso de este fertilizante natural puede llegar a suponer un rendimiento anual de 175 euros por familia. El mayor inconveniente es que debe ser almacenado adecuadamente, en silos protegidos del sol y la lluvia para evitar su deterioro. Menos de una cuarta parte de las granjas cuentan con un dep¨®sito adecuado.
El uso de los biodigestores tambi¨¦n repercute positivamente en la salud de las familias. Los humos de la madera en combusti¨®n sol¨ªan provocar problemas oculares y pulmonares, con un considerable coste econ¨®mico para unas familias sin apenas recursos. Tambi¨¦n los animales, al estar m¨¢s limpios los establos, sufren menos enfermedades y su mortalidad es menor. El ahorro en fertilizante y en madera, unido a la reducci¨®n de costes sanitarios supone a cada familia un beneficio de?131 euros ¡ªa lo que habr¨ªa que a?adir los 145 euros de ingresos extras¡ª. ¡°El biodigestor es una gran ayuda¡±, repite la matriarca de la familia Sokhoemn, convencida de que este peque?o invento puede ofrecer un futuro mejor a sus nietos, Chanthorn y Mimes, a quienes no pierde de vista mientras juegan en la escalera que protege la vivienda familiar de las lluvias que a punto est¨¢n de volver.
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