Los fantasmas de la pantalla de plata
'Ciudadano Kane' fue la pel¨ªcula que estuvo siempre en la cabeza de Carlos Fuentes
Carlos Fuentes nunca dej¨® de recordar el d¨ªa en que su padre lo llev¨® a Nueva York a visitar la Feria Mundial que se hab¨ªa abierto en 1939 en el Corona Park, y recuerda tambi¨¦n que esa misma vez vio Ciudadano Kane. As¨ª lo cuenta en el libro p¨®stumo Pantallas de plata (Alfaguara, 2014), que recoge sus escritos sobre cine. Ten¨ªa 10 a?os de edad, y para acercar los dos hechos debemos suponer que recorri¨® los recintos de la feria antes de que cerrara sus puertas en el oto?o de 1940, y que asisti¨® a alguna de las primeras funciones de Ciudadano Kaneque se estren¨® en febrero de 1941.
Los dos acontecimientos ponen a Fuentes desde entonces en el escenario contempor¨¢neo, del que fue siempre un habitante inquieto, inconforme e inquisitivo: en esa Feria Mundial se celebraba el ma?ana esplendoroso que la humanidad anhelaba despu¨¦s de la crisis financiera de 1929, no en balde su lema era ¡°Construir el mundo del futuro¡±.
Alemania e Italia ten¨ªan vistosos pabellones en la feria, lo mismo que la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y el futuro ya estaba all¨ª, s¨®lo que pintado en colores tenebrosos, pues la II?Guerra Mundial, sin que Estados Unidos se involucrara todav¨ªa, ya hab¨ªa empezado: aniquilaci¨®n de ciudades enteras bajo las bombas, campos de concentraci¨®n, hornos crematorios, los gulag, la destrucci¨®n nuclear de Nagasaki e Hiroshima.
El film de Welles y la Feria Mundial de 1939 situaron al escritor en el escenario contempor¨¢neo
¡°Esa pel¨ªcula fue un mazazo en mitad de mi imaginaci¨®n y nunca me abandon¨®. Desde ese momento he vivido con el fantasma de Ciudadano Kane en la cabeza. Hay pocas otras pel¨ªculas de las que estoy consciente cuando escribo¡±, dice. Y cuando a los 32 a?os emprendi¨® una de sus novelas capitales, La muerte de Artemio Cruz, no hay duda que aquel fantasma segu¨ªa estando dentro de ¨¦l.
Fuentes fue ese escritor de la modernidad que no despreci¨® ninguno de los medios de expresi¨®n del siglo XX, el primero de ellos el cine, que adem¨¢s abr¨ªan la posibilidad de introducir nuevas t¨¦cnicas en la escritura, sobre todo el flash-back, que utiliza para ir del pasado al presente y contarnos la historia de Artemio Cruz, quien recuerda su vida desde su lecho de muerte; una novela que es ¡°un filme en prosa¡±.
Pero en Pantallas de plata hay tambi¨¦n im¨¢genes lapidarias sobre las diosas del celuloide. Gloria Swanson, ojos de laguna envenenada. Pola Negri, ojos de incendio nocturno. Greta Garbo, ojos de orgasmo n¨®mada. Y de Joan Crawford dir¨¢ que ¡°tolera los m¨¢s despiadados close-ups con una mirada enorme, l¨ªquida y melanc¨®lica encima de los labios que habr¨ªan de ser un sello de f¨¢brica. Enormes, tan grandes como las hombreras que el modista le dise?¨® para ocultar el hecho de que ten¨ªa cabeza grande y cuerpo peque?o¡¡±. No hay duda de que nos hallamos en el plat¨® donde se cocinan las murmuraciones.
La Swanson invit¨® una vez a almorzar a Fuentes en su apartamento de Nueva York. Compartieron en la cocina s¨¢ndwiches sacados del refrigerador, y ella le ense?¨®, pieza por pieza, su ropero, una escena que parece sacada de Sunset Boulevard. ?Y Marlene Dietrich? La vio cantar en Washington ¡°vestida de sat¨ªn y estrellas, la melena suelta, las piernas que no envejecen. Ella s¨ª. El vestido de noche era solo un cascar¨®n que escond¨ªa un cuerpo envejecido. Pero las piernas no se hacen viejas¡±.
Fue el espl¨¦ndido guionista de El gallo de oro, que escribi¨® mano a mano con Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez
Fuentes nos habla desde la butaca y desde el set de filmaci¨®n. Cuando describe la escena final de Los violentos a?os viente, donde el g¨¢nster al que interpreta James Cagney, ametrallado, llega a morir a la escalinata de una iglesia, y expira en brazos de Gladys George, ella exclama: ¡°He was a big shot¡±. Y Fuentes traduce: ¡°Fue un ching¨®n¡±.
Y entonces no podemos dejar de recordar la muerte de Falstaff en brazos de Mistress Quickly, la hostelera, quien al recoger su ¨²ltimo aliento exclama: ¡°No, de seguro que no ha ido al infierno: est¨¢ en el seno de Arturo, si es que alg¨²n hombre fue alguna vez al seno de Arturo¡¡±.
Y fue el espl¨¦ndido guionista de El gallo de oro, que escribi¨® mano a mano con Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, basado en el cuento de Juan Rulfo; o el de En este pueblo no hay ladrones, basado en el cuento de Garc¨ªa M¨¢rquez, pel¨ªcula en la que Fuentes act¨²a, adem¨¢s, como extra, junto al propio Gabo, al propio Rulfo y a Luis Bu?uel, los extras m¨¢s c¨¦lebres de la historia.
Y su ¨ªntima amistad con Bu?uel, y los a?os que comparti¨® con la estrella del cine mexicano Rita Macedo. Y Shirley McLaine; siendo que ella cre¨ªa haber sido en alguna otra vida una princesa inca, ¨¦l le dedic¨® su novela Cumplea?os, que trata sobre la reencarnaci¨®n, siempre dispuesto a hacerle gui?os a la eternidad. Y, en fin, su apasionada relaci¨®n amorosa con Jean Seberg, la Juana de Arco de Otto Preminger, descrita en su novela Diana o la cazadora solitaria.
El cine en la vida, o m¨¢s bien en las entra?as. Los fantasmas que nunca dejaron de acecharlo desde las pantallas de plata: ¡°Al cine se entra a so?ar, lector, espectador, mi semejante, mi hermano¡¡±.
Sergio Ram¨ªrez es escritor.
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