Menos pobres, m¨¢s delitos
La contradicci¨®n se explica por la crisis de la educaci¨®n y de las instituciones en Am¨¦rica Latina
Entre 2000 y 2012, Am¨¦rica Latina creci¨® un 4,2% anual y si bien actualmente ha disminuido su ritmo (1,1% para este a?o), el ?ndice de Desarrollo Humano en t¨¦rminos generales ha mejorado sustantivamente. Fueron a?os de favorables vientos, en que la demanda china precipit¨® espectaculares valores de minerales y productos agr¨ªcolas. Bajaron las tasas de pobreza y creci¨® la clase media, pero parad¨®jicamente nos encontramos con un aumento de la delincuencia, que aparece como primera preocupaci¨®n en casi todos los pa¨ªses. (Informe Regional, PNUD, 2014).
Se estima que la clase media ha crecido de un 21% de la poblaci¨®n en el a?o 2000 a un 34% en 2012. Son 82 millones de personas. En el otro extremo, la pobreza cay¨® de un 41,7% a un 25,4%, o sea, 56 millones menos. Sin embargo, entre esos extremos nos encontramos con una nueva situaci¨®n que hoy se eval¨²a y que es lo que se ha llamado ¡°poblaci¨®n vulnerable¡±. Es aquella que ha rebasado estad¨ªsticamente el nivel de ingresos de pobreza (menos de 10 d¨®lares diarios) pero que no posee capacidad para autosustentarse, normalmente recibe un subsidio del Estado y cualquier tropiezo de la vida personal le retrotrae a la situaci¨®n anterior.
El desempleo ha bajado. La expectativa de vida de los 512 millones de habitantes de la regi¨®n est¨¢ en 74 a?os y sigue creciendo, con algunos pa¨ªses que han superado los 80. Si pensamos que en 1950 el promedio era de 55 a?os, para los 161 millones que viv¨ªan entonces, es indudable que objetivamente la regi¨®n ha seguido mejorando.
?C¨®mo se explica entonces que la tasa de homicidios haya crecido el 11%, cuando en el resto del mundo est¨¢ m¨¢s o menos igual? ?C¨®mo es posible que la seguridad ciudadana sea hoy el mayor reclamo de unas sociedades que vienen apuntando hacia otros escenarios superiores, pero que sufren estas fronteras de retroceso?
La pregunta nos lleva a que el desarrollo no se ha acompasado a la expansi¨®n material. Bien se sabe que crecimiento no es necesariamente desarrollo, aunque sea condici¨®n necesaria de ¨¦l. Y esto es lo que se experimenta aun en los pa¨ªses con mayor expansi¨®n.
?En qu¨¦ debemos pensar para explicar esta parad¨®jica contradicci¨®n, que hiere el concepto mismo de una democracia que, pese a sus altibajos, ha dejado atr¨¢s los tiempos de militarismo y golpes de Estado?
En la educaci¨®n se advierten claramente los rezagos que el crecimiento no ha podido superar
La familia, en primer lugar, se ha debilitado sustantivamente. Los hogares monoparentales se han duplicado en los ¨²ltimos 30 a?os y los que tienen una mujer como cabeza son el 26% en Argentina, en Chile el 21% y en M¨¦xico, un 20%. Los adolescentes que ni siquiera saben qui¨¦n es el padre terminan siendo carne de ca?¨®n del vicio o el crimen organizado. El consumo de alcohol o drogas es otro fen¨®meno en expansi¨®n. Se ha investigado si antes de cometer un delito sus autores hab¨ªan consumido alcohol, alguna otra droga o la combinaci¨®n de varias de ellas, que es lo m¨¢s habitual. El resultado es afirmativo para el 49% en Chile, el 38% en Brasil y el 36% en M¨¦xico. Naturalmente, estas adicciones generan, adem¨¢s, el tr¨¢fico il¨ªcito que corroe las estructuras urbanas, con ¨¢reas de alt¨ªsimo riesgo personal.
Por cierto, no es despreciable la debilidad institucional que en muchos pa¨ªses es evidente, por insuficiencias policiales y judiciales. M¨¦xico, que ha evolucionado en tantos aspectos de su desarrollo, como la industria por ejemplo, ha exhibido ¡ªen su regi¨®n m¨¢s pobre¡ª episodios de criminalidad con una crueldad insuperable. All¨ª, en Guerrero, han quedado expuestas todas las lacras sociales, incluida la corrupci¨®n pol¨ªtica que en este caso afect¨® al tradicional partido de izquierda, al que renunci¨® su fundador, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas.
En la m¨¢s hist¨®rica herramienta de progreso social, la educaci¨®n, cuya importancia se ha hecho m¨¢s acuciante en esta desafiante sociedad del conocimiento, se advierten claramente los rezagos que el crecimiento no ha podido superar. El hecho es que si bien los a?os de escolaridad han aumentado y la matr¨ªcula de la educaci¨®n primaria cubre pr¨¢cticamente el total de su generaci¨®n, la ense?anza media no logra acomodarse a los tiempos. El 51% no la termina y el sistema de evaluaci¨®n PISA desnuda sus carencias. Esas pruebas, que miden el nivel en matem¨¢tica, la lengua propia y los conceptos b¨¢sicos de ciencia, en los adolescentes de 15 a?os, nos dicen que de 67 pa¨ªses evaluados, los ocho latinoamericanos est¨¢n entre el 53 (Chile) y el 67 (Per¨²). Los siete primeros son asi¨¢ticos, lo que una vez m¨¢s nos dice que, detr¨¢s de los ¨¦xitos, no hay milagros sino esfuerzo inteligente.
Luego de a?os de bonanza en el comercio exterior, los tiempos que corren han cambiado la ecuaci¨®n. La ca¨ªda de los precios de las materias primas y la crisis del petr¨®leo impactan de manera variada a los pa¨ªses. A algunos, dram¨¢ticamente, como la desvencijada Venezuela; a otros, menos, como los exportadores de alimentos, pero en todo caso se terminaron los precios rutilantes. No se avizora una crisis, pero s¨ª tiempos en que se requerir¨¢ rigor y administraci¨®n. Al tiempo que las contradicciones que apuntamos obligan a mirar en profundidad esas tendencias que no son coyuntura, sino el coraz¨®n de su estructura social.
Julio Mar¨ªa Sanguinetti es abogado y periodista, y fue presidente de Uruguay (1985-1990 y 1994-2000).
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