?Por qu¨¦ nuestros abuelos ten¨ªan menos riesgo de ser obesos?
Las personas nacidas antes de 1942 parecen inmunes al "gen de la gordura", mientras sus efectos se doblan en generaciones posteriores
Mientras las sociedades occidentales se hacen cada vez m¨¢s obesas, cabe preguntarse si cualquier tiempo pasado fue mejor. ?Anta?o la gente era m¨¢s delgada? ?Tienen nuestros abuelos o padres el mismo riesgo que nosotros de ser gordos? Responder a estas preguntas no es f¨¢cil. Muy pocos pa¨ªses acumulan datos suficientes como para observar en acci¨®n, durante varias generaciones, a los dos determinantes de la obesidad: factores externos como la dieta o el ejercicio f¨ªsico, por un lado, y la gen¨¦tica, por otro. Ahora, gracias al seguimiento m¨¦dico de miles de personas durante casi 40 a?os, un equipo de EE UU ha determinado que hay un tercer factor esencial en la obesidad: el a?o de nacimiento.
El trabajo intenta explicar el espectacular aumento de la obesidad en las ¨²ltimas d¨¦cadas en EE UU, donde este problema se ha cuadruplicado en generaciones j¨®venes. Espa?a sufre una situaci¨®n similar y aqu¨ª tambi¨¦n se han duplicado las tasas de ni?os y adultos obesos. Los responsables del estudio se centran en el gen FTO, el mayor factor de riesgo gen¨¦tico conocido a la hora de ganar peso. Hasta ahora, varios estudios hab¨ªan demostrado que una variante de este gen le da al portador unos tres kilos m¨¢s de media y un mayor riesgo de acabar siendo obeso. Pero el nuevo estudio muestra que esto solo es verdad en las generaciones m¨¢s recientes y que hay una frontera temporal bien establecida. Las personas nacidas antes de 1942 parecen inmunes a los efectos gen¨¦ticos de la obesidad a pesar de tener el gen de la gordura.
¡°La correlaci¨®n entre la variante gen¨¦tica de obesidad m¨¢s conocida y el ¨ªndice de masa corporal crece a medida que aumenta la fecha de nacimiento¡±, detalla James Niels Rosenquist, m¨¦dico del Hospital General de Massachusetts y coautor del estudio, publicado en PNAS. Esto parece indicar, por primera vez, que la fecha de nacimiento es una variable m¨¢s en la ecuaci¨®n entre gen¨¦tica y entorno cuando se trata de buscar las causas de la obesidad y, quiz¨¢s, de otras enfermedades, a?ade Rosenquist.
Los autores del estudio creen estar ante un caso de manual de c¨®mo el ambiente cambia la expresi¨®n gen¨¦tica, aunque no pueden determinar la causa exacta. S¨ª apuntan al cambio radical que supuso el final de la II Guerra Mundial. ¡°Sabemos que el ambiente juega un papel enorme en la expresi¨®n de los genes y el hecho de que el efecto que hemos visto se d¨¦ incluso entre hermanos nacidos en a?os diferentes implica que factores ambientales globales como el cambio en los productos alimentarios y el volumen de actividad en el trabajo influyen en las variantes gen¨¦ticas¡±, a?ade Rosenquist.
El factor gen¨¦tico se duplica
Hasta ahora, los estudios sobre la combinaci¨®n entre gen¨¦tica y ambiente para producir obesidad hab¨ªan analizado grupos de pacientes de edades similares. Este trabajo se basa en el seguimiento de m¨¢s de 5.000 personas de entre 27 y 63 a?os durante un periodo entre 1971 hasta 2008. Los datos son parte del estudio Framingham, que lleva el nombre de la localidad estadounidense en la que arranc¨® en 1948 para estudiar la salud cardiovascular de miles de personas. El trabajo muestra que la asociaci¨®n entre el gen de la gordura y un mayor ¨ªndice de masa corporal era inexistente entre las personas que hab¨ªan nacido antes de 1942. Sin embargo, en las generaciones posteriores esa correlaci¨®n entre gen¨¦tica y obesidad no solo ha aumentado de forma progresiva, sino que resulta ser el doble de intensa de lo que mostraban estudios anteriores.
Tambi¨¦n en Espa?a
Cada vez hay m¨¢s pruebas de que factores externos como la dieta o el ejercicio pueden modelar la actividad gen¨¦tica. Los ejemplos paradigm¨¢ticos son gemelos que, teniendo exactamente el mismo genoma, son muy diferentes, pudiendo ser uno obeso o diab¨¦tico y el otro no. El mecanismo que lo explica se conoce como epigen¨¦tica, cambios qu¨ªmicos que activan o desactivan los genes como un pianista pulsa unas teclas del piano y otras no y que pueden contribuir a provocar enfermedades como el c¨¢ncer. Probablemente otro efecto epigen¨¦tico est¨¦ detr¨¢s del aumento de peso registrado ahora entre miles de personas de varias generaciones.
Expertos ajenos al estudio resaltan su importancia. ¡°Es una aproximaci¨®n muy interesante¡±, opina Jos¨¦ Luis G¨®mez-Sk¨¢rmeta, un investigador del Centro Andaluz de Biolog¨ªa del Desarrollo que este a?o describi¨® c¨®mo el gen FTO causa obesidad actuando sobre otro gen que controla el apetito. Los efectos de este factor gen¨¦tico, dice, ¡°se han validado en muchas poblaciones, por lo que probablemente el mismo mecanismo est¨¦ operando en todos los pa¨ªses que, como Espa?a, registran niveles de obesidad crecientes¡±, resalta.
El equipo de Dolores Corella, una investigadora de la Universidad de Valencia experta en condicionantes gen¨¦ticos de la obesidad, ha estudiado la misma variante gen¨¦tica en poblaciones de Espa?a y su correlaci¨®n con otros factores. El consumo de grasas saturadas es determinante para que esta variante gen¨¦tica empiece a hacer efecto, dice, pero tambi¨¦n hay otros factores. "En poblaci¨®n general de Valencia hemos visto que el nivel de estudios contrarresta el efecto del alelo A, de manera que los portadores del alelo de riesgo de obesidad solo tienen mayor ¨ªndice de masa corporal que los dem¨¢s cuando su nivel de estudios no es universitario", resalta. Es curioso, dice, porque ese efecto solo se observa en las generaciones j¨®venes y no en personas nacidas durante y despu¨¦s de la Guerra Civil. "Pensamos que quiz¨¢ si pasaron hambre de peque?os se alteraba la regulaci¨®n de FTO, por eso me gustan los resultados de Framingham porque ven efectos similares", resalta. Predimed, el mayor estudio realizado sobre nutrici¨®n en Espa?a, tambi¨¦n mostr¨® "una fuerte regulaci¨®n del gen por el ejercicio f¨ªsico", resalta Corella. Su equipo est¨¢ ahora analizando cambios qu¨ªmicos, epigen¨¦ticos, en este gen. Los resultados a¨²n no se han publicado, pero por el momento s¨ª se han detectado cambios en funci¨®n de la edad y los genes de riesgo.
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