Confiemos en nosotros
Espa?a ve reconocido su papel al sentarse en el Consejo de Seguridad
Espa?a vuelve a sentarse hoy en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta ser¨¢ la quinta vez que, desde 1969, nuestro pa¨ªs asuma la responsabilidad de ocupar uno de los restringidos puestos en el m¨¢ximo ¨®rgano para el mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo. No obstante, en tres ocasiones anteriores (1968, 1980 y 2002), Espa?a era un candidato endosado, es decir, no ten¨ªa que competir con nadie. En 1992, aunque compet¨ªamos con Suecia y Nueva Zelanda, nuestro pa¨ªs atravesaba un momento dulce con una gran proyecci¨®n internacional. De hecho, un a?o despu¨¦s celebramos la Expo de Sevilla, los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona y la capitalidad cultural de Madrid.
Esta vez, la diplomacia espa?ola, a la que tengo el honor de dirigir, ha hecho un generoso esfuerzo para lograr que Espa?a inaugure 2015 desde uno de los epicentros decisorios de la comunidad internacional. Hemos competido con dos fuertes candidatos (Turqu¨ªa y, de nuevo, Nueva Zelanda) en un momento en el que apenas est¨¢bamos saliendo de una dur¨ªsima recesi¨®n econ¨®mica.
El hecho de que Espa?a haya sido elegida pone de manifiesto que nuestro pa¨ªs tiene peso propio en la comunidad internacional y una imagen mucho m¨¢s fuerte fuera que dentro. Perspectiva que nos viene dada, por un lado, por nuestra posici¨®n hist¨®rica, geogr¨¢fica y cultural ¡ªen la encrucijada entre Europa, Am¨¦rica y ?frica, entre el Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico¡ª; y, por otro, por nuestra historia reciente, nuestra transici¨®n a la democracia, que se proyecta en nuestras relaciones exteriores como un activo indiscutible. Adem¨¢s, la proyecci¨®n internacional de nuestras empresas en sectores tecnol¨®gicamente importantes, nuestros creadores, gastr¨®nomos y la imbatible oferta tur¨ªstica, unida a la seguridad ciudadana y a una envidiable sanidad p¨²blica, nos han prestigiado fuera de nuestras fronteras.
Entrar en el Consejo de Seguridad ha sido un reto que ha requerido de una especial estrategia. Para recuperar la confianza de la comunidad internacional fue necesario poner en marcha una pol¨ªtica exterior renovada. Con ese fin, nos hemos dado un marco normativo adaptado a la realidad del siglo XXI, dot¨¢ndonos de una nueva Ley de Acci¨®n y del Servicio Exterior de Espa?a y una nueva Ley de Tratados y otros Acuerdos Internacionales. Elaboramos una amplia e integrada Estrategia de Acci¨®n Exterior, definiendo prioridades y objetivos. Pusimos en marcha el proyecto Marca Espa?a, con el fin de poner en valor nuestro pa¨ªs como el pa¨ªs moderno, competitivo y solvente que es, referente internacional en la defensa de la paz, de los derechos humanos, la cooperaci¨®n al desarrollo y el medio ambiente.
Nuestro pa¨ªs tiene peso propio en la comunidad internacional
Decidimos impulsar nuestra presencia activa y responsable en los asuntos que m¨¢s preocupan a la comunidad internacional. La crisis con Rusia, los efectos del reordenamiento energ¨¦tico mundial, el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo, la aparici¨®n de DAESH, el enfrentamiento civil en Libia, la estabilizaci¨®n del Sahel frente a la amenaza yihadista, la renovaci¨®n de las cumbres iberoamericanas, adem¨¢s del proceso de paz en Colombia, la lucha contra el ¨¦bola o la cuesti¨®n migratoria en el Mediterr¨¢neo. Asuntos en los que Espa?a ha vuelto a estar presente.
Todo lo expuesto nos permite afrontar nuestra presencia en el Consejo de Seguridad m¨¢s fuertes. Ahora bien, logrado este objetivo, hay poco espacio para la autocomplacencia. El reto se mide por las dificultades a las que nos vamos a enfrentar. En los dos pr¨®ximos a?os asistiremos a una refundaci¨®n de la gobernanza mundial. En lo pol¨ªtico, debemos afrontar la reforma del Consejo de Seguridad. En el orden monetario, debemos pasar del actual sistema de flotaci¨®n, que favorece las devaluaciones competitivas, para ir a un orden cuasi fijo en el que las principales monedas (d¨®lar, euro, yen, yuan) van a tener un papel protagonista. En lo comercial, debemos finalizar la ronda de Doha para acabar con las pr¨¢cticas proteccionistas que actualmente dificultan el comercio mundial. Con car¨¢cter general, tendremos que ir avanzando hacia un concepto de desarrollo capaz de combinar eficiencia econ¨®mica, inclusi¨®n social y sostenibilidad medioambiental.
En un orden m¨¢s inmediato, nos encontramos con tres escenarios claros. En primer lugar, estamos ante los dos ¨²ltimos a?os de Obama, con una pol¨ªtica m¨¢s ambiciosa y audaz en lo exterior ¡ªlo acabamos de ver en Cuba, en su indisimulado deseo de cerrar el dossier iran¨ª y de acelerar el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo¡ª. El segundo ser¨¢ el peligro de entrar en una guerra fr¨ªa si no somos capaces de hacer de Rusia un socio estrat¨¦gico en lugar de un adversario. Y el tercero, sin duda, es el fen¨®meno del islamismo radical.
Los dos a?os que hoy iniciamos no estar¨¢n exentos de cr¨ªticas, pol¨¦micas y debates. Pero si queremos inspirar confianza en la comunidad internacional, ser¨¢ prioritario buscar el consenso interno. Siempre he cre¨ªdo que no hay pol¨ªtica exterior sin consenso y, ahora que todos los ojos estar¨¢n puestos en nosotros, debemos ejercer esa responsabilidad.
Dec¨ªa Ortega y Gasset que los espa?oles todav¨ªa tenemos algo que decir en el mundo. Es verdad que Espa?a atraviesa dificultades en el plano interno. Este a?o asistiremos a importantes procesos electorales que determinar¨¢n nuestro futuro a medio y largo plazo. Tambi¨¦n, la sociedad espa?ola viene realizando un profundo sacrificio en estos a?os de crisis y merece que seamos capaces de ofrecer una respuesta contundente en aquellos asuntos, como el desempleo o la corrupci¨®n, que leg¨ªtimamente le inquietan. Pero la presencia de Espa?a en el Consejo de Seguridad debe servirnos para recuperar la confianza en nosotros mismos, en nuestra historia, en nuestra cultura, en nuestros valores, en lo que somos y lo que representamos para el mundo.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo es ministro de Asuntos Exteriores y Cooperaci¨®n.
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