Inocentadas literarias
Sienta de maravilla recordar bromas literarias, porque su eficacia depende de que alguien pise conscientemente el palito de la vanidad
En un d¨ªa consagrado a las inocentadas sienta de maravilla recordar algunas bromas literarias, no solo porque son las m¨¢s inofensivas, sino porque su eficacia depende de que alguien que deber¨ªa cultivar la humildad intelectual pise conscientemente el palito de la vanidad, la impostura y la temeridad.
El argentino C¨¦sar Tiempo public¨® Versos de una¡ (1926) bajo el seud¨®nimo de Clara Beter, supuesta prostituta de origen ruso y lectora de Gorki. La cr¨ªtica rioplatense se lanz¨® en vano a buscar a la poetisa, aunque solo el cr¨ªtico uruguayo Zum Felde ¡°perge?¨®¡± su biograf¨ªa. Cuando C¨¦sar Tiempo reconoci¨® que ¡°el prostituto era yo¡±, muchos lectores no quisieron admitir la invenci¨®n. Zum Felde tampoco.
Borges disfrutaba confundiendo a sus amigos y sobre todo a los cr¨ªticos, fraguando autores imaginarios y libros inexistentes que los incautos buscaban por librer¨ªas y bibliotecas. No obstante, en 1961 Ricardo Gull¨®n public¨® en Insula Un drama in¨¦dito de Unamuno, que comenzaba as¨ª: ¡°Gracias a la fabulosa memoria de Jorge Luis Borges supe de un drama de Unamuno cuya existencia se ocult¨® hasta ahora a los investigadores m¨¢s perspicaces¡±. Gull¨®n aseguraba que una dama argentina enamorada de don Miguel recibi¨® como regalo el manuscrito de aquel drama in¨¦dito que fue le¨ªdo en alta voz en un sal¨®n de Buenos Aires, donde Borges lo habr¨ªa escuchado y memorizado para la posteridad. Por supuesto, Borges jam¨¢s lo neg¨®, colaborando sin querer con aquella broma que cobr¨® vida propia, pues La locura del doctor Montarco empez¨® a ser citado e incluido en los repertorios m¨¢s rigurosos de la bibliograf¨ªa unamuniana.
¡°Hoy es muy complicado colar de matute autores imaginarios¡±, asegura el poeta Felipe Ben¨ªtez Reyes
¡°Hoy es muy complicado colar de matute autores imaginarios¡±, asegura el poeta gaditano Felipe Ben¨ªtez Reyes, cuyo poemario Vidas improbables (1995) despist¨® a m¨¢s de un concejal de Cultura que se interes¨® por el ap¨®crifo poeta de su terru?o rescatado en aquella delirante ¡°antolog¨ªa¡±. Ben¨ªtez Reyes no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de embromar a nadie pues tan solo deseaba hacer ejercicios de estilo, ¡°pero algunas personas leen con tanta frivolidad que son incapaces de discernir entre la realidad y la ficci¨®n¡±, sentencia. Con el mismo ¨¢nimo festivo ¨Caunque en tiempos menos fr¨ªvolos¨C Max Aub public¨® Antolog¨ªa traducida (1963), otra fastuosa galer¨ªa de ap¨®crifos que s¨ª llevaba la broma por bandera, porque all¨ª conviv¨ªan atenienses desterrados con hippies m¨¢s bien llenos de tierra. Aub ten¨ªa debilidad y sobre todo arte para fraguar autores veros¨ªmiles, como lo demostr¨® con la ¡°biograf¨ªa¡± de Jusep Torres Campalans (1958) y sobre todo con las ¡°pinturas¡± del ap¨®crifo fundador del cubismo, expuestas en M¨¦xico (1958) y Nueva York (1962).
M¨¢s notables fueron las invenciones del venezolano Rafael Bol¨ªvar Coronado, quien bajo el seud¨®nimo de Luis Blanco Mea?o perpetr¨® un Parnaso Boliviano. Selecta antolog¨ªa de poemas con ¡°pr¨®logo de Rafael Bol¨ªvar Coronado¡± (1920). Su trola fue tan eficaz que la misma editorial Maucci le encarg¨® un Parnaso Costarricense: selecci¨®n esmerada de los mejores poetas de Costa Rica, con ¡°pr¨®logo de Rafael Bol¨ªvar Coronado¡± (1921). En el colmo de la bilocaci¨®n, gracias a sus m¨¢s de 600 seud¨®nimos, Bol¨ªvar Coronado rese?aba en distintos diarios de Espa?a y Am¨¦rica las diferentes ¡°antolog¨ªas¡± que ¨¦l mismo compon¨ªa.
Las bromas literarias propenden a la desaparici¨®n en esta era de buscadores y enciclopedias virtuales, aunque Jacobo Cortines est¨¢ a punto de revelar la identidad de Eligio Rabanera, ap¨®crifo compilador de El sindicato del crimen. Antolog¨ªa de la po¨¦tica dominante (1994), libro que provoc¨® un profundo malestar en los ambientes de la poes¨ªa andaluza de los noventa. ¡°Todo indica que Rabanera no es otro que Rafael T¨¦llez¡± ¨Cmalicia Cortines¨C ¡°oculto en Ca?ada Rosal desde que peg¨® un pelotazo en la Bolsa¡±.
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