Presos

Normalmente, s¨®lo un gobierno muy seguro de s¨ª mismo es capaz de rectificar sus decisiones. Creo que no es el caso del actual Gobierno de Mariano Rajoy, pero es cierto que ha tomado alguna decisi¨®n importante. Me refiero al ¨¢mbito de la administraci¨®n de Justicia. Rafael Catal¨¢, el nuevo ministro, que se ha caracterizado hasta el momento por mantener una postura de discreci¨®n sobre su ¨¢mbito de competencia, ha anunciado dos cuestiones que a m¨ª me parecen elogiables sin duda.

La primera, es sobre las tasas judiciales, que dej¨® Gallard¨®n preparadas para que la justicia fuera un coto de gente con posibles. Catal¨¢ ha dicho que no quiere que la justicia sea eso, lo que quiere decir que piensa que Gallard¨®n hizo una reforma injusta.

La segunda se refiere a las condenas a miembros de piquetes sindicales por su acci¨®n coactiva. Catal¨¢ ha puesto en marcha ya los mecanismos para reducir penas a una actividad que no ten¨ªa la gravedad que Gallard¨®n (otra vez ¨¦l) le dio. O sea, que tirar pintura a una piscina no requer¨ªa tres a?os de c¨¢rcel.

La verdad es que este Catal¨¢ parece una persona sensata, se est¨¦ o no de acuerdo con ¨¦l en otras cosas. La vida social y pol¨ªtica en Espa?a va a ser m¨¢s aceptable con alguien como ¨¦l en el ministerio. Pero queda por resolver alguna cuesti¨®n que nos asegure que esas decisiones de gobierno son coherentes. Porque el ministro del Interior, el infatigable buscador de tramas anarquistas, sindicalistas dinamiteros y rencorosos pobres deseosos de acabar con la justicia democr¨¢tica, contin¨²a con su acci¨®n.

Si Rajoy da luz verde a Catal¨¢ para aplicar los asuntos que ha puesto sobre la mesa, tiene que cesar a Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz con car¨¢cter inmediato.

Uno llenando calabozos y otro vaci¨¢ndolo de sindicalistas rabiosos.