Lejos del digital ruido
El artista estadounidense Nathan Peter expone su muestra 'Tiffany' en la Galer¨ªa Traves¨ªa Cuatro de Madrid
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Si nos fi¨¢semos de los augurios de los analistas de tendencias, Nathan Peter (Minneapolis, 1978), como buen artista treinta?ero, deber¨ªa estar haciendo obras basadas en Internet, la relativizaci¨®n de la vanguardia, la cultura pop, los memes y Kim Kardashian. Deber¨ªa estar produciendo ante su ordenador, encargando la ejecuci¨®n de sus piezas a sofisticados talleres de impresi¨®n digital y promocionando cada una de sus creaciones en redes sociales. Y, sin embargo, al entrar en Tiffany, su ¨²ltima exposici¨®n individual en la Galer¨ªa Traves¨ªa Cuatro (Madrid), el espectador se encuentra con obras elaboradas en cera, esmalte, papel de plata, tejidos y ¨®leo. Ni rastro de p¨ªxeles.
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?Un gesto de rebeld¨ªa? ¡°No soy tan estrat¨¦gico¡±, responde Peter. ¡°Tiene m¨¢s que ver con continuar una tradici¨®n a la que me adher¨ª desde el principio¡±. Las obras de Nathan Peter son objetos tangibles, pero carecen de la iron¨ªa para multimillonarios de Koons. Sugieren algo m¨¢s sutil, m¨¢s introvertido: una dosis de tangibilidad en tiempos vol¨¢tiles. ¡°Cualquiera que se d¨¦ una vuelta por una feria de arte contempor¨¢neo puede comprobar que este mundo est¨¢ literalmente saturado de objetos muy agresivos¡±, explica. ¡°Personalmente, prefiero centrarme en c¨®mo evocar un clima de intimidad para sustituir la observaci¨®n pasiva por el movimiento y generar una curiosidad que te haga pegarte a la obra, rodearla y, si nadie mira, tocarla¡±.
Porque ese es un t¨¦rmino, el de lo t¨¢ctil. Muy apropiado para su obra y tambi¨¦n para su forma de trabajo. ¡°Paso m¨¢s tiempo tocando el lienzo con la mano que con el pincel. Me considero una especie de artesano por mi aproximaci¨®n inicial a los materiales y mi b¨²squeda de la forma deseada¡±. As¨ª lo demuestran sus obras m¨¢s recientes: lienzos deshechos, pinturas superpuestas o unidas con correas, cuadros que se deshilachan y terminan reflejando al espectador. Hay muchas columnas, pero no est¨¢n hechas de material s¨®lido, sino de lienzos estirados, en tensi¨®n, que mantienen su volumen y su ligereza en el aire. De hecho, el t¨ªtulo de esta exposici¨®n, Tiffany, surgi¨® a ra¨ªz de contemplar en el Met una columna producida por la c¨¦lebre joyer¨ªa. ¡°Me sugiri¨® la imagen de un lienzo enrollado, y fue el detonante de todo lo dem¨¢s, porque las columnas son un s¨ªmbolo arquet¨ªpico de la estabilidad, pero las m¨ªas son suaves y flexibles, y su forma no es el resultado de la masa, sino de la tensi¨®n¡±, explica. ¡°El lienzo se tensa y los jirones de tela subrayan la fragilidad de la estructura; puedes pasar entre ellas, pero tambi¨¦n puedes ver a trav¨¦s de ellas¡±.
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Hay algo de ef¨ªmero en estas obras que siempre parecen a punto de desaparecer. De hecho, hubo un tiempo en que as¨ª suced¨ªa. ¡°Hace doce a?os, empec¨¦ a crear pinturas con cinta adhesiva¡±, relata. ¡°Eran obras temporales que, a veces, se deterioraban en menos tiempo del que hab¨ªa tardado en hacerlas, as¨ª que aquello era casi una performance continua y rutinaria¡±. Hoy, sus pinturas siguen coqueteando con el paso del tiempo, pero su lenguaje es m¨¢s refinado y m¨¢s firme. Hay mucho de asc¨¦tico y de solitario en el trabajo de un artista que, pese a su lenguaje abstracto y a su rechazo de la figuraci¨®n expl¨ªcita y la tecnolog¨ªa, se siente m¨¢s c¨®modo hablando de bodegones del siglo XVII (algunas de sus obras m¨¢s famosas est¨¢n creadas a partir de pinturas barrocas) que de las vanguardias hist¨®ricas o el Minimalismo de los a?os 60. Desde 2007, Peter ha expuesto su trabajo en Alemania, Dinamarca, Suiza, Espa?a, Estados Unidos o Francia y ha atra¨ªdo la atenci¨®n de publicaciones como Frieze. Sin embargo, su perfil no es el de un revolucionario, sino el de un artesano enormemente inteligente que presta tanta atenci¨®n a delimitar sus ideas como a trabajar la cera antes de que se endurezca.
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Por ello, aunque vivi¨® en Londres, la actividad art¨ªstica de las galer¨ªas de Chelsea o Hackney no le trajo la productividad deseada. ¡°Yo era muy joven y desconocido, y trataba de hacer obras que exig¨ªan un trabajo f¨ªsico enormemente intensivo¡±, cuenta. ¡°Sin embargo, nunca consegu¨ªa terminar nada por la cantidad de horas que ten¨ªa que pasar trabajando fuera del estudio para sobrevivir¡±. Desde luego, la hiperactividad urbana de Londres, sus alquileres y el arte que por aquel entonces triunfaba all¨ª ¨C¡°arte directo, de titulares¡±, explica, y es inevitable pensar en Damien Hirst o los hermanos Chapman, que en aquellos a?os llenaban p¨¢ginas a golpe de ocurrencia¨C no ten¨ªa nada que ver con los intensos procesos que el americano se propon¨ªa.
Desde hace siete a?os, Berl¨ªn se ha convertido en su sede estable. ¡°La principal riqueza de Berl¨ªn es el tiempo para pensar, para trabajar, para divagar¡±, explica. Es en ese clima de calma, de concentraci¨®n ante la obra y de intensa labor manual donde se entiende su trabajo, de lenta sedimentaci¨®n intelectual. Sus obras m¨¢s recientes son plenamente contempor¨¢neas y, sin embargo, no son del todo aptas para las tenues iluminaciones de Instagram. Exigen una actitud distinta: la de enfrentarse a ellas sin interfaces digitales y con la ¨²nica ayuda del espacio y los sentidos. Pi¨¦nselo: en 2015, esa podr¨ªa ser una buena definici¨®n del lujo.
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