El placer (pospuesto) de leer
Una encuesta del CIS muestra que el 35% de los espa?oles no lee nunca o casi nunca
Jos¨¦ Saramago dijo que leer es bueno para la salud. Espa?a es, por tanto, un pa¨ªs enfermo, y adem¨¢s a conciencia. Fij¨¦monos en la enfermedad del presidente del Gobierno, por ejemplo: preguntado en periodo electoral sobre sus lecturas, declar¨® que le¨ªa un peri¨®dico deportivo. En el Parlamento ya se acab¨® el tiempo en que los l¨ªderes pol¨ªticos hablaban de libros en p¨²blico; las televisiones (las estatales, que se pagan, en todas partes de este pa¨ªs, con dinero p¨²blico) dan el espacio menos destacado posible a la informaci¨®n sobre libros, como si ¨¦sta le produjera alergia en medio de los estornudos de las tertulias en las que periodistas desma?ados descorren el velo de la actualidad haciendo uso m¨¢s de la garganta que del pensamiento. A ello se une la escasa atenci¨®n que se prodiga a bibliotecas p¨²blicas, a la ense?anza de la lectura (?de la lectura!) en los cursos aleda?os a la universidad, nos encontramos con que ese placer de leer, que tan importante resultar¨ªa para la salud de esta sociedad, es un placer pospuesto incluso desde las altas esferas de este pa¨ªs.
Y cu¨¢l es la consecuencia de este mI? En los medios de comunicaci¨®n que ustedes lean (o tecleen) el d¨ªa de hoy sabr¨¢n sobre los h¨¢bitos de lectura de los espa?oles, incluidos en el bar¨®metro que hace el Centro de Investigaci¨®n Sociol¨®gica (CIS), y tendr¨¢n el diagn¨®stico: el 35% de los espa?oles no lee ¡°nunca o casi nunca¡± o nunca jam¨¢s; el 65% lee al menos ¡°alguna vez al trimestre¡± y el 29% lo hace ¡°todos o casi todos los d¨ªas¡±. La cosecha no es extra?a.
El mal no es de hoy ni de anteayer, pues ya se sabe que, tras el interregno republicano, en el que la educaci¨®n literaria form¨® parte de las principales obligaciones c¨ªvicas, Espa?a regres¨® a un periodo tenebroso en el que la escuela p¨²blica obedeci¨® m¨¢s al crucifijo que a la reflexi¨®n, y en el que el consejo de los mayores, cl¨¦rigos o no, era que leer nublaba la vista y a veces entorpec¨ªa el entendimiento... de la verdad.
La democracia no ha sido capaz de resolver esa tiniebla y ahora sabemos, una vez m¨¢s, que el porcentaje de libros al a?o es de 8,6; la misma estad¨ªstica informa que en Finlandia son 47 libros los que lee cada habitante por a?o. All¨ª est¨¢n m¨¢s sanos. De acuerdo con la predicci¨®n de Saramago, Espa?a cuida muy poco de su salud.
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