Horror en el coraz¨®n de Europa
Es realmente triste que en pleno siglo XXI haya ataques a la libertad como el de Charlie Hebdo. Es indiferente qui¨¦n lo ejecute (como si hubiese sido al rev¨¦s, un ataque a una revista musulmana), lo triste es que sea por motivos religiosos. Esto no hace m¨¢s que demostrar la alienaci¨®n a la que est¨¢ sometida el ser humano, al mermado esp¨ªritu cr¨ªtico de las personas, que nos exterminamos entre nosotros por cuestiones nimias. A¨²n m¨¢s triste son los ataques ¡°respuesta¡± que se han dado contra centros religiosos musulmanes. Es igual de miserable, inhumano e ignorante. La libertad es igual para todos.
Hoy el minuto de silencio no es solo por Charlie Hebdo, ni por los centros musulmanes atacados, ni por las guerras religiosas. Es un minuto de silencio por la libertad y por la muerte del esp¨ªritu cr¨ªtico de las personas a manos de los Gobiernos interesados, adem¨¢s de por el colectivo humano, cada vez menos solidario. Un minuto de silencio por nuestra especie, por nuestro homo que cada vez es menos sapiens.¡ª Eila Rodr¨ªguez Filgueiras. Vedra, A Coru?a.
Ante el atentado de Par¨ªs me inund¨® una sensaci¨®n de derrota, de opresi¨®n. Estuve todo el d¨ªa consternado por los sucesos que estaban ocurriendo en Francia. Este estado de preocupaci¨®n me achic¨®, enmudec¨ª delante del mundo. Tuve miedo de transitar las grandes ciudades, de pasear por la libertad, esa cosa ahora tan apuntada por el islamismo radical. Pero todo cambi¨® gracias a lo que hemos conseguido con tantos a?os de lucha; pude ver a la gente agolparse delante del consulado franc¨¦s de Barcelona gritar, alzarse, exponer sus derechos. Pude ver a los diarios criticando, defendiendo y exponiendo no solo la libertad de prensa, sino un sentimiento de identificaci¨®n y unidad con el semanario sat¨ªrico contra el que se ha atentado en Par¨ªs. Pude irme a la cama con el sentimiento de que no nos quitar¨¢n lo ¨²nico que realmente tenemos, la libertad de expresi¨®n.
Seguir¨¦ escribiendo en las redes. Seguir¨¦ enviando mi opini¨®n a los peri¨®dicos. Seguir¨¦ hablando en voz alta sobre lo que realmente creo. Lo expresar¨¦ siempre, pase lo que pase, por todos aquellos que han muerto por hacerlo. Y si alg¨²n d¨ªa se atenta contra mi persona, todas las palabras que han salido de m¨ª quedar¨¢n inmortalizadas en el universo verbal de los hechos, un sitio que reflejar¨¢ una victoria de Occidente que nunca nos ser¨¢ arrebatada: la libertad.¡ª David P¨¤mies Manrique. Barcelona.
Francia no ha podido a¨²n despertar de su pesadilla, y EH-Bildu decide oponerse a la posibilidad de emitir un comunicado institucional condenando el atentado de Par¨ªs. La raz¨®n se deja leer entre l¨ªneas al presentar este mismo grupo pol¨ªtico su propia condena en el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n, eliminando cualquier referencia a los largos a?os de terrorismo pol¨ªtico de ETA. Terrorismo pol¨ªtico, que no se aleja del terrorismo en Par¨ªs: violencia hacia aquellos que se cruzan en el camino de su voluntad, comportamientos primitivos, representativos de personas que han perdido el rumbo respecto a lo que supone vivir en democracia y tener unos derechos fundamentales que puedan organizar una sociedad donde reine la diversidad.
Un insulto el no apoyar esta condena. Conlleva no saber lo que es un representante pol¨ªtico, ni admitir que cuando se mata, se mata. Es de esperar que regiones que han tenido que soportar un grupo de fan¨¢ticos terroristas se basen en esta experiencia para hacer una condena. Porque el deber de memoria es un deber que tenemos todos y quienes lo deben reactivar son las instituciones. S¨¦ que no se les caer¨¢ la cara de verg¨¹enza a los integrantes de este grupo pol¨ªtico, ya nos tocar¨¢ ser la verg¨¹enza de Europa a los ciudadanos. Se habla de independentismo integrado en el marco europeo, cuando se aproximen a los valores democr¨¢ticos de las grandes naciones europeas tendr¨¢n un poco m¨¢s de legitimidad.
S¨ª a la libertad de expresi¨®n, s¨ª a la libertad de prensa, no al terror pol¨ªtico, no al terror religioso, no a la verg¨¹enza ajena pol¨ªtica. #NoussommesCharlie.¡ª Lur Fern¨¢ndez Salinas. Bilbao.
Frente a la tentaci¨®n de reducir con urgencia las libertades individuales tras la masacre del Charlie Hebdo, el an¨¢lisis de la gesti¨®n del inmediato ¡°pos 11-S¡± en el pa¨ªs lim¨ªtrofe de Estados Unidos, y concretamente en la provincia de Quebec, aporta elementos de inter¨¦s:
Inmediatamente despu¨¦s de los ataques terroristas, y paralelamente a la expresi¨®n de la simpat¨ªa y empat¨ªa, se pusieron en marcha medidas de protecci¨®n; entre ellas, la atenci¨®n a las escuelas musulmanas, para prevenir ¡ªa pesar de que la sociedad quebequense es muy abierta a la alteridad¡ª posibles reacciones islam¨®fobas. Despu¨¦s, en una perspectiva informativa y pedag¨®gica, se desarrollaron v¨ªas, particularmente en medios de comunicaci¨®n, para evitar la confusi¨®n entre islam y terrorismo fundamentalista. Profesores universitarios aportaron una contribuci¨®n muy importante sobre estos temas. Adem¨¢s, ante la aparici¨®n de ¡°falsas alarmas¡± (que, como hemos observado en Espa?a, surgen casi siempre despu¨¦s de una acci¨®n terrorista grave) se actu¨® con serenidad y prudencia. Y, por ¨²ltimo, en el aeropuerto de Montreal, ante las nuevas medidas de seguridad, las autoridades expusieron las razones excus¨¢ndose de las molestias y de la preocupaci¨®n que suscitan.
Una vez m¨¢s, el equilibrio entre respeto y vigilancia y la preocupaci¨®n por informar y educar constituyen medios constructivos ante el ataque a la vida y a la libertad inherente a un crimen terrorista como el que hemos vivido estos d¨ªas.¡ª Carmen Mata Barreiro. Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.