?M¨¦s que un club?
En medio de una crisis, el Barcelona juega hoy un partido decisivo
El Bar?a juega esta noche con uno de sus rivales decisivos en la Liga, el Atl¨¦tico de Madrid. Es un partido precedido ahora de un ruido enorme, la crisis del club al que sus seguidores siempre consideraron, como dijo, entre otros, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, mucho m¨¢s que un equipo de f¨²tbol... Como es, en efecto, m¨¦s que un club, lo que le sucede al equipo fuera del terreno de juego tiene una enorme repercusi¨®n social, en Catalu?a y fuera de all¨ª: en todo el mundo. La crisis actual, que es la en¨¦sima que vive el Bar?a en su historia m¨¢s que centenaria, ha puesto de manifiesto la sucesi¨®n de tejemanejes oscuros que sus oficinas (las de N¨²?ez, las de Laporta, las de Rosell, las de Bartomeu...) han dejado pudrirse hasta la kafkiana situaci¨®n de hoy. La ¨²ltima zozobra de la ¨²ltima directiva (que adem¨¢s se ha visto abocada a convocar elecciones, presa del p¨¢nico) tiene que ver con lo m¨¢s sagrado de la historia azulgrana: la Mas¨ªa y su capacidad para dotar de jugadores j¨®venes, hechos a la medida de la tradici¨®n del Bar?a, al primer equipo. Los fallos en la contrataci¨®n de menores, en un club como el Bar?a, pone de manifiesto la estupidez organizativa hasta extremos que llenan de verg¨¹enza a sus seguidores y ponen en riesgo absoluto a sus dirigentes.
Por ello sali¨® expulsado Andoni Zubizarreta, responsable de la contrataci¨®n de la plantilla como director t¨¦cnico, as¨ª como la despedida de Carles Puyol, acaso el m¨¢s emblem¨¢tico de los futbolistas azulgrana de las ¨²ltimas d¨¦cadas, con Xavi, Messi e Iniesta, y Pep Guardiola, naturalmente. Este ritmo abrumador de desastres que concluyeron, simb¨®licamente, con el enfrentamiento de Luis Enrique, el entrenador, con el m¨¢s importante de sus jugadores, Lionel Messi, que tiene su ra¨ªz en esas circunstancias. Lo ha agravado el juego del equipo, que protagoniz¨® en San Sebasti¨¢n un fiasco colosal.
Seguramente, esta semana triste del Barcelona hubiera sido otra si esa derrota en el campo donostiarra no hubiera sido tan vergonzosa para un equipo de tantos quilates, pero las circunstancias que rebajan la importancia del Bar?a, ahora menos que un club bien organizado, no las aten¨²a ni una posible victoria hoy ante el pujante Atl¨¦tico de Madrid.
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