Econom¨ªa real

Una buena amiga pone hoy fin a su etapa como emprendedora. Cierra su tienda de complementos y art¨ªculos de bisuter¨ªa. La abri¨® con la crisis y la misma crisis le obliga a echar la persiana. Sencillamente, el negocio no da lo suficiente como para que merezca la pena el esfuerzo diario. Y como el de mi amiga, muchos otros peque?os comercios y establecimientos est¨¢n pasando por el mismo trance en nuestros pueblos y ciudades. Una debacle que, por desgracia, se ver¨¢ agravada por el fin de las conocidas como ¡°rentas antiguas¡±, que va a suponer el ¡°tiro de gracia¡± para muchos peque?os negocios. Y que solo favorece, siempre y cuando se mantenga la demanda de locales, al colectivo de rentistas, en su mayor¨ªa improductivo y fiscalmente opaco. Por todo ello, suenan a sarcasmo, a burla al ciudadano, los datos y estad¨ªsticas macroecon¨®micas que nos intenta vender el Gobierno del PP, m¨¢s ahora en ¨¦poca preelectoral, para hacernos creer que la crisis es cosa del pasado. Tambi¨¦n desconf¨ªo de algunas supuestas cifras y pruebas de consumo interno con las que algunos quieren respaldar las buenas previsiones gubernamentales. Me refiero, por ejemplo, a la afluencia navide?a a la estaci¨®n de esqu¨ª de Baqueira Beret que, seg¨²n leo, bati¨® el r¨¦cord de usuarios, 20.000, el pasado d¨ªa 2 de enero. Para m¨ª no es un par¨¢metro comparativo que merezca ser tenido mucho en cuenta. Como tampoco lo es el del aumento en la venta de autom¨®viles de alta gama. La econom¨ªa real, la de mi amiga y la de los que perdieron su trabajo y a¨²n no lo han recuperado, no desciende por el Valle de Ar¨¢n ni viaja en Porches Cayenne. V¨ªctor Gardeazabal D¨ªez. .