El equilibrio de la biolog¨ªa en los tres primeros a?os
Lo esencial del desarrollo desde el punto de vista biol¨®gico ocurre en el ¨²tero, pero quedan muchas cosas que pulir. Estos son los procesos qu¨ªmicos y f¨ªsicos que vive un beb¨¦
Lo esencial de la biolog¨ªa del desarrollo, en el sentido que los cient¨ªficos dan a esa expresi¨®n, ocurre oculto a nuestros ojos ¡ªen el interior del ¨²tero¡ª y es una faena pr¨¢cticamente acabada cuando nace el beb¨¦. Esos son los mecanismos que ordenan la proliferaci¨®n celular y van distribuyendo cada sector del embri¨®n en zonas especializadas que despu¨¦s construir¨¢n el h¨ªgado, por ejemplo, o el cerebro y la piel, los m¨²sculos y los vasos sangu¨ªneos, en una coreograf¨ªa meticulosa pero pl¨¢stica y flexible que, en buena parte, compartimos con el resto de los mam¨ªferos, y en cierta medida con todos los dem¨¢s animales. Pero los detalles que a¨²n quedan por pulir tras el nacimiento son, naturalmente, de una extraordinaria importancia en una especie como la humana, cuyos beb¨¦s est¨¢n por completo inv¨¢lidos para subsistir por s¨ª mismos.
La velocidad de crecimiento, en realidad, disminuye a partir del nacimiento, y no volver¨¢ a aumentar hasta el famoso tir¨®n de la adolescencia, all¨¢ por los 13 o 15 a?os. Contra lo que parece dictar la intuici¨®n, el beb¨¦ crece cada vez menos durante los primeros tres a?os de vida.
Un bajo peso al nacer suele compensarse con un crecimiento mayor que la media durante el primer a?o de vida. Esto es solo un ejemplo de un fen¨®meno esencial del desarrollo que se llama regulaci¨®n, por el que las asimetr¨ªas y alteraciones que introduce el entorno son percibidas por los campos celulares y corregidas mediante la compensaci¨®n de crecimiento en la zona alterada.
Estos fen¨®menos de regulaci¨®n explican que no exista una correlaci¨®n entre el tama?o del beb¨¦ al nacer y el que acabar¨¢ alcanzando de adulto. Sin embargo, la talla del ni?o a los dos a?os s¨ª que suele ser un buen indicador del futuro tama?o del adulto.
La desnutrici¨®n de la madre tiene efectos que pueden durar varias generaciones. Si su hija nace con un tama?o menor del que le corresponder¨ªa por sus genes, cuando a?os despu¨¦s se quede embarazada, y aunque tenga una nutriuci¨®n correcta, su ¨²tero ser¨¢ m¨¢s peque?o del que demandar¨ªa la constituci¨®n gen¨¦tica del nuevo feto, lo que a su vez limitar¨¢ el tama?o de este al nacer. El tama?o del ¨²tero es un factor limitante esencial para la talla del beb¨¦ reci¨¦n nacido, como se ha demostrado en numerosos cruces h¨ªbridos entre razas de animales con distintos tama?os caracter¨ªsticos.
En biolog¨ªa, el crecimiento se asocia a menudo a la proliferaci¨®n celular, pero esto no siempre es as¨ª. La tasa de mitosis, o divisi¨®n celular, es el principal motor del crecimiento durante el desarrollo fetal, pero no despu¨¦s del nacimiento.
La desnutrici¨®n de la madre puede tener efectos que duren varias generaciones
La cantidad de c¨¦lulas nerviosas y musculares, por ejemplo, aumenta muy poco durante los tres primeros a?os de vida. El cerebro y los m¨²sculos crecen en tama?o, naturalmente, pero no a base de proliferaci¨®n celular, sino de aumentar el volumen de cada c¨¦lula. La c¨¦lula del reci¨¦n nacido est¨¢ ocupada sobre todo por el n¨²cleo, y durante los siguientes tres a?os se va llenando de citoplasma, el fluido que rodea al n¨²cleo donde, por otra parte, tiene lugar la mayor parte del metabolismo, la cocina de la c¨¦lula, y tambi¨¦n donde ¡ªen el caso de las c¨¦lulas musculares¡ª se forman las grandes fibras de prote¨ªnas (actina y miosina) que ejecutan f¨ªsicamente la contracci¨®n muscular.
En el caso de las c¨¦lulas nerviosas, es tambi¨¦n el citoplasma (junto a la membrana que lo rodea) el que desarrolla las t¨ªpicas extensiones que ejecutan las funciones neuronales esenciales: las dendritas que captan las se?ales qu¨ªmicas de otras c¨¦lulas, y el ax¨®n que las transmite a las siguientes neuronas en la red. Estos procesos de rellenado del citoplasma son particularmente activos durante los primeros tres a?os de vida, y son ¡ªm¨¢s que la proliferaci¨®n celular¡ª los que explican el crecimiento del ni?o durante ese periodo.
Los humanos tenemos sexo desde la fase fetal, cuando el desarrollo de las g¨®nadas y la subsiguiente emisi¨®n de hormonas sexuales empiezan a distinguir los tejidos seg¨²n su g¨¦nero. Cuando nace, un ni?o suele crecer algo m¨¢s r¨¢pido que una ni?a. A los siete meses, sin embargo, la ni?a alcanza al ni?o en su velocidad de crecimiento, y luego le supera hasta los tres a?os de edad, y un poco m¨¢s all¨¢. Estos adelantamientos alternos por la autov¨ªa del desarrollo contin¨²an luego hasta la adolescencia.
Al nacer, el cerebro ya tiene el 25% del peso que alcanzar¨¢ en la edad adulta, pero su aceleraci¨®n deja enseguida muy atr¨¢s al resto de los ¨®rganos y tejidos, y a los cinco a?os ya ha alcanzado el 90% de su peso final.
Si algo caracteriza a un ni?o peque?o ¡ªhasta el punto de ser unos de sus principales indicadores para nuestra percepci¨®n de su edad¡ª son sus enormes ojos. Los ojos, en cierta forma, pueden considerarse parte del cerebro, y siguen su misma din¨¢mica de crecimiento y desarrollo. El tama?o de las orejas, aunque pueda resultar m¨¢s c¨®mico en ocasiones, sigue tambi¨¦n una din¨¢mica parecida. Y tambi¨¦n la caja que todo lo cubre, el cr¨¢neo, cuyo tama?o va en todo momento ajust¨¢ndose al del cerebro que lleva dentro.
No existe correlaci¨®n entre el tama?o del beb¨¦ al nacer y el que acabar¨¢ alcanzando de adulto, pero su tama?o a los dos a?os suele ser un buen indicador
Este tipo de ajustes acoplados entre unos tejidos y otros es una constante en cualquier sistema biol¨®gico en desarrollo, y sus mecanismos siguen siendo en gran parte desconocidos, para sonrojo de los cient¨ªficos que llevan m¨¢s de un siglo investigando los procesos fundamentales del tama?o y la forma, que en el siglo XIX se llamaban embri¨®logos, en la segunda mitad del XX bi¨®logos del desarrollo y ahora especialistas en evo-devo, por las iniciales inglesas de evoluci¨®n y desarrollo (development). Esta es una de las ciencias m¨¢s activas y fruct¨ªferas de las ¨²ltimas d¨¦cadas, pero pese a sus espectaculares avances no ha logrado morder todav¨ªa los ¨²ltimos fundamentos, los que permitir¨ªan explicarle los mecanismos a un ni?o. La naturaleza es muy celosa preservando sus secretos.
Tambi¨¦n la grasa, que tanto puede llegar a amargar la vida del adulto ¡ªo al menos del adulto sedentario y comil¨®n¡ª, tiene una compleja historia que se remonta a los primeros a?os de edad. La grasa subcut¨¢nea, que ya empez¨® a prosperar en el feto, crece en espesor durante el primer a?o de vida. Y despu¨¦s, como suele resultar aparente, no solo deja de crecer, sino que decrece, una tendencia que solo se revertir¨¢ alrededor de los siete a?os. Tambi¨¦n aqu¨ª hay diferencias entre sexos, porque no solo las ni?as nacen con m¨¢s grasa que los ni?os, sino que pierden menos a partir del a?o de edad.
En la especie humana, la biolog¨ªa es solo el comienzo. Lo m¨¢s importante del desarrollo de un ni?o est¨¢ a¨²n por venir cuando llegan los tres a?os de edad, y tiene mucho que ver con el aprendizaje, la educaci¨®n y la interacci¨®n social, sin la que un ni?o nunca llegar¨ªa a ser una persona. Pero hay que cuidar la biolog¨ªa de las edades m¨¢s tempranas, porque sin ella no podr¨ªamos aprender nada, ni interactuar con nadie. As¨ª es la vida.
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